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La Variante tiene más de 20 kilómetros de vía sin instalar sólo en la parte asturiana

Los expertos dudan ya de que el tramo pueda abrir en 2016, a la vista de que también faltan catenarias, sistemas de seguridad y estabilizar un talud

La Variante tiene más de 20 kilómetros de vía sin instalar sólo en la parte asturiana

La obra de la variante de Pajares no concluirá este año. De eso ya no hay duda. La duda reside ahora en si habrá tiempo suficiente para que entre en servicio en 2016, algo que los técnicos consultados no tienen nada claro. La ministra de Fomento, Ana Pastor, se había puesto como objetivo que el nuevo acceso ferroviario a la región estuviese listo a lo largo de este mes, aunque no se iniciase la explotación comercial del tramo hasta el próximo año. Sin embargo, lo cierto es que a día de hoy quedan más de 20 kilómetros de vías por instalar y equipar sólo en la vertiente asturiana; no se ha conseguido aún estabilizar la ladera de Campomanes, en la que no está preparada ni la plataforma sobre la que irán los raíles, y tampoco se han culminado, aunque estén muy avanzados, los trabajos para la impermeabilización de los grandes túneles, algo que impide colocar las catenarias.

Además, también están pendientes trabajos para la ventilación de los pasos subterráneos, para los sistemas de seguridad y comunicaciones, y para adecuar el tubo que no va a entrar en servicio inicialmente como vía de evacuación en caso emergencia. La normativa europea de seguridad en grandes túneles ferroviarios no obliga a que dispongan de dos tubos, pero sí a que cuenten con canales para sacar a los viajeros si se produce cualquier incidencia.

"En estas condiciones resulta complicado que el túnel se abra al tráfico en 2016, porque estamos hablando de un año y medio más de obra", apunta un técnico de dilatada experiencia, que conoce a la perfección la gestación y el estado de la obra de la Cordillera. A su juicio, el problema principal radica en el lote seis, donde se sitúa la ladera inestable de Campomanes. Se trata de un enclave conocido como L´Argayón, cuyas malas condiciones ya obligaron a instalar un gran viaducto en el arranque asturiano de la autopista de peaje del Huerna, para llevar la traza de carretera por la ladera contraria a la elegida para el nuevo itinerario ferroviario.

Los expertos consultados afirman que el terreno inestable en el que se está trabajando no quedará desmontado hasta abril o mayo de 2016. A partir de entonces, las constructoras tendrán que hacer la rasante de la vía, para empezar a colocar entonces raíles, catenarias y demás estructura.

Lo que está controlado, a pesar de las pequeñas fugas que se han detectado, son las filtraciones de agua a los túneles, tras una inversión de 250 millones de euros. Este problema ya se detectó al poco de comenzar la actuación y, según explica uno de los técnicos, no se solventó antes por falta de presupuesto. "Las filtraciones tampoco fueron cosa del otro mundo; si no se solucionaron primero fue porque no había dinero", apunta este experto, quien denuncia que la Variante sufrió un gran recorte presupuestario durante tres años en favor del AVE gallego.

Una vez que toda la obra civil esté terminada, comenzará un periodo de pruebas y certificaciones que, según los expertos, debería de ocupar un mínimo de nueve meses. En el paso alpino de San Gotardo, de 57 kilómetros, las verificaciones, ya iniciadas, durarán 16 meses y concluirán en diciembre del año que viene.

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