Siempre se ha dicho que la historia la escriben los vencedores y el caso de Nepociano es un buen ejemplo de esa afirmación. Sucesor de Alfonso II a su muerte, Nepociano fue desplazado del trono por Ramiro I, cuyo nieto Alfonso III es el promotor de las tres crónicas que nos transmiten la historia del Reino de Asturias.

La muerte de Alfonso II en el mes de marzo de 842 desencadenó en el Reino de Asturias un período de enfrentamientos civiles en el que estuvieron inmersas las dos familias o linajes descendientes del rey Pelayo y de Pedro, duque de Cantabria, pero del que sólo conocemos la versión del bando vencedor. Si la sucesión de Alfonso II por Nepociano fue legal, Alfonso III, el inspirador de las crónicas, habría recibido de su abuelo Ramiro I una herencia manchada por la ilegitimidad.

Sin embargo, las crónicas del ciclo de Alfonso III cambian las tornas y acusan de ilegitimidad a Nepociano. La "Sebastianense" cuenta que a la muerte de Alfonso "es elegido para el reino Ramiro, hijo del príncipe Vermudo". Estaba entonces ausente, en la provincia de Vardulia (norte de Castilla), en busca de esposa. Aprovechando su ausencia, "Nepociano, conde de palacio, usurpó ilegítimamente el reino. Y así Ramiro, cuando supo que su primo Alfonso había partido del mundo y que Nepociano se había hecho con el trono, se metió en la ciudad de Lugo, en Galicia, y se hizo con el ejército de toda la provincia. Más, después de un breve espacio de tiempo, hizo irrupción en Asturias. Nepociano le salió al paso junto al puente del río Narcea, tras reunir una tropa de asturianos y vascones. Y abandonado sin tardanza por los suyos, se dio a la fuga y fue apresado por dos condes, a saber, Escipión y Sonna, en el territorio de Primorias (zona de Cangas de Onís). Fue cegado en castigo y encerrado en un monasterio".

La "Rotense" ofrece una versión similar, sin la mención de la colaboración de los vascones, mientras la "Crónica Albeldense", más escueta, contiene unas variantes muy significativas, pues sitúa el acceso al trono de Ramiro con posterioridad a la derrota de Nepociano. "Primero venció a Nepociano junto al puente del Narcea, y así se hizo con el reino", dice la crónica.

Si en las dos versiones de la "Crónica de Alfonso III" se presentaba a Nepociano como un rebelde que se había levantado contra Ramiro I, la "Albeldense", sin dejar de considerarlo "rebelde", introduce el matiz de que Ramiro sólo fue rey tras derrotarle, lo que deja suponer que Nepociano reinó antes que Ramiro.

Esa realidad la confirman varias nóminas de los reyes asturianos y leoneses que se han conservado, fechadas en su mayoría en el siglo X, pero que beben en fuentes más antiguas. En una copiada en el códice "Emilianense", escrito a finales del siglo X, que recoge los reinados desde Pelayo hasta Ramiro II, Nepociano, calificado de "cognatus regis Adefonsi" ("cuñado o pariente del rey Alfonso II"), figura como rey entre Alfonso II y Ramiro I. También aparece con la misma indicación en el códice "Rotense", que incluye la duración de los reinados de cada rey, aunque deja en blanco los años que reinó Nepociano.

Hay otro testimonio epigráfico, no tenido en cuenta por los historiadores que se han ocupado de este período, que avala implícitamente la realidad del reinado de Nepociano. Se trata de una lápida que ahora se conserva en el muro norte del crucero de la catedral de Oviedo, aunque originalmente estuvo en una fortificación levantada por Alfonso III para proteger a la iglesia de San Salvador. Dice así el texto, en la parte que nos importa: "En nombre del Señor Dios y Salvador nuestro, Jesucristo (?), en cuyo honor fue edificado en este lugar de Ovetao (Oviedo) este templo por el entonces piadoso príncipe Alfonso; sucediéndole en el reino, desde su muerte hasta hoy, el cuarto de su estirpe, con similar nombre, el príncipe Alfonso, hijo del rey Hordoño (sic) de santa memoria?".

