Las reformas pendientes en la Constitución Española de 1978 no se darán en un futuro inmediato y se vislumbran lejanas en el horizonte. En esa idea coincidieron ayer los profesores de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo Miguel Ángel Presno Linera, María Valvidares y Benito Aláez, protagonistas de una mesa redonda organizada por el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA con motivo del 40.º aniversario de la Carta Magna.

El debate, moderado por Andrés Montes, redactor jefe de LA NUEVA ESPAÑA, y centrado en analizar las reformas pendientes en la Constitución, pivotó sobre la "rigidez del procedimiento" que el texto consagra para abordar cambios totales o parciales, cuestión que, según los especialistas, dificulta que se lleven a cabo cambios que se vienen reclamando desde distintos sectores de la sociedad española. La falta de consenso político es, a juicio de los juristas, otro de los factores que juega en contra de la puesta en marcha de modificaciones como, por ejemplo, la que atañe a la preferencia del varón sobre la mujer en la jefatura del Estado, a través de la monarquía parlamentaria. "No me preocupa tanto el futuro de la Constitución como el del país, uno de los estados del mundo con más personas aforadas", indicó Miguel Presno. "La Constitución va a seguir languideciendo; no veo un impulso político adecuado y dentro de diez años podemos encontrarnos con que no ha habido cambio importante", añadió el profesor, acreditado como catedrático.

"Como horizonte del presente me pregunto si el hecho de que no se consiga abrir un proceso de reforma en un tiempo adecuado no acabará siendo visto como un problema; eso sí que es un riesgo para la Constitución", señaló María Valvidares, que, además de profesora, es asesora técnica de la Junta General del Principado. "El paso del tiempo ha traído cambios a nuestras vidas y la Constitución debería repensarse para que no se quede anquilosada", afirmó el catedrático de Constitucional Benito Aláez, quien también mostró su escepticismo a la hora de valorar hasta qué punto las reformas son reclamadas desde la sociedad. "Creo que muchas cuestiones nos las planteamos nosotros como juristas, y en otros ámbitos políticos y judiciales, pero no creo que sean un problema para la inmensa mayoría de la ciudadanía. No creo que seamos tan solidarios", manifestó con un atisbo de ironía.

Presno rompió una lanza a favor del texto de 1978, homologable a otros del entorno, como las constituciones francesa, italiana o portuguesa, y al que "a veces se le achacan defectos que no tiene". Puso como ejemplo cuestiones como el uso abusivo del decreto-ley por parte del Gobierno. "La Constitución lo establece pero la responsabilidad es de quienes lo utilizan". Presno destacó los principios de "igualdad, libertad y pluralismo" que consagra la Carta Magna. Los profesores también estuvieron de acuerdo en las dificultades que conllevaba acordar un texto en 1978, después de cuarenta años de dictadura y el temor a que la democracia no se consolidase en el país.

María Valvidares ensalzó el reconocimiento a la protección de los derechos fundamentales y libertades públicas que contiene la Norma, en la que está muy presente la función social del Estado, aunque, a su modo de ver, "la igualdad real tiene poco desarrollo". La profesora Valvidares se refirió expresamente a la falta de presencia de mujeres en la comisión que la elaboró, a pesar de que en el Parlamento había entonces 21 diputadas. "En cambio, en 1931 estuvo Clara Campoamor, a pesar de que sólo tres mujeres se sentaban en el hemiciclo".

Benito Aláez llamó a tener en cuenta que la salud que gasta la Constitución no debe confundirse con la del régimen político en el que se enmarca. "Si esta fuese la Constitución de los británicos sería un instrumento excelente en sus manos", recalcó el catedrático, que dejó clara su visión de futuro: "La Constitución cumplirá cincuenta años, pero no llegará a los cien, ya que para entonces será una especie de estatuto de autonomía de un país pequeño de la Unión Europea, que entonces será un ente supranacional en toda regla". Para los profesores, uno de los rasgos de que la Carta Magna está muy presente en la vida de los españoles es que se la nombra de forma constante en diferentes ámbitos. "La Constitución está viva entre los ciudadanos", concluyeron.