Suproductos industriales que nadie quiere servirán para regenerar la escombrera gigante de La Soterraña, en Lena, una antigua mina de mercurio que quedó inactiva a mediados de los años setenta del pasado siglo. Hoy, convertida en una ruina solitaria, va a ser protagonista de un ambicioso proyecto de recuperación medioambiental, no tanto desde la perspectiva más visual como de salud pública.

El proyecto fue presentado ayer en la Universidad de Oviedo, uno de cuyos equipos de investigación ha logrado demostrar en laboratorio que los yesos, cenizas y escorias de alto horno generados todos ellos por industrias de la región son capaces de fijar y retener los metales pesados y reducir, por tanto, sus peligros. La Soterraña está ubicada en el alto del valle de Muñón e inició su actividad en el año 1950. Los altos índices de contaminación de metales como el arsénico y el mercurio hicieron inoperativa la zona, de alto valor paisajístico.

El acto de presentación del proyecto, que cuenta con casi 1,5 millones de euros de financiación de la Unión Europea (el dinero proviene del programa medioambiental LIFE), tuvo lugar en el edificio histórico de la Universidad y estuvo presidido por el rector Santiago García Granda.

En los cuatro años que se tienen por delante para rehabilitar la zona intervendrán empresas como el Grupo Masaveu Industria (Edersa). HC Energía y pymes como Biosfera, Global Services, Escorias y Derivados, y Tecnología del Medio Ambiente y Minería. El Principado colabora a través del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales.

Actuación pionera

Gema Álvarez, alcaldesa de Lena, destacó la importancia de un proyecto "demandado desde hace mucho tiempo por los vecinos". Un plan que supone "un nuevo campo de experimentación" y que tiene como escenario un concejo "modesto". La nueva directora general de Minería y Energía, Belarmina Díaz, calificó el proyecto de "actuación pionera en Europa".

El director técnico de las actuaciones, el ingeniero de Minas Rafael Rodríguez, calculó que a La Soterraña irán a parar entre 15.000 y 20.000 toneladas de subproductos, "material inocuo e inerte". Habrá un movimiento de tierras a gran escala. Los actuales terrenos serán mezclados con los subproductos para rediseñar la escombrera y garantizar que no haya filtraciones de metales pesados. "Lo que hemos demostrado en el laboratorio hay que verlo ahora en otra escala. De gramos a miles y miles de toneladas", dijo.

El proyecto también incluye una actuación rehabilitadora en la escombrera de El Terronal, en el municipio de Mieres. Si la teoría académica funciona en la práctica a dimensiones reales decenas de escombreras esperan en Asturias una oportunidad.