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Los niños de Mozambique también cantan el "Asturias, Patria Querida"

Una noreñense enseña a los pequeños enfermos de su escuela el himno regional para animarlos

Pilar Boves no concibe la vida sin ayudar a los demás. Esta noreñense de 72 años afincada en Mozambique desde hace seis es una de las religiosas que utilizan la música para cuidar de sus niños en una pequeña escuela que dirige en el distrito de Moamba. Entre esas canciones que les susurra y canta a sus niños, cuando la malaria levanta la fiebre o el sida provoca el miedo, está el "Asturias, Patria Querida". Es una canción que Pilar Boves ha usado con sus pequeños como si fuera un bálsamo y, aunque la música no cure la enfermedad, ayuda a que la mente se evada un rato de la realidad tan dura que se vive en Mozambique. Mientras los antitérmicos hacen efecto y bajan la fiebre, suena en la voz melódica de la hermana: "Asturias, Patria Querida; Asturias, de mis amores...".

Cuenta Pilar Boves que el pequeño Themba llegó con 10 años procedente de una comunidad cercana solo, enfermo de malaria y desprotegido. Su madre había muerto por sida y su abuela no quería hacerse cargo del niño. Pero los brazos de Boves son inmensos y acurrucaron a Themba en su regazo. Y entonces Pilar Boves le cantó su himno. "Estaba muy enfermo y pensamos que se moría, pero con el cuidado de las hermanas salió adelante". Themba, con un oído prodigioso, entonaba con Boves aquella canción que le hacía olvidar la enfermedad a ratos. "Tiene un oído musical muy fino. Estuvo tiempo con nosotras hasta que se recuperó, y ahora vive bajo la tutela de Aldeas Sin Fronteras en un pueblo cercano, y con una mujer que hace las veces de madre", concreta la hermana noreñense. Ahora Themba ya es un adolescente y canta el himno asturiano como si él también hubiera nacido en Noreña. Pilar Boves es miembro de una comunidad llamada Hijas de María Madre Iglesia, de la que forman parte el colegio Nazaret de Oviedo y el colegio Covadonga de Noreña. Fue precisamente dentro de esta comunidad donde la asturiana encontró el verdadero sentido de la vida. "Hoy he estado toda la mañana visitando enfermos en una comunidad. Hay un chico joven con sida, viene muy enfermo de África del Sur. Rezamos con ellos, les damos cariño y les acompañamos". Todas los días para Boves son días de dedicación a la escuela, a la comunidad y a los niños. "Trabajamos con 64 niños de entre 3 y 5 años, les damos el desayuno, les damos la comida, les hablamos....", explica la hermana asturiana, que confiesa que cantarles canciones de su tierra es algo que le emociona, porque le hace volver a casa, esa que tanto ama. "Tengo mi vida aquí, pero me acuerdo mucho de Asturias. Amo todo lo asturiano, la fabada, mi sobrina, el himno...", asegura emocionada, ahora que sus niños cantan con ella. Son días de música en Mozambique.

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