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El colegio frustra la vocación científica femenina: "No nos enseñan su utilidad"

Las estudiantes de titulaciones técnicas piden mostrar el lado divertido de las matemáticas o la física y difundir los casos de mujeres en la cima

-¿Qué estudias?

-El doble grado de Física y Matemáticas.

-Buf, debes de ser muy lista... ¿Y qué vas a hacer luego con tu vida? ¿Ser profesora?

El diálogo refleja, según las estudiantes de titulaciones dominadas por los hombres, el "desconocimiento" que envuelve a las carreras técnicas en Asturias. Ellas ni se consideran "brillantes" ni eligieron los números para acabar dando clases. Las chicas STEM (del inglés Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) creen que el sistema educativo frustra desde edades tempranas las vocaciones científicas. Y piden enseñar las matemáticas, la física, la química o la tecnología "de manera más tangible". "Desde pequeñas muchas compañeras cogen asco a la ciencia por cómo se dan las asignaturas en el colegio. No nos enseñan su utilidad", opinan la avilesina Lidia Sainz Ledo y la ovetense Julia García Prieto, ambas de 19 años y estudiantes del doble grado de Física y Matemáticas. Tuvieron dudas en la elección pero al final se impuso su pasión por la resolución de problemas.

Aunque las científicas en la élite reclamen mayor presencia femenina en las carretas STEM para acabar con el dominio del hombre en el sector, sólo con persuadir no basta. Hay que cambiar metodologías y pensamientos ya desde la escuela. Eso es al menos lo que defienden once alumnas de la Facultad de Ciencias y de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, reunidas por LA NUEVA ESPAÑA. Añaden dos problemas más: la falta de referentes femeninos y la escasez de mujeres en altos cargos. "No sólo hay que pelear por que más chicas se vean atraídas por las titulaciones técnicas, sino también por que luego en el mundo laboral tengamos las mismas oportunidades que los chicos en ascender", reivindica Lidia Sainz.

Lo cierto es que lo primero está empezando a cambiar en las aulas de la Universidad de Oviedo. "Cuando entré en Matemáticas, me acuerdo que en cuarto sólo había una chica. Y sin embargo ahora cada vez somos más. Lo que no se ha dado todavía es que seamos mayoría nosotras", cuenta Candela Giraldes Arias, de 21 años. Uno de los motivos quizá sea la salida laboral. "Hoy en día tanto nosotros como los ingenieros estamos súper solicitados", apostilla la joven, que acabará este año sus estudios de Matemáticas. La forma de impartirlos nada tiene que ver con el instituto. "Cuando tienes 13 años, que hagan divertida una asignatura lo puede cambiar todo. No se elige lo que se desconoce", afirma Lidia Sainz, que cree no obstante que la culpa no es de los profesores sino de cómo está montado el sistema. "Las matemáticas, por ejemplo, te las ponen como algo abstracto, que está sólo en los libros, cuando es la base de todo", apostilla Julia García, que en el instituto sólo pasó "dos veces" por el laboratorio de Física.

A pesar de que los chicos son mayoría, ninguna se siente de menos en las clases. "Yo no me considero brillante ni mucho menos, sino válida, resolutiva... Y estoy en cuarto de Matemáticas y Física con todo aprobado", comenta la ovetense Carolina Menéndez Álvarez, de 22 años. A base de "trabajo y constancia" ellas pueden sacar adelante, igual que ellos, las titulaciones STEM. "A las futuras universitarias yo les recomiendo que no estudien una carrera por el hecho de que se necesiten más mujeres. Que hagan lo que les guste", recomienda Candela Giraldes. Pero ese gusto, para que no esté contaminado, hay que cultivarlo desde el colegio. La falta de referentes, consideran, también hace mucho daño: "Tú preguntas por ahí y sólo saben decirte Marie Curie". Por suerte, en la Facultad de Ciencias las cosas cambian y las estudiantes ven incluso más sobresalientes a las profesoras que a los profesores. Para Carlota Menéndez, el mejor ejemplo es la catedrática de Álgebra Consuelo Martínez.

¿Y ellas por qué se decantaron por la ciencia? Candela Giraldes Arias, de 21 años, siempre se preguntó el por qué de las cosas. Y en Matemáticas, afirma, todo tiene un motivo. Fue así cómo dejó su Ponferrada natal para estudiar en la Facultad de Ciencias de Oviedo. Han pasado ya cuatro años y no se arrepiente de la decisión que tomó. Ahora le gustan más, si cabe, los números. En pocos meses tendrá que decidir si seguir estudiando un máster o trabajar.

Carolina y Carlota Menéndez Álvarez, de 22 años, son gemelas y estudian la misma carrera: el doble grado de Matemática y Física. Carolina lo tuvo claro desde el principio: "En las dos disciplinas no te enseñan a saber el cien por cien de las cosas, sino que te aportan herramientas para saber afrontar un problema". Sin embargo, Carlota tuvo sus dudas: "En un principio quería estudiar Economía; Matemáticas y Física me asustaba un poco". Al final eligió lo mismo que su hermana; "un acierto".

A Julia García Prieto, de 19 años, siempre le divirtió resolver problemas. En cuarto de Secundaria tenía bastante decidido que iba a estudiar Física y Matemáticas, pero en Bachiller le entraron los miedos. Hoy está en segundo curso del doble grado de la Facultad de Ciencias. Comparte clase con Lidia Sainz Ledo, de 19 años, que hasta el último momento estaba dudosa entre la ramas de la Salud y las ciencias más puras. Sueña con ser astrofísica: "La Tierra se me queda muy pequeña. Me pregunto siempre lo que hay fuera. Pero estoy en segundo curso, así que puedo descubrir otras áreas que me llamen la atención. La docencia también me atrae; me gustaría transmitir a los niños la pasión que siento por la ciencia".

Todas ellas aseguran que las carreras técnicas son "muy duras", incluso más de lo que las pintan. En primer curso, aseguran, "hay muchos abandonos", así que "las que seguimos es porque de verdad nos encanta esto". Pero que no cunda el pánico. "A las futuras alumnas yo les diría que sigan su vocación, que teniendo los objetivos claros, todo se puede conseguir si trabajan duro", concluye Carlota Menéndez.

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