Hay dos características que definen la personalidad de Javier Álvarez García, de 38 años: la pasión por su trabajo y su capacidad para buscar alternativas laborales en el campo. A los 23 años se convirtió en titular de la ganadería de su madre, que tenía 15 vacas de la raza asturiana de los valles. Al mismo tiempo, puso en pie los invernaderos en el exterior de la casa familiar, la de los abuelos, en Berdules, un pequeño pueblo de Tineo, ubicado en medio de un paisaje espectacular.

"Cursé dos módulos de estudios superiores en la Escuela Agraria de Luces. Uno de gestión de empresas y el otro el de jardinería. Al principio me ocupé tanto de la ganadería como de poner en marcha el vivero, pero hace unos seis años dejé las vacas porque vivía apuradísimo. Era imposible llevar las dos cosas a la vez, era muchísimo trabajo", dice este joven que nació en San Sebastián y de niño se trasladó con su familia a Gijón por cuestiones laborales de su padre. "Ya desde que era un crío, estando en Gijón, veníamos al pueblo de vez en cuando a echar una mano a los abuelos en las tareas del campo, que siempre nos gustó a todos. De hecho, mi hermana también vive cerca. Se dedica a la ganadería", asegura.

Javier Álvarez es propietario de la empresa Viveros del Occidente. "Tenemos plantas ornamentales y estamos encaminados a la producción de coníferas y plantas de temporada como, por ejemplo, geranios, petunias, muchas plantas con flor. Ahora ya estamos con los crisantemos. Al mismo tiempo, también realizamos proyectos para jardines. De hecho trabajamos con los ayuntamientos de la zona, como Tineo y Allande".

La valoración de su decisión de optar a otro tipo de producción agraria que no fuera la tradicional es positiva. "Este trabajo siempre me ha dado muchas satisfacciones, sobre todo al principio, aunque eso no quiere decir que no me las siga dando ahora. Sencillamente, es que la cosa está mal por culpa de la crisis, y también afecta a nuestro sector". Sin embargo, queda patente que su trabajo le causa muchas más satisfacciones que inquietudes cuando afirma que, su tiempo libre, también lo pasa en los invernaderos o trabajando en la realización de proyectos de jardín. "Me encanta mi trabajo, no tengo horas suficientes para él, pero es que también me gusta mucho vivir en el pueblo ya desde que era muy joven. En una ciudad no podría vivir a diario. Personalmente, navego en una situación intermedia. Algunos fines de semana estoy en Gijón, donde igualmente tengo casa y amigos. Creo que una cosa y otra son compatibles. Pero yo, para vivir, prefiero Berdules. Es más, no me importaría jubilarme y quedarme en este pueblo a vivir para siempre", señala.

Javier Álvarez se hace eco de una queja general de todos los vecinos en cuanto al mal estado de la carretera AS-217, con numerosos baches "y donde tenemos un argayo que lleva ahí por lo menos dos años. Parece que no hay quien lo arregle por más que nos quejamos. Ahora bien, ello no me impide desplazarme sin problemas por toda Asturias tanto por temas laborales como personales. En mi caso estoy refiriéndome a esta carretera en concreto porque nos afecta a los que vivimos en su entorno", matiza.

Sobre la situación que vive en la actualidad el campo asturiano así como la posibilidad de iniciar un negocio que permita vivir gracias a él, Javier Álvarez García señala con firmeza que si se tiene una pequeña propiedad, algún prado, por ejemplo, o una casa familiar de abuelos o tíos "hay que aprovecharlo y no dejarlo morir". Y añade: "La gente que tiene algo en el campo tiene que aprovecharlo. Hay muchas alternativas. Por ejemplo, una de ellas es la agricultura ecológica. En Asturias sigue habiendo muy pocos productores y, a nivel general, por parte de los consumidores, creo que todavía sigue siendo una desconocida. Eso sí, otra cosa es pensar en comenzar de cero en el campo. Eso, a día de hoy, lo veo inviable. Emprender desde cero me parece imposible".