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La emprendedora de éxito a la que quisieron acobardar: "¿Adónde vas tú tan joven?"

La gijonesa María Fernández, que montó con tan sólo 32 años su propia clínica de reproducción asistida, sirve de inspiración a los universitarios

El ingeniero Javier Labrada, con su minicatamarán.

A María Fernández Díaz le intentaron cortar muchas veces sus alas de emprendedora: "¿A dónde vas tú tan joven?", "¡Si eres una niña!", "Eso es imposible", "Te llevará muchos años"... Pero esta gijonesa, de 32 años, licenciada en Bioquímica y Química, y con tres títulos de máster nunca cesó en su empeño de montar una empresa y desde la pasada primavera dirige su propia clínica de reproducción asistida. Por si fuera poco, compagina su trabajo con la elaboración de una tesis doctoral sobre el estudio inmunológico de la implantación de embriones. La Cátedra Caja Rural de Asturias-Capgemini de Emprendimiento, que entrega hoy, a las 17.30 horas en la Facultad de Psicología, los premios a los mejores trabajos fin de grado y de máster, pondrá como ejemplo la trayectoria de éxito de María Fernández, quien ofrecerá una conferencia para animar a los universitarios a emprender. "Si tienes pasión por tu profesión, hazlo; que es posible", asegura. Aunque el sacrificio es "enorme".

La embrióloga gijonesa se topó en el camino con "muchos obstáculos": "Papeles, trabas burocráticas, largas, desconocimiento del mundo empresarial... Uno sólo es imposible meterse en ello. Hay que rodearse de gente que crea en el proyecto y ser consciente de que la inversión es muy grande". Fernández siempre tuvo claro que una clínica de reproducción asistida funcionaría en Asturias, puesto que "las listas de espera en la sanidad pública son muy largas y los pacientes ya están saliendo fuera de la región". Pese a no llevar ni un año en funcionamiento, su negocio atrae a parejas de otras comunidades e, incluso, del extranjero, donde no dejan hacer un diagnóstico genético de embriones o una donación de óvulos.

La historia de sacrificio de María Fernández refleja el espíritu de la Cátedra de Emprendimiento, que se creó en julio de 2017 con el objetivo de promocionar la cultura emprendedora entre los estudiantes. "Percibimos que en muchos ámbitos universitarios parecía confundirse emprendimiento con una actividad del ámbito económico, cuando esto no es así, sino que las competencias emprendedoras son de carácter transversal, esto es, afectan a todas las ramas del conocimiento", aclara la directora, Beatriz Junquera. Por ello, se convocaron los primeros premios a los mejores trabajos fin de grado y fin de máster, dotados con 1.000 euros. Se presentaron 38 proyectos y se seleccionaron 8.

Los ganadores son María Huidobro de Nava y María Elena Esteban Ruiz (por Humanidades), Nadia Díaz Fernández y Mercedes Erice Álvarez (Ciencias Sociales y Jurídicas), Óscar Gutiérrez Mera (Ciencias), Belén Cantos Bernal (Ciencias de la Salud), y David Castrillón Álvarez y Javier Labrada de Diego (Arquitectura e Ingeniería). Sus propuestas son de lo más variadas: desde un banco de ADN de flora o una aplicación turística basada en el juego, hasta una experiencia piloto para mejorar la educación ambiental en los colegios o un mini catamarán para inspeccionar pantalanes bajo el mar.

Minicatamarán. Es uno de los pocos proyectos que se han llevado a la práctica. Su artífice es el ovetense Javier Labrada, de 22 años y graduado en Náutica y Transporte Marítimo. Una startup gijonesa contactó con él para que diseñase un vehículo náutico con el fin de examinar bajo el agua el estado de un gran pantalán -dos kilómetros- de Repsol en Tarragona. Su ocurrencia fue un catamarán no tripulado, manejado desde tierra por control remoto. "Va digitalizando la parte de abajo de la estructura a través de fotografías. Ya lleva un año funcionando con éxito", cuenta con orgullo Labrada, que a principios de año montará junto a un amigo una empresa de robótica.

Banco de ADN de flora. La idea emprendedora del ovetense Óscar Gutiérrez, biólogo de 28 años, fue crear un banco de ADN de la flora de Asturias, basado en la experiencia de Gran Canaria. En el Principado ya existe un banco de germoplasma, que conserva tejidos vegetales, pero la eficacia de los extractos de ADN es mayor, según asegura: "Se conservan más tiempo".

Educación ambiental e inglés. En el ámbito educativo, Mercedes Erice, de 27 años, de Colombres (Ribadedeva) y graduada en Magisterio, propuso una experiencia piloto para formar "ciudadanos respetuosos con el medio ambiente". El objetivo, detalla, es que los estudiantes tomen conciencia del respeto por la naturaleza a través de un aprendizaje más práctico". También en el colegio, la gijonesa María Huidobro, de 26 años, pretende impulsar una metodología novedosa para enseñar inglés a partir de la cultura asturiana. "Se trataría de contar historias de las culturas regional e irlandesa para que los niños vean que existen similitudes pese a la distancia espacial, a la vez que aprenden idiomas", explica.

Yincana turística. Nadia Díaz, de 24 años y natural de Salas, realizó un análisis de mercado para impulsar una aplicación móvil junto a la Asociación de Empresas Turísticas de Cudillero. Lo novedoso de esta plataforma es que su funcionamiento es el de una yincana para que "las familias puedan conocer rincones de la villa a través del juego". Además, "para el estudio de mercado aplicamos herramientas distintas y en función de las respuestas de los usuarios íbamos modificando el producto", señala. Por su parte, la madrileña María Elena Esteban, de 46 años y graduada en Humanidades, apostó por intervenir en tres ámbitos en el Museo del Esparto de Cieza (Murcia): mejorar la comunicación, integrar el centro en la ciudad y crear una red de museos y otros recursos sobre el esparto.

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