La comisión delegada del Consorcio para la Gestión de Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa), que preside el consejero de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Fernando Lastra, ha acordado hoy iniciar el expediente de contratación de la redacción del proyecto, la construcción y la puesta en marcha de una planta de reciclaje de la fracción mezclada de basura (la que no se separa en los hogares), con un presupuesto de licitación de 64.470.429 euros y un plazo de ejecución de 60 meses.

Esta inversión evitará que se envíen al vertedero residuos domésticos y comerciales directamente -sin tratamiento previo-, un mecanismo obligatorio según la legislación europea. Permitirá también avanzar en el cumplimiento de los objetivos de reciclaje fijados por la directiva europea de residuos y la las leyes estatales y autonómicas, así como por el Plan Estratégico de Residuos del Principado (Perpa) 2017-2024. Estas normas establecen que la cantidad de basura doméstica y comercial destinada a la preparación para la reutilización y el reciclado de las fracciones de papel, metales, vidrio, plástico, biorresiduos u otras, deberá alcanzar, en conjunto y como mínimo, el 50 por ciento en peso.

La planta de clasificación tendrá capacidad para tratar anualmente 300.000 toneladas de residuos con una humedad media próxima al 40 por ciento, que actualmente va directamente al vertedero central de Asturias. Allí se rescatarán de la basura mezclada unas 22.500 toneladas de materiales reciclables como plásticos, metales, maderas, papel, cartón y vidrio cada año.

Además, se recuperarán restos orgánicos que se trasladarán a una nave de maduración para transformarlos en bioestabilizado, un material no acorde a las especificaciones de calidad del vigentes sobre productos fertilizantes, pero que puede usarse de base para la fabricación de un compost o "mejorador" del suelo. Se establece un límite de producción de 39.000 toneladas al año, según han desvelado los responsables de Cogersa.

Método de separación

En los pliegos de contratación de la nueva planta, Cogersa deja abierta al criterio de la adjudicataria la definición del método de separación de la fracción orgánica, que se podrá hacer mediante tratamiento mecánico-biológico o biológico-mecánico, autoclave o similar. La empresa que gane el contrato deberá diseñar y construir una instalación en la que la parte no aprovechable enviada a vertedero (rechazo) sea inferior al 30 por ciento; el bioestabilizado, igual o inferior al 13 por ciento, y el aprovechamiento medio de materiales, igual o superior al 7,5 por ciento del total procesado.

Por otra parte, en la planta de CSR se introducirán los rechazos -materiales no recuperados- de la planta de clasificación de la basura bruta (unas 90.000 toneladas anuales como mínimo), los residuos industriales no peligrosos mezclados que ahora van al vertedero (unas 50.000 toneladas anuales) y otras 25.000 toneladas de voluminosos (muebles, maderas, etcétera).

Estas fracciones se irán depurando (se retiran los áridos o los metales) y triturando a lo largo del proceso hasta obtener un combustible que es una mezcla, tipo granza, en la que predominan los plásticos, el papel y las pequeñas maderas, y que cuenta con un bajo nivel de humedad para asegurar un poder calorífico medio-alto.

Cogersa podrá llegar a fabricar 133.400 toneladas de combustible de residuos cuyo destino, según el Perpa, sería preferentemente la valorización química para la fabricación de compuestos orgánicos de uso industrial (fundamentalmente alcoholes) y/o combustibles líquidos de segunda generación; o bien, en su defecto, la valorización energética en instalaciones de generación eléctrica (plantas térmicas) o incineradoras de residuos de otras comunidades autónomas.

El consorcio pretende lograr, en la fase de clasificación, el aprovechamiento de unas 30.214 toneladas de plásticos, briks, férricos, papel, vidrio y otros, además de 18.048 toneladas de bioestabilizado. Unas 112.000 toneladas de rechazos serán enviadas al vertedero tras haber recibido un tratamiento previo.