Primer consejo: no compre un móvil a un niño menor de 9 años. Segundo: si lo adquiere como localizador, no le ponga datos a internet. Tercero: sólo deje que acceda a las redes sociales en espacios comunes y bajo supervisión. Estas son algunas de las pautas que dan los expertos para afrontar "un cambio social que nos desborda": el de las nuevas tecnologías. "Estamos cayendo por una catarata y no sabemos a dónde vamos a llegar", reflexiona el profesor de la Universidad de Oviedo, José Manuel Errasti. El especialista en psicología de la personalidad aconseja a los padres no caer en la trampa de sus hijos. "Siempre van a decir: 'Soy el único que...'. Y nunca serán los únicos, aunque sí pertenecerán a una minoría".
En estos casos, reconoce Errasti, "es muy difícil vencer la presión social", por lo que aconseja "crear grupos de padres resistentes a la corriente". Y la pregunta del millón: ¿A qué edad puedo comprarle un smartphone a mi hijo? No hay tal edad, depende del desarrollo del niño y de las necesidades de su entorno. "Pero desde luego no deben tenerlo con menos de 8 o 9 años, y ya es razonable que lo utilicen con 16", contesta Errasti, que advierte de los peligros de las redes sociales. "Si quisiese crear una sociedad de narcisistas neuróticos, hubiese diseñado Instagram", alerta. De hecho, según sus investigaciones, los jóvenes enganchados a Twitter presentan "falta de autoestima y de empatía". ¿Y en el colegio? La regla general es regular el uso del móvil e, incluso, prohibirlo. En este sentido, la jefa de servicio de Orientación Académica de la consejería de Educación, María Vallina, recomienda a los centros obligar a los alumnos a registrarse en la red de navegación interna -con nombre y usuario- y a través de ella poner filtros de contenidos -por ejemplo, no permitir el acceso a redes sociales-. La clave, dice, es "garantizar un control de los contenidos y su seguridad". Educación se fija como meta lograr la competencia digital de los jóvenes.
