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El atractivo económico de las aglomeraciones urbanas, una clave

Hay una manera de saber qué aporta el orden y la coordinación a un masa humana de más de 800.000 habitantes que sería la séptima aglomeración urbana de España, por población la tercera si sólo se cuentan las del Noroeste ibérico. La fórmula que proponen los expertos que han estudiado el caso asturiano consiste en comparar la situación actual con el horizonte que podría abrirse si los concejos del centro de Asturias consiguieran algún día llegar a organizarse para funcionar en algunos aspectos como uno solo. La inacción, dicen algunos de esos especialistas, equivale a la "disfuncionalidad", a la pugna entre las partes del todo para que cada municipio tenga su polígono industrial, su parque tecnológico o su gran centro comercial. La pasividad es el crecimiento descontrolado de cada uno por su lado; la ausencia de planes de movilidad coordinados desemboca en la dificultad para mejorar e imponer el transporte público. La ordenación ofrece, en cambio, las posibilidades de la colaboración: los planes conjuntos en múltiples direcciones -de transportes, turísticos, de gestión de servicios, de equipamientos y programas culturales, de redes sanitarias y educativas funcionando en red...- y, sobre todo, el atractivo económico de las grandes poblaciones urbanas organizadas.

El tamaño importa. La pregunta que resume todo esto, tal y como la planteó en una charla en Oviedo el arquitecto urbanista José María Llop, exresponsable de Urbanismo de Barcelona, es sencilla: "¿Qué podemos hacer todos juntos para que nos vaya bien a todos juntos?" La respuesta remite a lo que en economía importa el tamaño de los mercados, mejor cuanto más grandes, y al concepto de las economías de escala, las que dictan que cuesta menos producir para más, que cuanto más se produce, menor es el coste que tiene la empresa por fabricar un producto. Por eso importa, argumentan, cocinar un mercado ordenado de más de 800.000 personas en Asturias y gestionarlo en parte como un todo. Fernando Rubiera, coordinador del Laboratorio de Análisis Geográfico Regional (Regiolab), ha calculado incluso que la productividad podría llegar crecer gracias a esa ordenación hasta un nueve por ciento en diez años: más de lo que ha progresado en los últimos treinta.

La unión y la fuerza. Tiene ahora el centro de Asturias, sostiene Rubiera, un conjunto de poblaciones incapaces de impulsar por sí solas la actividad económica, pero "juntas conforman un espacio que podría convertirse en uno de los principales focos económicos del Noroeste peninsular".

El declive demográfico y la diversificación económica. El orden del centro se plantea incluso como un recurso "para invertir la tendencia de pérdida de población", puesto que las grandes urbes facilitan la fluidez de contactos y actividades y generan un dinamismo capaz de atraer habitantes. Eso planteaba un estudio reciente del Regiolab que también veía en la coordinación una receta para diversificar a través del dinamismo la actividad económica regional.

Menos coche. El coche particular es el medio elegido para tres de cada cuatro desplazamientos por el área central, con la consiguiente afección a la calidad del aire. El proyecto del área central da una importancia capital al transporte y precisa que un plan de movilidad conjunto podría permitir aprovechar mejor la malla ferroviaria más tupida de España, crear carriles específicos de acceso a las ciudades para autobuses o diseños urbanos que favorezcan desplazamientos sin coche...

El suelo industrial. Mencionan también las ventajas que la organización conjunta tendría para el mejor aprovechamiento del más de millón y medio de metros cuadrados de suelo industrial sin desarrollar.

La "llave maestra". Para todo esto, el resumen dice que "la llave maestra es la cooperación".

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