Un exultante Juan Jesús Herranz Yubero juró ayer a mediodía el cargo como jefe superior de Policía, en un acto que contó con una nutrida presencia institucional, comenzando por el Director General de la Policía, Germán López, y el delegado del Gobierno, Mariano Marín, en uno de los últimos actos de su mandato. "He intentado en todos mis destinos mejorar lo que he encontrado. El nivel en Asturias es muy elevado, por tanto el reto es difícil. Tendré que redoblar el esfuerzo para estar a la altura. No nos conformamos con los buenos resultados obtenidos", indicó en su discurso, que tuvo momentos muy emotivos, como cuando pidió perdón a su mujer y sus cuatro hijas por la nueva separación del núcleo familiar que supondrá este nuevo destino que afronta, o tuvo un recuerdo para sus padres, ya fallecidos.

Al acto acudió una amplia representación policial, formada por el jefe central de Seguridad Ciudadana, José Antonio de la Rosa; los jefes superiores del País Vasco y de Cantabria, José Antonio Santamaría y Héctor Moreno; el jefe de Operaciones de Castilla y León, Jesús del Amo, y los comisarios de León y Zamora, Juan Carlos Hernández y Ubaldo de la Torre, así como los principales mandos de Asturias, como el comisario de Gijón, Dámaso Colunga. No faltaron los antecesores en el cargo de Herranz, Ignacio José Díaz Salazar y Baldomero Araújo, para los que tanto el nuevo jefe superior como el director general de la Policía tuvieron palabras de agradecimiento. También estuvieron presentes la fiscal superior de Asturias, Esther Fernández; una representación de diputados regionales; el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes; la plana mayor de la Guardia Civil en Asturias, con el coronel jefe de la zona a la cabeza, Francisco Javier Almiñana, o el comandante militar de Asturias, coronel Manuel Pérez López, entre otras autoridades.

En el acto, Herranz Yubero tuvo un recuerdo para todas las víctimas del terrorismo. Entre 1980 y 1992 estuvo destinado en el País Vasco, por tanto conoce de primera mano lo que es el azote terrorista. "Allí asistí a numerosos funerales de compañeros y amigos", admitió. Herranz dijo profesar un profundo sentimiento español, y no tener preferencia por ninguna zona del país en especial, aunque reconoció que le encanta el Cantábrico, al que regresa 38 años después de aquel periplo bilbaíno. De Asturias, dijo que le encantan "el paisaje y el paisanaje", y que quiere ser "un asturiano más".