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Vuelos mortales entre la niebla

Las malas condiciones de visibilidad, determinantes en cuatro siniestros aéreos en Asturias con diecinueve fallecidos

Vuelos mortales entre la niebla

Niebla, malas condiciones de visibilidad y montañas son el trío de factores que se repitieron en las mayores tragedias aéreas registradas en los cielos de Asturias. En el accidente ocurrido ayer en la vertiente leonesa del puerto de Tarna, que ha costado la vida a tres agentes de la Guardia Civil, había niebla en Maraña, pero no influyó como sí lo hizo en otros cuatro siniestros que provocaron 19 muertos en los Picos de Europa, Pajares, las inmediaciones del aeropuerto asturiano de Santiago del Monte y en el monte de Bayas.

La mayor tragedia aérea en el Principado se remonta al 12 de junio de 1987, cuando un helicóptero de la Ertzaina, la policía autónoma vasca, se estrelló en los lagos de Covadonga, provocando la muerte de sus siete ocupantes, que participaban en las tareas de búsqueda del niño ovetense Germán Quintana, desaparecido cinco días antes durante una excursión con su colegio en los Picos de Europa. El aparato, un "Dauphine Sierra 365", que acababa de despegar de la Vega de Enol en dirección a Cangas Onís porque las labores de búsqueda se suspendían por la niebla, chocó frontalmente contra un promontorio rocoso del terreno entre los lagos de Enol y Ercina y se precipitó, ardiendo, ladera abajo sobre la carretera que comunica ambos lagos, quedando partido en dos.

Murieron en el acto el primer responsable de Protección Civil de Asturias, Corsino Suárez; el piloto Juan Carlos Carraledo; el mecánico Ramón Renovales y los guías caninos Lourdes Verdes Elorria, Joseba Zabala, Javier Gallastegui y Luis Angel Díaz. También quedaron carbonizados los cuerpos de los cuatro perros que participaban en las tareas de búsqueda del niño Germán Quintana, del que nunca más se supo. Se da la circunstancia de que Lourdes Elorria era la madre de Anne Igartiburu, muy conocida en la actualidad por su labor como presentadora de televisión. El sacrificio de los héroes del Enol quedó grabado en la memoria colectiva mediante un monumento erigido en la vega.

La niebla también tuvo mucho que ver con el choque de un helicóptero "Superpuma" contra una ladera del monte de Celleros, en las inmediaciones de la estación de esquí de Valgrande-Pajares, el 7 de junio de 1999, en el que murieron tres militares del Ejército de Tierra, el teniente madrileño Juan Milans del Bosch Jordán, el brigada vallisoletano Carlos Camino y el cabo Higinio Canella, natural de Rioseco (Sobrecobio). La última conexión por radio del piloto, Milans del Bosch, fue para comunicar que no podía atravesar el puerto de Pajares por falta de visibilidad. El aparato giró hacia el Brañillín para buscar una zona con más visibilidad y dirigirse a León a esperar que despejaran los espesos bancos de niebla. No fue posible.

El helicóptero impactó contra la ladera del Celleros,quedó destrozado y la tripulación murió calcinada por la explosión. En la misma zona ya se había producido otro accidente, diez años antes, en el que perdieron la vida los cinco tripulantes de una avioneta, cuatro ciudadanos de nacionalidad francesa y un joven de Torrelavega. El siniestro fue casi calcado hasta el punto de que la niebla impidió localizar los restos de las víctimas hasta el día siguiente al siniestro, como ocurriría también tras el accidente de 1999.

Y los dos siniestros más recientes se produjeron el 6 de junio de 2011, fecha fatídica para cuatro polacos que murieron al estrellarse las dos avionetas en las que volaban en el aeropuerto de Santiago del Monte y en un monte eucaliptos de Bayas, respectivamente cuando se dirigían a un aeródromo próximo a Oporto (Portugal). Las condiciones de visibilidad eran malas. "El día no estaba para volar", aseguró entonces a este periódico un experto piloto de la región.

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