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Director de la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales

Francisco Blanco: "Asturias le debe mucho al carbón; deberían ponerle una calle en cada pueblo"

"Es muy osado echar la culpa del cambio climático al dióxido de carbono; no hay consenso científico al respecto, que no nos engañen"

Francisco Blanco, director de la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales de la Universidad de Oviedo, en una charla con escolares la pasada semana. CAROLINA DÍAZ

Francisco Blanco Álvarez (Oviedo, 1953) está a punto de alcanzar el ecuador de su segundo mandato como director de la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales de Oviedo. Al finalizar estos cuatro años habrá cumplido 22 en diferentes cargos de gestión en la escuela que le vio nacer como ingeniero: fue secretario académico durante seis años en el equipo de Luis Escanciano y Mario Menéndez, y otros ocho, subdirector con Mario. Tras haber pasado por todos los órganos de gestión, analiza con perfecto conocimiento de causa la realidad de un sector que no está pasando por su mejor momento debido al rechazo social que provoca, atribuible a un gran desconocimiento, dice. La actividad minera hay que verla como una oportunidad y no como un problema, sostiene.

- ¿Cómo afrontan el próximo curso?

-Lo planteamos con la misma ilusión que todos los años. Están ya en marcha las jornadas de acogida para el 6 de septiembre. Fundamentalmente los mensajes que tenemos que darle al alumnado es sobre las salidas profesionales de los estudios que van a realizar. Después también tenemos el "curso cero" que organiza la Escuela con la colaboración de varios profesores.

- ¿Son cada vez más necesarios esos "cursos cero"?

-Yo creo que sí, fundamentalmente en las disciplinas de Matemáticas y Física. Ahí hay que agradecer a los profesores de Física, José Rodríguez, y Matemáticas, Nilo Bobillo, su colaboración desinteresada. El de Matemáticas editó un libro que se titula "Hacia la Matemática superior", que ayuda en ese salto a la Universidad de las Matemáticas, para los que vienen a la Escuela. La preparación con la que llegan los chavales depende del centro del que vengan, pero en general tienen alguna carencia en fundamentos matemáticos y en Física y prácticamente el 40% del primer curso de todas las ingenierías es Matemáticas, con lo cual es en lo que más hay que insistir.

- ¿Cómo van las matrículas para el próximo curso?

-Nos preocupa muchísimo. Vemos manifestaciones en las que se dice: "Minería, miseria". Ahora mismo todas las actividades industriales derivadas de la minería no están muy bien vistas por la sociedad y hay un amplio rechazo, cada vez más grande. Y este rechazo es un poco por desconocimiento y no saber apreciar los beneficios que aporta la minería en el desarrollo, progreso y bienestar de la humanidad.

- ¿Por ejemplo?

-En principio la minería, siempre que sea rentable, porque yo soy partidario de todas las industrias que sean rentables, debería explotarse. No me gustan nada las industrias que están subvencionadas. Una actividad industrial rentable crea riqueza y empleo, ¿cómo va a ser eso miseria? Es una actividad que se puede desarrollar de manera amistosa y armónica con el medio ambiente. Como toda actividad industrial tiene riesgos, pero todos los proyectos mineros tienen unas exigencias ambientales incluso superiores a otras actividades, con estudios de impacto ambiental, un proyecto para el cierre de la explotación al llegar al final de su vida útil para restaurar el entorno de la mina y hay sitios donde quedó mejor que estaba antes. Esa actividad minera, además de crear riqueza y empleo, fija población en la zona.

- ¿Resulta difícil explicar todo eso en Asturias, una región con amplia tradición minera?

-Asturias le debe mucho al carbón. Tendrían que ponerle una calle en cada pueblo porque antes era una provincia eminentemente agrícola y el problema de esta actividad es que depende mucho de las condiciones meteorológicas. Apareció el carbón y para mí fue una cosa superimportante. Si no hubiera carbón ni hidrocarburos, que tampoco los valora la gente, la mayoría del progreso de la sociedad no sería posible. Se debe a ellos. Si no hubiera hidrocarburos no habría el bienestar que tenemos ahora. Gracias al carbón tenemos en Asturias otra empresa de gran importancia como es Arcelor-Mittal.

- ¿Larga vida al carbón?

-Insisto: las explotaciones de carbón y la minería en general, porque no todo es carbón, tienen que tener la vida que marque su rentabilidad, ya que fijan población y crean riqueza y empleo. Arcelor está aquí gracias a que hubo carbón. La gente sólo ve perjuicios, no beneficios en la minería. Para hacer una tonelada de acero, fundamental para el desarrollo de la sociedad y que todos lo disfrutamos, se necesitan del orden de 500 kilos de combustible, 300 en forma de coque, que es un producto derivado del carbón, y 200 que se inyectan en forma de carbón pulverizado por las toberas. Por tanto, toda esta Asturias industrial se debe a que aquí, por lo que sea, la naturaleza puso carbón. ¿Ventajas frente a la actividad agrícola? Son empleos estables, de calidad, con buenos sueldos, y Asturias es eso, una región con un poder adquisitivo y un nivel de vida bueno.