Si Alfonso III es el cuarto rey en la sucesión de Alfonso II, es porque se incluye en la cuenta a Nepociano, primer rey tras Alfonso II; Ramiro, el segundo, Ordoño, el tercero y Alfonso III, el cuarto. Y es el propio Alfonso III, el inspirador de las crónicas que condenan la memoria de Nepociano, quien mandó colocar esta inscripción hacia el año 872 u 873. En otro documento del cartulario de Santa María del Puerto (Santoña, Cantabria), fechado el 13 de diciembre de 863, se menciona el viaje que un tal Rebelio había hecho a Oviedo a reclamar unos bienes ante el rey don Nepociano, que le dio un mandato por escrito.

Pese a la condena de su memoria por parte de las crónicas del ciclo de Alfonso III, Nepociano sucedió a su "cognatus" Alfonso II en el trono a la muerte de éste. Cuál sea el significado de la palabra latina "cognatus" en ese momento es otra de las incógnitas de su reinado. A partir del siglo XI, "cognatus" designa al cuñado, pero con anterioridad a esa fecha tiene el sentido de "pariente". Pero, ¿qué parentela era la que tenía Nepociano con Alfonso II? Hay que rechazar que fuera cuñado, pues al haber muerto Fruela I en 768, una posible hermana de Alfonso II, mujer de Nepociano, tendría en esas fechas al menos 74 años, y otro tanto o más su marido. Cabe la explicación de que Nepociano perteneciera al tronco familiar de Munia, la princesa vasca madre de Alfonso II. El "Muqtabis" ("Crónica de los emires Al-Hakam I y Abd-al-Rahman II"), escrito por el historiador árabe Ibn Hayyan, menciona a un García hijo de Lope, y de la hermana de Bermudo, tío materno de Alfonso, muerto en una expedición que los árabes emprendieron contra Velasco el Gascón, señor de Pamplona, en 816. Algunos historiadores han identificado erróneamente al Bermudo citado por Ibn Hayyan con Vermudo I, lo que no se corresponde con lo dicho por el cronista árabe. Éste lo presenta como tío materno de Alfonso, luego hermano de Munia, su madre. Nos abre, pues, una parentela alavesa de Alfonso II, que tendría, al menos, un tío llamado Bermudo y otra tía casada con Lope y madre del García muerto en 816. A ese grupo de parientes pudo pertenecer Nepociano, al que Alfonso II habría acogido en su corte ovetense, en la que debió desempeñar el cargo de "conde de palacio", título que le atribuye la "Crónica de Alfonso III". La documentación conservada no permite ir más allá.

Tampoco sabemos cuánto tiempo reinó Nepociano, antes de ser destronado y recluido, tras ser cegado, en un monasterio. No lo especifica ninguna de las "Nóminas" de reyes asturianos y leoneses. La "Crónica Albeldense" cuenta que poco después de la batalla en la que Ramiro derrotó a Nepociano, vinieron a Asturias los primeros normandos (o vikingos). Y se sabe por otros textos cronísticos que éstos aparecieron en España por primera vez el 31 de julio de 844. Según esto, Nepociano habría sido nombrado rey a la muerte de Alfonso II, el 20 de marzo de 842, y ejercido como tal poco más de un año, posiblemente hasta comienzos del verano de 844, cuando resultó vencido por Ramiro junto a un puente del río Narcea.

El ostracismo al que la historia relegó a Nepociano ha hecho que no haya ninguna imagen, ya sea pintada o esculpida, del mismo. Para decorar la balaustrada del palacio de Oriente en Madrid, fueron encargadas las estatuas de 94 reyes, desde el godo Ataúlfo hasta Fernando VI, en cuyo reinado se produjo el encargo. La idea fue del padre Sarmiento y el diseño del conjunto escultórico fue obra de los escultores Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro, y realizado entre los años 1750-1753. Algunas de las esculturas se encuentran ahora en el jardín al lado del palacio y entre ellas la de Ramiro I, a cuyos pies aparece una cabeza que suponemos sea la del derrotado Nepociano.