La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Ardines, el hombre que dio "calabazas" políticas a Trevín

El concejal hallado muerto en Llanes rechazó por tres veces presentarse a las elecciones porque no quería atarse a ningún partido

Familiares y amigos de Javier Ardines, ayer, en las inmediaciones del lugar donde apareció el cadáver. EMILIO G. CEA

A Javier Ardines lo fueron a buscar hasta en tres ocasiones a casa para que se presentara como candidato en otras tantas elecciones municipales. En todas ellas dijo que no. Incluso le dio "calabazas" políticas al entonces "todopoderoso" alcalde socialista de Llanes Antonio Trevín. Siempre había tenido inquietudes sociales y se declaraba de izquierdas, pero no le atraía militar en ningún partido, ni dedicarse a la política, porque no le gustaban las ataduras.

Ardines, hijo de emigrantes nacido en Bélgica en 1966, solo aceptó entrar por primera vez en una lista de Izquierda Unida (IU) en 1999, pero en el número cuatro, pues no quería ser concejal, sino únicamente aportar su granito de arena, en forma de ideas, a la formación cuya ideología más se acercaba a la suya. Años después sí aceptó la propuesta de ser coordinador de esa formación de izquierdas en Llanes, un cargo que ocupó en dos etapas diferentes.

Residente en La Pesa de Pría desde los 9 años, tras regresar con sus padres de Bélgica, Ardines encabezó la lista de IU en 2007 y 2015 y también concurrió como número dos en los comicios de 2011. Fue elegido concejal en las últimas elecciones, después de ocho años sin representación de IU en el Consistorio llanisco.

Javier Ardines, que se casó a los 23 años, tuvo dos hijos y ya tenía un nieto, cursó estudios de técnico agrícola y de invernaderos en la Escuela de Capataces de Villaviciosa, pero su verdadera pasión siempre había sido la mar y en su juventud recolectó ocle y fue angulero. Un buen día decidió dar un paso más allá y convertirse en un profesional de la mar. Para ello creó junto a un socio una empresa de pesca de bajura.

Desde el año 2000, Ardines trabajaba a título principal en la mar, como patrón y armador, en su última etapa con el barco pesquero "Bramadoria, un nombre tomado de los "bramadorios", los bufones existentes no muy lejos de su casa.

Amante de los coches clásicos -tenía varios de los años setenta en perfecto estado de revista-, siempre afirmaba que estaba en política por accidente, y que era solo una etapa con fecha de caducidad. De hecho había sugerido a personas de su confianza que no quizá no seguiría en el Ayuntamiento más allá de este mandato. Aseguraba que era concejal "sin quererlo", porque nunca había tenido interés por la actividad política. Había renunciado voluntariamente a liberaciones, sueldos, dietas y kilometraje. Lo pagaba todo de su bolsillo.

Tenía ilusión por trabajar en favor de sus vecinos y, tal y como destaca en su biografía personal en la web municipal, de cambiar la forma de gobernar Llanes y de romper con lo que denominaba un "régimen" que había durado casi tres decenios y que hacía mucho tiempo que en su opinión se había alejado de la realidad de la calle y estaba centrado en favorecer intereses particulares. "Una política de barrigas agradecidas que daba su fruto en épocas de bonanza económica", escribió en su rincón biográfico de la página web del Ayuntamiento.

Una de sus principales aspiraciones como concejal era que los fondos públicos fueran gestionados de tal manera que atendieran las necesidades básicas de la zona rural -presumía de ser hombre de pueblo-, donde observada "grandes deficiencias" en servicios básicos como el suministro de aguas y el saneamiento. Otra de sus metas era conseguir que el personal municipal se pusiera al servicio de los vecinos y no de los intereses partidistas.

No obstante, siempre destacó que la gran mayoría de los trabajadores municipales eran ejemplares y cumplidores y le merecían todos sus respetos. De hecho, hace solo cinco días dejaba escrito en una red social que muchos empleados del Ayuntamiento de Llanes "hacen horas extras y no piden ni horas compensatorias, ni días, ni que se les abonen esas horas" y añadía que hay trabajadores que incluso "van voluntarios a trabajar sábados sin que nadie les pida nada".

Ardines era un acérrimo defensor de los sectores primarios, la agricultura, la ganadería, la producción forestal... y rechazaba frontalmente que la economía local estuviera basada en el binomio turismo-construcción, pues consideraba que era un modelo "fracasado". Conseguir que los montes públicos, ahora en su mayoría abandonados, volvieran a producir era otra de sus metas.

"Llanes es mucho más que treinta playas", era una frase Ardines que solía repetir a menudo. De ahí que defendiera que había que superar la actual situación del concejo, centrada en el turismo estival, y apostar por la desestacionalización, la promoción del turismo gastronómico, la puesta en valor de los bienes patrimoniales y la creación de rutas y sendas para senderistas y cicloturistas.

En materia urbanística había manifestado su frontal rechazo a las propuestas de los anteriores dirigentes locales y abogaba por un nuevo plan general de ordenación sostenible, apartado de la especulación y la masificación, que permita crecer de forma ordenada y centrado en atender las "necesidades reales" de los vecinos.

Solía resaltar que no era un hombre de partido al uso, y que sus verdaderas siglas eran los vecinos. Trabajar por la gente para hacer de Llanes "un lugar con calidad de vida, un referente a seguir para otros municipios, no un foco de escándalos y de procesos judiciales", dejó escrito en la web municipal.

Compartir el artículo

stats