Hay más alumnos en una sola clase universitaria de Egipto (unos 3.000) que en toda la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Oviedo. Este fue uno de los datos más llamativos que aportó ayer sobre su país de origen la joven investigadora Mariam Saeed, que está terminando su tesis doctoral en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón. La egipcia participó, junto a italiana Laura Bonavera y la ucraniana Kateryna Levchenko, en una mesa redonda con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia -se conmemoró el lunes-. Pese a los recortes y a la fuga de talento, de sus intervenciones se puede concluir que España "no está tan mal" en ciencia.
En Italia por ejemplo, señaló Laura Bonavera, profesora del departamento de Física, "los políticos llevan años sin mostrar ningún tipo de interés a la investigación". "Y tememos que en el futuro haya más recortes. Desarrollar allí una carrera es imposible; sabemos que tarde o tempranos tenemos que salir del país". En Egipto también hay "un gran problema con la financiación", según contó la ingeniera Mariam Saeed. "Durante mi etapa de estudiante jamás oí la palabra beca. Ahora parece que las cosas están cambiando", señaló Saeed, que confesó que en su país "los jóvenes no pueden estudiar lo que quieran", sino lo que mandan sus familias.
Para los estudiantes ucranianos, dice la filóloga Kateryna Levchenko, "España es un destino atractivo". Sin embargo, muy pocos conocen el Norte. Levchenko acaba de llegar a Oviedo para hacer sus tesis doctoral basada en su experiencia como traductora para la adopción de niños ucranianos. "Trabajé en la Academia Diplomática Ucraniana muchos años. Aunque suene bien, el sueldo es muy bajo, tienes que compaginarlo con varios trabajos", contó.
