El valdesano Israel González Rena volvió al hogar familiar en Barcia (Valdés), después de un importante periplo personal y profesional que le ha servido para vivir hoy de su pasión y profesión como profesor deportivo, entre otras disciplinas, tras abrir en 2014, después de adaptarlo y acondicionarlo, su Spartan Box Training: un espacio donde imparte, entre otras clases, cross training, halterofilia y pilates en una nave del polígono de Barcia. "Siempre me gustó hacer deporte. Aquí ya hacía surf, kárate y trabajaba con pesas. Dejé un buen trabajo en Gijón para marcharme a la aventura en Madrid, y allí pasé nueve años preparándome, formándome y trabajando en mí, pues también oposité allí al cuerpo de Bomberos. De igual forma que me fui, volví en 2013 y, después de un año sabático, buscándome una salida laboral ideé habilitar una nave familiar para empezar a impartir cross training", afirma.
Esta modalidad deportiva, también conocida como "entrenamiento funcional", consiste, de modo general, en una actividad que se desarrolla en una sala de fitness donde se realizan diferentes ejercicios trabajando todo el cuerpo en su conjunto, pues son movimientos multiarticulares, realizando actividades como correr, saltar, empujar, lanzar, etcétera.
"Yo soy entrenador de halterofilia, estoy titulado para entrenar con el cross training, tengo un certificado de conocimientos de nutrición básica, además de 200 horas de pilates en suelo, que también doy aquí. Imparto clases a grupos de personas, también individualizadas, y ejerzo de entrenador personal para quien me lo demande con todo tipo de entrenamientos a la carta. Junto con mis títulos tengo la experiencia de 25 años metido en ello. Para mí esto no solo es un trabajo, es también un modo de vida. Yo no he contado con subvenciones ni ayudas. Aquí tengo metidos mis ahorros y lo que sea preciso para tener el box equipado con todo lo necesario, al igual que los boxes que pueda haber en Oviedo o Gijón en esta modalidad", afirma este joven valdesano.
Como emprendedor rural y, además, en una profesión como la suya, empezó con dudas pero seguro. "Al principio éramos cuatro amigos y yo aún no lo tenía claro, pero empezó a funcionar el boca a boca y en 2015 ya había aquí unas 18 personas entrenando. Luego pasé a tener unos 40 y actualmente hay 75. Vienen de diferentes sitios: Luarca, Otur, Puerto de Vega, Villapedre, Navia...", destaca.
Y a renglón seguido añade que "el primer sorprendido de llegar hasta aquí soy yo, pero yo aprendí en mi casa que el que no arriesga no gana. Aquí se abre de lunes a sábado y se trabaja duro y siempre incorporando aparatos y actividades nuevas. ¿Quién me iba a decir a mí que un día llegaría a vivir de lo que me gusta, con una profesión que es mi vida y además en mi pueblo? Y aquí estoy, y para seguir", asegura.
