Si el presupuesto de una Consejería expresa de algún modo una estrategia política, quizá quepa concluir que para Francisco del Busto los mayores problemas de la sanidad pública se derivan de la escasez de efectivos en los centros de salud y que mitigar estas situaciones redundará en beneficio de la ciudadanía.

El consejero de Sanidad presentó ayer un proyecto de presupuesto para 2017 que recoge un 2,13 por ciento de aumento del gasto en personal. Un dinero adicional destinado a financiar, entre otros conceptos, el descanso de los profesionales después de la guardia en primaria, mejoras retributivas del personal que cubre las urgencias de los centros de salud y contrataciones para sustituciones. Las cuentas recogen, asimismo, fondos para abonar el plus de carrera y desarrollo profesional en el nivel I (2.400.000 euros) y un incremento de las cuantías destinadas a la exención de guardias de los médicos especialistas mayores de 55 años.

La falta de personal en los centros de salud constituye una de las principales quejas en el sector sanitario en los últimos tiempos. Las denuncias hablan de racanería en las sustituciones de vacaciones y bajas, con las consiguientes sobrecargas de trabajo para el resto de los compañeros y el aumento de los tiempos de espera. Francisco del Busto y su equipo han elaborado unos presupuestos que hacen un guiño a este ámbito sanitario, con un montante global de 1.678 millones de los que 3,5 millones son para obras como la reforma del hospital gijonés de Cabueñes, los consultorios de Colloto y Turón, y los centros de salud de Los Campos-Las Vegas y Pola de Lena.

Ante la Comisión de Hacienda de la Junta General del Principado, el consejero de Sanidad subrayó que su Departamento gestionará "cerca del 40 por ciento de todo el presupuesto del Principado". "Se ha contenido el gasto destinado a los tratamientos de la hepatitis C, pasando de 25 millones en 2015 a aproximadamente 17 millones en 2016 y a una previsión de entre 12-14 millones para 2017", destacó.

Los partidos de la oposición no se mostraron muy convencidos con las explicaciones del titular de Sanidad. Carlos Suárez, diputado del PP, afirmó que el proyecto de presupuesto "suspende en lo básico: en transparencia". "Contiene graves inexactitudes, parece hecho a ojo", aseveró. Desde Podemos, Andrés Fernández Vilanova se centró en criticar lo que considera prácticas médicas irregulares en materia de prescripción de tratamientos: "Se consagra un aumento exponencial del gasto en suministros, especialmente en farmacia e implantes, no por necesidad, sino porque no se pone en práctica ninguna medida para evitarlo". Gaspar Llamazares, de IU, se mostró conciliador. Hizo hincapié en la "voluntad constructiva" de su grupo parlamentario, lejos del "triunfalismo" del consejero de Sanidad y del "catastrofismo ambiental" (en alusión a otros grupos parlamentarios). El presupuesto de Sanidad "es insatisfactorio e insuficiente", apostilló.

A juicio de Cristina Coto, de Foro, "es un escándalo que el presupuesto de Sanidad, con 1.678 millones, reserve tan sólo 10 para inversión, como si nuestra red pública no tuviera necesidades". Armando Fernández Bartolomé, de Ciudadanos, indicó que se trata de "un presupuesto de simple mantenimiento y hecho a la trágala". Desde el PSOE, Carmen Eva Pérez subrayó que las cuentes de Sanidad "no se olvidan de los trabajadores del sistema".