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"Esta campaña de patata será un desastre", lamentan los agricultores

Las trabas y riesgos por la plaga de polilla guatemalteca y la elevada humedad del terreno retrasan y dificultan la siembra del tubérculo

"Esta campaña de patata será un desastre", lamentan los agricultores

La patata asturiana va camino de convertirse en un bien más preciado que la trufa o el ajo negro, a tenor de los preocupantes pronósticos que realizan los agricultores. A las molestias y restricciones causadas por la plaga de polilla guatemalteca se han unido las lluvias torrenciales de final del invierno e inicio de la primavera, que han encharcado los terrenos y, por tanto, han retrasado la siembra un promedio de dos o tres semanas.

Así lo asegura la agricultora y ganadera Mercedes Cruzado, de Grandas de Salime, mientras mira desolada la parcela en la que piensa poner un hermoso cuadro de patatas. "La tierra está completamente enfangada; te pones a trabajarla y queda como en bloques, no compacta bien ni se pueden quitar las malas hierbas, así que hay que esperar unos días a que se seque", señala Cruzado.

El tiempo soleado de esta semana será una ayuda para los agricultores, aunque en el sector no cunde el optimismo. Los agricultores de las zonas afectadas directamente por el insecto no pueden plantar y los ubicados en los llamados "concejos tampón", deben realizar una declaración ante la Consejería de Desarrollo Rural, que lleva a cabo el control de los sembrados.

Por lo general las patatas se plantan en Asturias a partir de la festividad de San José, el 19 de marzo, y a lo largo de la primera quincena de abril. Este año la norma apenas se ha cumplido.

Un buen ejemplo es el del agricultor ecológico Santiago Pérez, de Pruvia (Llanera), en uno de los concejos "tampón". Al igual que hace desde hace tres años, Pérez decidió aprovechar los pocos días buenos que vinieron a principios de marzo, para realizar la siembra de las patatas, que esta vez han sido menos. "La verdad es que lo hice pensando en obtener patatas tempranas y evitar que se dañen en la tierra; las temporadas anteriores me salió bien, aunque es verdad que he plantado menos", explica Santiago Pérez.

La parcela, de mil metros cuadrados, dará unos cien kilos, tres sacos de patatas. "La mayoría de mis vecinos también optan por plantar menos, o directamente no sembrar; existe cierto temor a que pase algo con las polillas y que la cosecha se malogre", indica Pérez.

En esta ocasión ha tenido que cambiar un poco el procedimiento. "Realicé todas las declaraciones pertinentes para cumplir la norma". En Llanera aún no se ha detectado ninguna polilla y los agricultores cruzan los dedos para que siga siendo así. "No creo que haya peligro, pero la duda siempre te queda; pusieron una feromona y no hubo ninguna captura", recalcan.

Bajo precio

Otro de los factores que actúan como elemento disuasorio a la hora de plantar es el bajo precio de la patata que entra de fuera. "Nosotros no podemos competir con productos que se venden por debajo de los cuarenta céntimos por kilo; esos precios les valen a los que tienen grandes cantidades, a los que usamos la fesoria eso no nos sirve".

Los agricultores también se muestran críticos con la división que ha establecido la Consejería de Desarrollo Rural para controlar la plaga.

"La separación por concejos no nos parece muy eficaz, los insectos no entienden de líneas divisorias", indica Santiago Pérez, uno de los miembros más veteranos del Consejo de la Producción Ecológica de Asturias, (COPAE). En la entidad confirman el poco "tirón" que tienen las patatas este año. "Muchos han dejado de plantar directamente", confirma Carlos Nuño, el gerente del organismo.

Los concejos con la consideración de infectados son Vegadeo, Castropol, San Tirso de Abres, Taramundi, Tapia de Casariego, Coaña, El Franco, Navia, Valdés, Cudillero, Pravia, Muros de Nalón y Gijón. Las zonas tampón, limítrofes con las contaminadas, son Santa Eulalia de Oscos, Villanueva de Oscos, Illano, Boal, Villayón, Tineo, Salas, Candamo, Soto del Barco, Castrillón, Llanera, Illas, Corvera, Avilés, Carreño, Gozón, Siero, Noreña y Villaviciosa. Como medida complementaria, se ha establecido además la obligación de declarar las parcelas que se vayan a cultivar en Colunga, Caravia, Ribadesella, Llanes y Ribadedeva.

En los municipios afectados, todas las plantaciones deben ser desenterradas y retiradas bajo control oficial para ser destruidas.

Lo mismo ocurre con todos los tubérculos de campañas anteriores, así como con los rebrotes que aparezcan durante el periodo en que esté vigente esta prohibición de cultivo. En los almacenes comerciales, la detección de la plaga supone la destrucción de todos los lotes de patatas afectados y la obligación de instalar mallas muy tupidas en todos los huecos y ventanas.

El pasado mes de marzo el Gobierno de Asturias actualizó las medidas de control de la plaga de polilla. Durante dos años y hasta que se declare oficialmente la erradicación de la plaga se prohíbe el cultivo de patata en todos los concejos y parcelas declarados como zona infectada.

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