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La Universidad aprecia un déficit en la orientación para estudiar a tiempo parcial

Una mayoría de los alumnos que compaginan estudios y vida laboral no se acogen a la evaluación diferenciada

Cada vez más universitarios intentan compaginar sus estudios con la vida laboral para contar con unos euros extra para los gastos personales, para ayudar a la economía familiar o con el fin de adquirir experiencia profesional. Un hecho aparentemente inocuo pero que puede acarrear consecuencias negativas. La primera de ellas, la imposibilidad de finalizar los estudios. En la Universidad de Oviedo ya han comenzado a sentirlo. Los alumnos no pueden hacer frente a sus responsabilidades académicas como los harían los matriculados a tiempo completo, con las consiguientes repercusiones en su expediente.

El exdefensor universitario Ramón Durán advertía en su último informe, antes de que fuera elegida para el puesto la catedrática de Derecho Internacional Paz Andrés Sáenz de Santamaría, que "en ocasiones no se advierte lo suficiente a los estudiantes" sobre las ventajas de la evaluación diferenciada, orientada a aquellos que no pueden acudir con regularidad a las clases. Al no escoger la opción de matrícula a tiempo parcial, los alumnos quedan sometidos a los sistemas de la evaluación continua, advierte Ramón Durán, "que les puede resultar arduos". A juicio del exresponsable de la Oficina del Defensor Universitario "debería ofrecerse mayores dosis de información al respecto, conceder mejor publicidad a la evaluación diferenciada y facilitarla para los casos proclives a ella".

Con la crisis económica y laboral, reconocen en la Universidad, ha aumentado el número de universitarios que necesitan un trabajo complementario para mantenerse y sufragar sus estudios. Esos estudiantes que sigan el régimen de dedicación a tiempo parcial podrán someterse, previa solicitud al decano del centro, a una evaluación diferenciada, que podrá consistir en una prueba única, o en un conjunto de pruebas y trabajos. Lo que se aprecia con la presencia de alumnos que compaginan la vida académica y laboral es que no existe la suficiente orientación para que sepan a qué itinerario acogerse, argumenta Durán. Si bien en los últimos tiempo han crecido las consultas al Defensor Universitario, se incluye entre los asuntos "emergentes", según el Defensor Universitario, el de la evaluación diferenciada. "Muchos alumnos acuden al Defensor ya transcurrido el plazo de su elección, posiblemente porque fueron poco instruidos a tiempo. Creo un deber asumir mayor grado de compromiso y consciencia en este aspecto, porque constituye una de las oportunidades ofrecidas por el plan Bolonia que no sabemos explorar en sus justos términos, a menudo por falta de la debida comunicación previa frente a sus posibles destinatarios", detalla en la memoria del último ejercicio.

A los estudiantes a tiempo parcial se les exige, además, que en aquellas asignaturas con una componente práctica elevada, cuya naturaleza exija de manera inexcusable su presencia en el aula para la adquisición de las competencias correspondientes, y no exista otro medio posible de evaluar su adquisición, podrá establecerse de manera excepcional la obligatoriedad de la asistencia a determinadas sesiones, y la superación, en su caso, de las pruebas que en ellas se establezcan, siempre y cuando no supongan más de un 20% de la calificación global.

Precisamente las quejas de los estudiantes ocuparon una mayoría (82%) de la actividad del Defensor Universitario el pasado 2016 y hasta febrero de este año.

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