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El juego patológico gana terreno

Uno de cada veinte adolescentes asturianos es ludópata o va camino de serlo

Los expertos piden al Principado más esfuerzos para evaluar un problema creciente que afecta a todas las edades y del que se sabe aún muy poco

José Ramón Fernández Hermida, en una reciente charla sobre los peligros del juego. IRMA COLLÍN

El juego va ganando la batalla y en Asturias faltan datos para evaluar el problema. Los expertos avisan: un 1,2% de los adolescentes de la región ya entran en la categoría de "jugadores problema" (son unos cuatrocientos menores en serios problemas), y otro cuatro por ciento se encuentra en situación de riesgo directo. Muchos acabarán convertidos en adultos que se llevarán por delante familia, trabajo y ahorros frente a una tragaperras o ante la pantalla de ordenador en juegos online.

El Día Nacional sin Juego se celebra en Asturias el próximo lunes. La entidad Ludópatas Asociados en Rehabilitación del Principado de Asturias (LARPA) exigió ayer a la Administración regional medidas "para frenar el aumento masivo de jóvenes" que se enganchan a los juegos de azar.

Cada año emergen en Asturias más de cien jugadores patológicos, cálculos que probablemente se queden cortos. De todas las edades, con distintas circunstancias vitales. Como factor casi universal, explica el profesor de Prevención de Trastornos de Comportamiento de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, José Ramón Fernández Hermida, "una clara tendencia a la impulsivilidad". Son ellos, los impulsivos, "los que acaban teniendo más problemas en relación con el juego". Al impulso se le une en ocasiones escasos recursos para afrontar las encrucijadas de la vida y una distorsión de la teoría de la probabilidad (no solo en el juego), del tipo de "estoy en racha".

Desde la Facultad de Psicología se pide al Principado un esfuerzo para evaluar el problema "porque la mejor forma de atajarlo es conocerlo bien".

El juego con dinero se mueve en una nebulosa llena de peligros: "Las personas que juegan no quieren que se sepa. Hemos intentado abordar a jugadores de tragaperras y en general ha sido imposible que colaboraran. Y en lo que respecta a las empresas del juego, también hemos comprobado que no hay ningún interés en colaborar. La autodestrucción del cliente es su beneficio", explica Fernández Hermida, coordinador de la Unidad de Investigación de Conductas Aditivas perteneciente a la Universidad de Oviedo.

¿Qué nos falta? Para empezar, preguntas sobre los hábitos del juego en la Encuesta Regional de Salud, dice Hermida. El problema es que esa última encuesta regional es de 2012, y se echa en falta una actualización. Se sobreentiende que no se renueva esta herramienta por falta de financiación adecuada. En 2017 el Principado sí publicó una encuesta de Salud Infantil (de 0 a 14 años), con datos extremadamente interesantes sobre hábitos lúdicos con videojuegos, ordenadores e internet.

Su supo entonces que en la franja de edad entre 11 y 14 años cada niño asturianos juega de media unos 80 minutos diarios en días laborales, y unos 105 minutos en días de fin de semana.

El juego con dinero es otra cosa. Un menor de 18 años no puede hacerlo pero aquí la ley se salta con inusitada alegría. El III Congreso Nacional de Psicología, celebrado el pasado año en Oviedo, ya dio el grito de alarma. Fernández Hermida asume el peligro pero matiza: "no conviene inflarlo, no estamos ante una apocalipsis del juego". Tres de cada diez asturianos de 16 años reconocen que ya han jugado, pero aquí se incluye cualquier juego de azar, desde la lotería y quinielas al rasca de la Once, por poner ejemplos socialmente muy aceptados.

"No es una epidemia, pero hay que estar alerta en materia de prevención. Pero seamos sinceros, no hay prevención real, no funciona, sencillamente porque no se aplica", señala el profesor de Psicología, que ejerció durante quince años de psicólogo clínico en la red pública de salud mental. La prevención es imprescindible "porque el juego nunca va a ser prohibido, y el alcohol tampoco".

Las asociaciones contra el juego, con LARPA a la cabeza, exigen una "regulación de la publicidad que evite la incitación del juego" y también "un control efectivo de acceso en todo tipo de juegos, para no permitir a jóvenes adolescentes y personas autoprohibidas a la práctica de esta actividad".

La ludopatía "no es una enfermedad médica, se trata de otro fenómeno. Los jugadores patológicos suelen tener actividad con otros juegos adictivos sin dinero y consumir determinadas sustancias".

Fernández Hermida aporta un dato aterrador en este sentido: 1.000 chicos asturianos entre los 14 y los 18 años reconocen que consumen cannabis todos los días. "Y eso no es inocuo, va a pasar factura a largo plazo en forma de problemas de salud mental o fracasos vitales. Cuando escuchamos eso de 'este chaval se echó a perder', detrás de ese fracaso están consumos o dependencias".

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