La de 15 a 35 años es una "población de riesgo" potencial de suicidio, como indica la psicóloga Rosa de Arquer, del Teléfono de la Esperanza. Se trata de personas con las que "es más difícil conectar, establecer un vínculo", por la ruptura generacional. Es difícil, según De Arquer, establecer las razones por las que los jóvenes asturianos se suicidan, cada vez en mayor número. "Las causas pueden ser desde económicas a relacionadas con patologías mentales, rupturas... Se aprecia en algunas personas una baja tolerancia a las frustraciones. Son personas a las que siempre les han salido bien las cosas, que no tienen desarrolladas habilidades de resolución de conflictos", cree la psicóloga.

De Arquer ve en la sociedad actual una "necesidad de favorecer la resiliencia, que es sobreponerse a las dificultades", pero el tono social general no parece muy proclive a ello. "En la vida puede haber dificultades, pero debemos saber que en esas situaciones podemos sacar todas nuestras potencialidades", añade la psicóloga.

Esta experta considera que debe hablarse del suicidio desde la prevención, rompiendo además falsos mitos. "No hay ningún halo de misterio en el suicidio, es un problema grave para la persona, para su entorno, para sus familiares, que quedan devastados cuando uno de los suyos se ha quitado la vida. Hay que 'desromantizar' eso de morir por amor. Hay que romper falsas creencias, como que el que avisa de que va a suicidarse, o intenta hacerlo y falla, en realidad no quiere hacerlo, solo llamar la atención. El 80 por ciento de los suicidas tienen una patología psiquiátrica. En esas condiciones es difícil planificar algo como un suicidio y lo normal es que fallen. Por tanto, debemos hacer caso de los avisos, escuchar y acompañar a esa persona al centro de salud", indica De Arquer. En el Teléfono de la Esperanza están preparados para "rescatar" al suicida en cualquier fase.