El Principado descartó ayer la existencia de una plaga de microalgas en las playas asturianas tras analizar tres muestras de agua recogidas en las playas de Salinas y San Juan (Castrillón), que tuvieron que cerrarse al baño el pasado martes tras las denuncias de picores de varios usuarios. La dirección general de Salud Pública no negó que el origen de estas irritaciones, denunciadas también en los arenales de Candás, Frexulfe y Tapia, pueda deberse a estos microorganismos, pero aseguró que las concentraciones de ellos están en los niveles habituales en estas fechas de verano. Salud Pública, en todo caso, aconseja a los bañistas que se den duchas de agua dulce en caso de que sientan molestias en los próximos días.

Los expertos consultados ayer por este diario confirman que la temperatura del agua, 16,5º en Xagó, no es lo suficientemente elevada para propiciar una acumulación anormal de estos microorganismos, fenómeno que suele producirse en aguas que estén entre los 20 y los 22 grados centígrados. La consejería de Medio Ambiente, no obstante, está a la espera de que le lleguen los resultados de los análisis químicos para descartar un hipotético caso de vertido industrial.

Salud Pública realiza controles higiénico-sanitarios de las aguas de las playas asturianas cada quince días, aunque ha anunciado que se intensificarán en los próximas jornadas. En el último, hecho ayer, se confirmó que las aguas de los arenales afectados tienen una buena calidad y están aptas para el baño.

La microalga que se piensa que puede causar la irritación se llama noctiluca scintillans y es un organismo unicelular con presencia habitual en verano. No es planta tóxica pero produce sustancias irritantes que puede generar picores. "Las grandes concentraciones, lo que llamamos bloom, que es una explosión de estos microorganismos, aparecen en periodos de condiciones muy estables, cuando hace mucho calor, no hay agitación de la mar y la temperatura del agua es muy elevada", explica José Manuel Rico Ordás, profesor titular de Ecología de la Universidad de Oviedo y miembro del observatorio marino de Asturias, que cuenta que se trata de microalgas que tienen ciclos de vida muy leves, "de uno o dos días" por lo que su aparición es un "fenómeno episódico". Ordás no quiere vincular todavía este fenómeno al cambio climático, aunque reconoce que si empieza a ocurrir con frecuencia en los próximos años "si podría sugerirse que es un efecto".

Tomás Emilio Díaz, decano de la Facultad de Biología de la Universidad de Oviedo, dice que la temperatura actual de las playas asturianas no permite propiciar estos aluviones de microalgas. Díaz midió esta semana la temperatura del agua de la playa de Xagó y le dio un resultado de 16,5 grados. "Es un valor normal para esta época, insuficiente para que se den estos fenómenos, que suelen ocurrir en aguas por encima de los 20 grados. La temperatura del agua en Asturias sigue fría y no da lugar a la proliferación de masas de estos microorganismos", añade. El decano de Biología sostiene que, si no son estas microalgas las que causan los picores, tiene que ser debido a algo relacionado con materia inorgánica. "Podría ser productos típicos, que tendrían que ver con algún vertido, o bien con material arenoso, que se hayan removido arenas y sea un tipo de material fino que pueda taponar los poros y causar una sensación de picor", añade. "No hay síntomas de alergia, no hay enrojecimientos, no hay hinchazones, sólo son picores", añade. Germán Flor, profesor de Geología de la Universidad de Oviedo y experto en arenales, descarta que las arenas pudieran estar contaminadas. "Por lo que se está viendo, es algo relacionado con el agua, no con la arena. Si no fuera así, la gente se quejaría incluso sin bañarse", señala.

Las playas de San Juan y Salinas tuvieron que cerrarse al baño el martes tras las denuncias de picores y por la aparición de una mancha en el agua. El aviso colapsó las duchas y causó cierto temor entre los bañistas, que pudieron volver al agua con normalidad el miércoles. El jueves, no obstantes, hubo varias denuncias de picores en las playas de Frexulfe y Tapia, aunque los servicios de salvamento no las cerraron al baño.