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El voto emigrante mengua pero decide

La obligación de rogar el sufragio reduce en un 80% la participación de la diáspora en los comicios autonómicos, que fue determinante en 2012

El voto emigrante mengua pero decide

El voto emigrante mengua a golpe de reforma electoral pero sin embargo cada vez resulta más influyente en los resultados de las elecciones autonómicas en Asturias. En las filas del PSOE y Foro todavía recuerdan la pelea, con batalla en el Tribunal Constitucional incluida, por el escrutinio del voto de la diáspora que decantó un escaño de la circunscripción occidental para el PSOE, a la postre decisivo para que UPyD apoyase la investidura de Javier Fernández como presidente del Principado. Hasta la pasada semana se habían recibido 4.157 solicitudes de voto exterior para Asturias, según los datos ofrecidos ayer por el Ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz.

Los emigrantes asturianos han formalizado el voto rogado mediante tres vías: 1.657 formalizaron la solicitud por internet, 1.597 por correo y 910 por fax. El ministro ofreció a esos datos en respuesta a una pregunta formulada por el senador de IU por Asturias, Jesús Iglesias.

La introducción del voto rogado para los asturianos que residen en el extranjero, mediante una reforma de la ley orgánica electoral pactada por los partidos mayoritarios, PP y PSOE, supuso una sangría para una participación que hasta las elecciones autonómicas de 2007 no había dejado de crecer. En aquellos comicios, las papeletas procedentes del extranjero para las autonómicas batieron todos los récords, con 15.157 votos a introducir por la Junta Electoral Provincial en las urnas de las circunscripciones central, occidental y oriental. A la siguiente convocatoria, la de 2011, ya entró en vigor la reforma electoral que introdujo el voto rogado y la participación cayó de manera vertiginosa: poco más de 3.000 votos. La participación de la diáspora asturiana en las elecciones autonómicas todavía sufriría un recorte mayor en la convocatoria decidida por Francisco Álvarez-Cascos, apenas diez meses después, para la que se recibieron más de 4.000 solicitudes y se materializaron 1.707 votos. Y pese a a esa caída tan acusada en la participación, fue la única ocasión en que el escrutinio del voto emigrante alteró los resultados de la noche electoral. El escrutinio del domingo electoral había repartido los seis escaños del Occidente a partes iguales entre el PSOE, Foro y el PP pero ya en ese momento se veía probable un baile de escaños entre foristas y socialistas, favorable a éstos. Dicho y hecho. El mayor arraigo socialista entre los emigrantes se tradujo en una victoria en la circunscripción central, donde finalmente el PSOE amarró el tercer escaño por un margen de 52 votos mientras que Foro se quedó con uno por detrás incluso del PP.

La disputa por ese escaño acabó en las más altas instancias judiciales. Y es que estaba en jaque nada más y nada menos que el Gobierno regional, ya que esa acta de diputado establecía un empate entre los dos partidos de la izquierda (PSOE e IU) y los dos de la derecha (Foro y PP), lo que dejaba a UPyD como árbitro de la investidura al Principado. Los foristas reclamaban contra la legalidad de 332 votos que habían llegado directamente por correo a la Junta Electoral Provincial, sin pasar por la oficina consular. El Constitucional acabó tumbando el recurso de Foro.

La intensidad de aquel litigio en la Junta Electoral y los tribunales puso de relieve la importancia adquirida por el voto emigrante, pese al "tijeretazo" de la reforma electoral. Apenas seiscientos votos, los de la circunscripción occidental, fueron capaces de cambiar el equilibrio de fuerzas en la Junta General y resultaron decisivos para que UPyD se inclinase en la investidura de presidente de Asturias por Javier Fernández.

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