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La primera nevada del otoño cubre media Asturias y se recrudece: "Se olía", dicen en Pajares

El temporal cierra el paso a los camiones en el Huerna y obliga al uso de cadenas en siete puertos y en el acceso a los lagos de Covadonga

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La nieve llega a Asturias

A la orilla de la chimenea, como canta Sabina, y viendo los copos caer detrás del cristal de la ventana da gusto que llegue la primera nevada del otoño. En el pueblo de Pajares, a 970 metros de altitud y lindando ya con León, Marina Fernández Cachero disfruta un año más al ver los caminos de su pueblo cubrirse de blanco.

Asturias vive desde ayer la primera nevada de este otoño, que, además, se recrudecerá hoy con más precipitaciones y descenso de las temperaturas. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), hoy se acumularán espesores de hasta quince centímetros por encima de los 800 metros, pero nevará a 600. La nevada llegó ayer casi sin avisar: hace una semana el Principado gozaba de un tiempo primaveral. Pero las previsiones no fallaron y ayer media Asturias se cubrió de blanco. El puerto de Pajares y la autopista del Huerna estuvieron cortados al paso de camiones y a muchos los pilló completamente por sorpresa. Además se necesitan cadenas para circular por esta cumbre y neumáticos de invierno en la autovía a la Meseta.

A escasos metros del límite con León vive con verdadera pasión la llegada de las primeras nieves Elsa Maidán, cuidadora de Marina Fernández y que llegó desde Paraguay hace algunos años a Asturias y la primera vez que vio nevar de verdad, en Tineo, salió a "revolcarse" por el prado. "Qué gusto", recuerda Maidán, a la que le encantaría saber andar en madreñas, pero las probó una vez y "no supe manejarme", reconoce.

Fernández Cachero tiene 80 años recién cumplidos, una lucidez envidiable, una mano privilegiada para hacer suspiros de Payares, "que son lo más típico de aquí"; media docena de hijos, "porque menos no se pueden tener, que España es un país muy envejecido"; diez nietos y dos bisnietos. No le sorprende la nevada y ella la esperaba porque las temperaturas descendieron mucho de repente el viernes y eso "se huele". Es el olfato que dan los años.

"Las previsiones no engañan, a veces pueden equivocarse, pero es raro", asegura Marina. Y como en Pajares ya saben que ver nevar no es cosa rara, hace días que la leña se apila en la puerta de casa para atizar la chimenea, y en la cocina huele a pote. "Yo tuve un bar restaurante cuarenta años aquí. Cuando lo cerré creo que entré en depresión, nunca pensé que lo echaría tanto de menos.", recuerda Marina, y es que a cuánta gente mató ella el frío en días como los de ayer, cuando las quitanieves no dan abasto para limpiar la carretera y las temperaturas aprietan, pero de verdad. "Hubo una época en que estuvieron trabajando aquí unos musulmanes, ellos no podían comer cerdo, así que yo hacía el pote y luego les retiraba el compango. Pero lo que nunca supieron es que lo cocía todo junto, y decían: 'Oye, qué rico'; si se enteran ahora...", concreta esta vecina de Pajares que durante cuatro décadas fue la encargada de seguir "la arrancadera" sin prisa a los chavales del pueblo en el bar Valgrande y de ponerle el sabor especial al pote "que sin compango no sabe a nada".

La nieve no distorsiona ni cambia la vida en Pajares, es más, las mesas de la terraza siguen colocadas en el bar, a unos metros de la estación de esquí que previsiblemente abrirá a principios de diciembre. Hace una semana la gente tomaba el vermú al sol, ayer más de cinco centímetros de nieve convertían a las mesas rojas de propaganda de refrescos en una imagen bucólica. Cerveza bien fría en la mesa. No hace falta hielo. Vicente Fernández tiene una casa en Valporquero y ayer pensaba ir a abrir las ventanas. Pero la nevada le pilló de camino y abortó la operación. "Yo me vuelvo para Llanera, que ni traigo cadenas, ni abrigo, ni nada", asegura mientras come un pincho de carne y un café y barrunta si subirá a ventilar la casa o no. Y oye, que no, que otro día, "que no merece la pena jugarse la vida y la casa no se mueve". Y Vicente arranca destino a Llanera sin más plan que pasar el día en casa, porque la nieve " a mí me gusta desde el sofá".

Y mientras unos prefieren mirarla de reojo, los más pequeños aprovechan para hacer las primeras bolas de nieve. Franco Suárez y su hijo Sergio andan aprovechando la mañana en el pueblo jugando con la nieve. De vez en cuando la quitanieves pasa y despeja la carretera. Hay camiones y coches esperando en las orillas. Algún conductor se desespera al colocar las cadenas por primera vez, sin mucha suerte, y alguna despistada va en tacones pensando en voz alta. ¡Quién me mandaría a mi subir el puerto! Si es que ya lo dijo Marina, olía a nieve el viernes y las previsiones fallan poco. En Pajares siempre nevó. "Ésa es su esencia", remata Marina.

La nevada llegó tan de repente que ayer el Gobierno del Principado activó el pan de nevadas, que suele ponerse en marcha cada año el 1 de noviembre. Además de los cortes para camiones en Pajares, es necesario el uso de cadenas en los puertos de Ventana, San Lorenzo, Somiedo, Tarna, Leitariegos y San Isidro. Cerrada quedó también la comunicación entre Tuiza y La Cubilla, en Lena, y se necesitaron cadenas para acceder a los lagos de Covadonga. Hoy la temperatura no pasará de once grados, que se alcanzarán en Avilés. Más frío, más nieve y más nevada. Otro día que Vicente Fernández no abre las ventanas.

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