Diecinueve nacimientos más en seis meses son un minúsculo rayo de luz casi imperceptible en mitad de la oscuridad absoluta. Asturias no renace, sigue perdiendo habitantes como resultado de la diferencia entre los nacidos y los muertos, pero sí modera muy mínimamente la pendiente de su caída demográfica en el recuento de alumbramientos y defunciones de la primera mitad del año, y no tanto por los nacimientos como por las muertes. Los nacidos en la región entre enero y junio de este año, 3.170, superan a los 3.151 del mismo periodo del pasado, y Asturias es insólitamente una de las cuatro únicas comunidades autónomas donde el registro crece -junto a Baleares, Cantabria y La Rioja-, pero el optimismo se modera de inmediato al calcular el exiguo 0,6% del incremento y comprobar además que el dato es el segundo peor de un primer semestre en la serie histórica, que arranca en 1975. El otro fue en 2015.

Cierto que Asturias sigue perdiendo población por motivos vegetativos, tiene 3.522 habitantes menos en un semestre sólo por la diferencia entre los nacidos y los muertos, sin contar el efecto de los intercambios migratorios, pero también que esa pérdida se modera -habían sido 4.130 de enero a junio de 2015- tanto por el levísimo ascenso de los nacimientos como también y sobre todo por la caída significativa de las muertes. Ese descenso es aún el tercero más pronunciado del país en términos absolutos, sólo por detrás de Castilla y León y Galicia, y la pequeña Asturias capitaliza el 27% de la pérdida global de España en el semestre.

En la primera mitad de este año, el recuento de las defunciones decreció en Asturias por encima de la media nacional, un 8,1% frente al 7,8 del conjunto del país. Murieron 6.692 personas, a razón de 31 al día, significativamente menos que en el mismo periodo de 2015, que registró 7.281 a un ritmo de 40 diarias, y a una cadencia también inferior al promedio de cada día del año pasado considerado en su totalidad, que cerró con algo más de 37 muertes por jornada. Ahí reside la razón de la mínima mejoría de un panorama que al cierre oficial de 2015 mantiene a Asturias a la cola de las regiones con las peores tasas de natalidad y mortalidad y al fondo de la clasificación del indicador de fecundidad, que la región mantiene en 1,01 y nadie empeora.

El Gobierno regional insistió ayer en la necesidad de lograr un acuerdo que permita impulsar un Plan Demográfico con medidas y partidas presupuestarias concretas con el único objetivo de combatir el declive demográfico de Asturias. El consejero de Presidencia, Guillermo Martínez, admitió que existen "dificultades", después de que Podemos y Foro hayan anunciado que abandonan la mesa de trabajo por la carencia de medidas concretas acompañadas de partidas presupuestarias.

Pero insistió: "Queremos un gran acuerdo para llevarlo a la Junta General con concreción presupuestaria e iniciar el desarrollo de las medidas".

Eso sí, también advirtió de que "no hay una fórmula de éxito específico", añadiendo que sólo Galicia y Castilla-León tienen planes demográficos y que para Asturias "unas cosas valen y otras no". En este sentido llamó la atención sobre la preocupante situación de las alas de la región, y en especial del Surooccidente, que contará con un plan concreto.

Y es que, explicó, en la pérdida de población no influyen sólo los fallecimientos y los nacimientos, sino también el saldo migratorio, "que depende de otras variables".