Ramón Francisco Carbajosa, subinspector de la Policía Local de Corvera y uno de los distinguidos ayer en el Reconquista, lleva 41 años de agente y las ha visto de todos los colores. Cuando empezó, allá a finales de los setenta, los agentes de la Policía Municipal llegaban a ser "uno más de la familia de los vecinos" con los que convivían diariamente.

Al principio, las competencias eran mínimas: "Atender los colegios, las notificaciones y poco más. Hemos ido ganando competencias, sobre todo en materia de seguridad ciudadana, en la que estamos a la altura de cualquier otro cuerpo policial". El agente local es "el primero del que el vecino tira cuando tiene un problema, sea el que sea". De ahí que haya asistido a numerosos servicios humanitarios, "desde atender a un señor que se ha mareado en casa hasta ayudar a otro que se ha desorientado y no puede llegar a ella". Pero no hay ningún problema: "Tienes que atender siempre".

Claro que una labor como la del agente municipal tiene sus espinas. "La parte más fea es la de las multas", admite. "Luchamos contra el malo, y a veces parece que luchamos contra el bueno también, pero no es así", reconoce. Ahora le quedan cuatro años para jubilarse. Le encantaría coger la jubilación anticipada, después de tanto bregar. "La tenemos reconocida, pero falta poner el dinero", dice, sin acritud.