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Choque entre decanos por la falta de docentes en los tribunales de fin de grado

Algunos profesores rehúyen participar en los jurados porque no les quitan horas de clase

Una alumna expone su trabajo fin de grado ante el tribunal y varios compañeros.

Fractura interna en la Universidad de Oviedo a cuenta de los trabajos de fin de grado, uno de los pilares del "plan Bolonia", después de que los decanos de varias facultades hayan solicitado al Rectorado permiso para que esta peculiar asignatura pueda evaluarla un solo profesor y no un tribunal de tres, como marca el reglamento, alegando que no disponen de suficiente personal. El equipo de Vicente Gotor aceptó en un principio estudiar la propuesta, pero se ha encontrado con el profundo rechazo del resto de centros, que consideran que esta medida "degradaría" el sistema y podría vulnerar la necesaria objetividad en la calificación de "una materia vital". Tras la encendida polémica subyace que los docentes no reciben ninguna compensación, en términos de reducción de horas de clase, por tener que leerse los trabajos y acudir a la exposición oral de los alumnos. "Hay escaqueo, muchos ponen excusas cuando les toca por sorteo, aunque la normativa les obliga a asumir esta responsabilidad", denuncian algunos.

El enfrentamiento saltó hace unos días, después de que el decano de la Facultad de Economía y Empresa, Julio Tascón, solicitara que los centros tengan independencia a la hora de constituir los tribunales que evalúan los trabajos fin de grado (TFG) y no estén obligados a someterse al reglamento general, elaborado dentro del marco que fija una ley nacional. El profesor alegó entonces que, en otras universidades como Castilla-La Mancha, está permitido que un solo docente se haga cargo de esta labor, siempre y cuando no sea el tutor encargado de dirigir el trabajo del estudiante. Y añadió que realizaba esta petición por la imposibilidad de contar con suficiente personal en su centro, el segundo mayor de la Universidad, con más de tres mil matriculados.

El vicerrector de Profesorado y Ordenación Académica, Julio Antonio González, cogió el guante de Tascón y envió un comunicado a los decanos y directores en el que se comprometía a estudiar esta posibilidad, para evitar el colapso. Posteriormente, les convocó a una reunión, que evidenció un choque entre dos posiciones. Por una parte, los dirigentes de las facultades de Derecho y Comercio, Turismo y Ciencias Sociales (Benjamín Rivaya y Eugenia Suárez, respectivamente) y el director de la Escuela de Minas, Energía y Materiales (Francisco Blanco) apoyaron la postura de Tascón, para que cada centro tuviera libertad en relación a los tribunales. El resto, con diferentes matices, mostró su rechazo a cambiar el actual sistema.

Pero más allá de las diferencias entre dirigentes académicos, el encuentro con el Vicerrector puso de relieve los graves problemas estructurales que sufren algunos centros para hacer frente a la carga docente que implican los TFGs del "plan Bolonia", una asignatura especial porque es la que cuenta con el mayor número de créditos y que los alumnos deben aprobar al final de la carrera (consiste en la realización de un detallado estudio sobre algún tema de su especialidad, bajo la tutela de un profesor, y una posterior exposición oral ante un tribunal, encargado de poner la nota). "Las horas de clase que tenemos que asumir en muchos casos son el doble que con las antiguas licenciaturas. Y formar parte de un tribunal de trabajo de fin de curso implica mucha dedicación a cambio de nada, porque no está reconocido de ninguna manera", asegura Benjamín Rivaya. "Defendí la libertad de cada facultad o escuela porque, en algunos casos, es complicado contar con suficientes profesores", añade el decano de Derecho.

Entre los partidarios de mantener el actual sistema se situó Tomás Emilio Díaz, decano de Biología, uno de los pocos centros que han desarrollado su propio reglamento para trabajos fin de grado, siempre dentro del general de la Universidad. "La inmensa mayoría hemos respaldado que los trabajos fin de grado sigan como están porque un tribunal de tres personas avala la imparcialidad de la calificación y porque 'Bolonia' concede una importancia máxima a esta asignatura", explica. "No podemos hacer modificaciones que desvirtúen su esencia. Nosotros tenemos seleccionados los tribunales desde hace tiempo", finaliza. Aunque coincide en que la falta de estímulos para participar en esta labor está detrás de la escasez de personal, que ha levantado una enorme polvareda en plena época de exámenes.

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