José Ramón Campello, doctor en Ciencia de Materiales, desarrolla su actividad investigadora desde el año 2006 en el ITMA. El trabajo en el campo de los materiales refractarios es parte de las líneas prioritarias establecidas por el Principado en su estrategia de especialización inteligente (RIS3). El sector del refractario tiene gran importancia económica y estratégica dentro del tejido industrial de la región. Así el Clúster de Refractarios de Asturias reúne a catorce empresas del sector, que representan el 50% de la fabricación nacional. Además, sus manufacturas habilitan la producción de la gran industria básica regional.
- ¿Qué supone el desarrollo que plantea en su tesis?
-Trata del desarrollo de ligantes nanoestructurados para su uso en refractarios, por ejemplo en los materiales utilizados como revestimiento en hornos de arco eléctrico para la fabricación de ferroaleaciones. El jurado valoró la aplicabilidad de la investigación, el impacto de la tecnología desarrollada y la mejora medioambiental, ya que estos ligantes aumentan el rendimiento de los refractarios y eso implica que consumes menos recursos. Al final, se mejora la eficiencia de la industria.
- ¿Qué tipo de industrias podrían beneficiarse de ello?
-En cualquier proceso a alta temperatura siempre hay un material refractario involucrado, y en la industria son la mayoría de ellos. La industria del acero, aluminio, ferroaleaciones, cemento, vidrio? Ofrece muchas oportunidades. Sin refractarios no hay industria básica. Por ejemplo en la producción de acero, si no cuentas con un refractario suficientemente bueno, el nivel de impurezas es brutal y es imposible obtener un producto de calidad. Es un material crítico.
- ¿Qué supone este trabajo dentro de su trabajo de investigación en el ITMA?
-Nosotros trabajamos en el diseño y control del procesado de los materiales cerámicos, mejorando ese procesado para mejorar las propiedades de esos materiales y la ventaja competitiva de las empresas. En el ITMA en Llanera también tiene su sede el Clúster de Refractarios de Asturias. Gracias a la mejora de la tecnología en refractarios es posible mejorar los costes de la industria. Al final se trata de desarrollar refractarios con mayor tiempo de vida útil. Y la región debe apoyar su industria y el conocimiento que tiene. No creo posible construir una industria nueva de un día para otro.
- ¿Cómo llega un ingeniero químico al mundo de los refractarios?
-No tenía ni siquiera la asignatura en la carrera. Empecé en el ITMA en el departamento de refractarios, y empecé a sentirme atraído por estos materiales. Al final hice el doctorado en Ciencia de Materiales y ahí sigo. Es imposible decir que vas a estudiar una carrera y que vas a trabajar en el mundo de los refractarios o en el de los materiales cerámicos, porque no se enseña en la Universidad (salvo en la Escuela de Minas de Oviedo donde siempre hubo una asignatura). Es un tema casi ausente en los planes de estudio y luego un ingeniero químico, que tiene que hacer toda la ingeniería de proceso, no puede saber cómo hacer correctamente una selección de un material. Qué más da que formes a la gente en una determinada industria si no sabe qué materiales utilizar, cuando en procesos como la metalurgia es crítico para la calidad del producto que fabricas.
- ¿Es difícil cumplir con los requerimientos de las empresas y avanzar en el desarrollo de la carrera investigadora?
-Lo más difícil es sacar tiempo y espacio para explicar los resultados. En este premio nos ponían a prueba presentando al jurado en un espacio muy reducido los aspectos más relevantes de la investigación. En el día a día tienes el tiempo que tienes y cuando trabajas para una empresa a veces puede ser difícil profundizar. La empresa en primera instancia suele querer resultados inmediatos, pero no puedes hacer investigación si no conoces muy en profundidad los mimbres de cualquier materia.