- ¿Perjudica a la Escuela esa imagen negativa del carbón?

-Muchísimo. Por otra parte, relacionado con recursos distintos del carbón (no solo existe la minería del carbón), también se lee por ejemplo que el oro no se come y el petróleo no se bebe, pero sí que dan de comer y de beber a mucha gente. Y la gente no asocia todos los beneficios que trae la minería.

- ¿Cómo afecta esa realidad a las matrículas en la Universidad?

-Mucha gente no quiere estudiar minería porque no la conocen y no asocian de una forma clara lo que deriva de ella. En la ganadería ven el producto final: la leche, la carne? En la actividad minera, nadie lo ve, pero pocos saben que la aspirina se hace con un derivado del petróleo. ¿Y los móviles? Igual. Tienen unos 200 metales y materiales. Las autopistas y otras vías de alta capacidad, que disfrutamos todos, tienen también un impacto, pero nadie se mete con ellas y nadie se da cuenta de que exigen unas cuantas canteras que exploten los áridos y una planta que refine petróleo, que es de donde sale el asfalto. Pero luego pones una mina o una cantera y se te echa todo el mundo encima. Nosotros cuando pusimos el grado, tuvimos una oferta de 40 plazas, que ahora es la que marca el límite de admisión.

- ¿Y llenaron esas plazas?

-Durante los seis primeros años estuvimos por encima de la media, razón por la cual lo subimos a 45, pero de forma inesperada por todos estos movimientos de rechazo a la minería y un desconocimiento de sus beneficios, desde hace tres años la matricula ha descendido de forma significativa. La realidad es que acaban y se colocan todos porque la inserción laboral del máster es del 100%. Ello es debido a que los egresados se les abre un amplio abanico de posibilidades de trabajo. En el grado tienen opción de ponerse a trabajar o seguir con el máster. Y luego también hay gente que se coloca con el grado.

- ¿Qué posibilidades existen de ampliar la actual oferta de títulos de la Escuela?

-Todo el mundo está luchando por nuevas titulaciones. Creo que hay un exceso de títulos. En España, grados de ingeniería con el nombre diferente debe haber como mil. En vez de aclarar el panorama, eso lo hace más complejo. Antes el nombre de la carrera era el nombre de la profesión, ahora el grado te habilita para una profesión regulada que tiene un denominación diferente al de la titulación. Eso no ocurre con los másteres habilitantes. La nuestra es la única Escuela de Ingeniería, de las tradicionales, en la que nos mantenemos igual que al principio de la adaptación al Espacio Europeo de la Educación Superior.

- Hacia dónde se dirige su futuro como Escuela: ¿grados dobles?

-No soy muy partidario de los grados dobles o bilingües donde ni aprendes inglés ni la temática de la asignatura en cuestión, y además tiene que estar preparado tanto el alumno como el profesor. Es igual que las clases magistrales. Soy partidario de los grados como hasta ahora y tal como está la Escuela ahora, con el nombre de Energía y Materiales en su denominación. Tal como van los derroteros de España y la UE con la descarbonización y la transición energética, vería muy interesante que la Universidad de Oviedo implantara un grado en energías renovables y sostenibilidad energética.

- ¿Cómo se debe actuar ante la carrera por acelerar la descarbonización?

-En ese tema está claro que lo que parece es que hay un consenso de todo el mundo diciendo que hay que descarbonizar. El único problema que hay ahora es a qué ritmo descarbonizas. Estoy totalmente de acuerdo en que hay que hacerlo de una manera pausada, paulatina, porque las cosas hechas deprisa suelen acabar mal. Debe planificarse con inteligencia y responsabilidad, para evitar que errores potenciales deriven en riesgos para la seguridad, continuidad, calidad y costes del suministro energético, porque nos estamos jugando el futuro. Hay un consenso acerca de que parece que hay que descarbonizar porque dicen que el carbón, que tantos beneficios trajo para Asturias, emite gases de efecto invernadero, que hacen que haya un calentamiento global. Pero yo, particularmente, no estoy de acuerdo con eso, me encuentro entre los escépticos. Se parte de la idea de que hay un consenso general entre los científicos sobre que es malo quemar combustibles fósiles, pero eso no es cierto y niego la mayor, ya que es mentira que haya consenso entre los científicos sobre el impacto del CO2 en el cambio climático, pues cada vez son más los que se apartan de las hipótesis del IPCC. No hay consenso científico, que no nos engañen, es muy osado echar la culpa al CO2, hay muchas más variables que intervienen en el balance de masa y energía de nuestro planeta.

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