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Dimisión y división en Podemos

Emilio León deja de encabezar un grupo donde la tirantez interna ha llegado a veces a la retirada del saludo

Daniel Ripa y Emilio León flanquean a Lucía Montejo, una de las diputadas del sector crítico con la dirección, durante un Pleno en la Junta. MIKI LÓPEZ

En política, según Winston Churchill, los peores enemigos no están en la bancada de enfrente, sino en la fila de atrás. En la nueva política, el grupo parlamentario de Podemos en la Junta son dos desde diciembre. Desde que las primarias revalidaron el liderazgo de Daniel Ripa en el partido, la brecha abierta entre los vencedores y los vencidos ha estirado hasta el extremo la tirantez entre los seis diputados afines al secretario general y los tres que apoyaron a su adversario, Héctor Piernavieja. Fuentes parlamentarias cuentan eso sobre el enrevesado día a día de los podemistas en la Junta, donde entre bandos se responsabilizan mutuamente y los minoritarios lamentan que les hacen el vacío. Su relato sobre las dificultades de la convivencia dice que no se cuenta con ellos, que no se les invita a determinadas reuniones, que los han relegado, que ha habido momentos en los que se han retirado el saludo...

La fractura del grupo entre los vencedores y los vencidos del proceso interno, un seis contra tres con Piernavieja, Lucía Montejo y Rosa Espiño entre los minoritarios, ya era el factor enrarecedor del ambiente antes de que el portavoz parlamentario, Emilio León, anunciara su cese en la noche del martes. Sobre la dimisión y la división, el sector oficial prefirió ayer guardar silencio.

El miércoles, el portavoz cesante adujo motivos personales dando una versión que sin ser falsa sí podría resultar tal vez parcial, según algunas fuentes internas. A la luz de esta interpretación, esas razones concurrirían, pero no solas. A su lado también estaría una discrepancia de raíz política que León ha negado expresamente. Si sólo fueran personales, aducen los que sostienen esta tesis, lo lógico sería que también hubiese renunciado a seguir como diputado. La diferencia en términos de dedicación es pequeña, oponen. "Los problemas personales los tienes igual siendo portavoz que como diputado" raso, apunta una fuente... Pero León deja la portavocía y conserva el acta.

En teoría, en esta guerra interna el secretario general y Emilio León estaban en el mismo bando ganador. No obstante, la posición del grupo respecto a los presupuestos del Gobierno y la confección de la lista electoral autonómica se apuntan como motivos de un posible desencuentro que habría podido distanciarlos. Fuentes de la dirección del partido lo niegan. Podemos votó en contra del proyecto de presupuestos socialista en diciembre -cuando aún estaba reciente la campaña interna, en la que Ripa y los suyos afearon a sus adversarios su inclinación a favor del PSOE- y en abril a favor de los créditos extraordinarios derivados de la prórroga presupuestaria. En ambos casos, la contrapartida del Gobierno era la misma rebaja en las matrículas de las escuelas infantiles.

El reparto de nombres en la próxima candidatura autonómica entre afines de uno y otro emerge también como factor apuntado de fricción. Sin contestación del sector oficial, tirando del hilo del "cui prodest" ("a quién beneficia"), hay quien ya ve a Daniel Ripa al otro lado de la cuerda. El paso atrás del portavoz, con lo que eso tiene de admisión de pérdida de visibilidad y de peso político, facilita el timón del futuro al secretario general. El porvenir inmediato, empezando por la designación del relevo de León en la portavocía, queda en manos de un consejo ciudadano autonómico dominado absolutamente por la lista de Ripa, aunque en ella también estaban el exportavoz y sus apoyos.

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