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La columna del lector

Top manta

El viernes 30 de diciembre pasé por la mañana por la calle Doctor Casal de Oviedo cuando estas personas extendían las telas para colocar su mercancía.

En ese momento pensé que, con la "sensibilidad" que quiere transmitir la actual Corporación, en titulares de prensa, carteles que cuelgan de los balcones del Ayuntamiento, etcétera, hacia colectivos desfavorecidos, estas personas tendrían los permisos necesarios para estar allí.

Por la tarde volví a pasar por el lugar, en ese momento por la calle peatonal aparece un vehículo municipal con dos agentes.

El nerviosismo de los vendedores fue evidente, al recoger precipitadamente el género expuesto.

Se puede vender en el Campillín, en el Fontán y ¿no hay una calle peatonal céntrica para ellos?

Es de suponer que tengan que pagar a sus proveedores, ¿cómo hacerlo si no venden?

Créanme, amables lectores, que en ese momento hubiese preferido no haber pasado por allí por la tarde y haberme quedado únicamente con la idea que acaricié por la mañana.

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