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La nueva alarma casi no se oye

Los vecinos de las zonas industriales en las que ayer se probó el nuevo sistema de alerta apenas se percataron de él

El concejal de Seguridad de Carreño, el socialista Onésimo Velasco, "Simi", con una trabajadora del geriátrico de San Pancracio de Albandi y una técnica del 112, ayer, durante el simulacro. ALEJANDRO DE LA FUENTE

La nueva sirena que avisará a los vecinos próximos a zonas industriales de posibles accidentes se oye poco. O eso dicen los residentes que ayer asistieron al simulacro de funcionamiento de la alarma en Carreño, Gijón y Trubia. En la residencia de ancianos San Pancracio de Albandi (Carreño), todo funcionó según lo previsto: la primera de las sirenas, de prueba, sonó durante breves segundos a las 12.09 horas. La segunda, ya con el sonido de emergencias, resonó a las 12.11 y, la tercera, y de fin de emergencia, lo hizo a las 12.12. La señal no causó ningún tipo de alarma entre el centenar de residentes de este centro gerontológico, que ya había sido advertido del ejercicio de ayer. "Se ha cumplido el protocolo a la perfección", destacó el personal de Protección Civil que supervisó el simulacro en las instalaciones.

Pero en el poblado de Albandi, los vecinos afirmaron que apenas se oía: "Si llegamos a estar dormidos no nos despierta", destacó Ana Fernández. "Tuve que abrir la puerta de la calle para ver si era la alarma, porque pensaba que era la televisión", explicó Natalia Maciel.

En Gijón, ocurrió algo parecido: la sirena pasó casi desapercibida, bien por desconocimiento o porque apenas se escuchó. La norma europea establece que la intensidad ha de ser entre 65 y 85 decibelios. Las pruebas fueron perfectamente audibles en El Muselín, pero a alguno lo pilló despistado: "Pensé que era un barco atracado", explicó Carlos Fernández. El presidente vecinal del Natahoyo, Álvaro Tuero, sabía qué significaba la sirena, pero señaló que algunos conductores de la Avenida de Galicia se echaron a un lado "pensando que venía una ambulancia". Fue un "murmullo", dijo Virgilio Herrero, dirigente vecinal de Jove. "La gente no se enteró de nada y otros apenas lo oyeron", dijo. El sonido fue débil también en el barrio de Pescadores, explicó el presidente vecinal, José Luis Rodríguez Peón. "Que las sirenas suenen está bien, pero en caso de catástrofe, ¿después, qué?", se preguntó el dirigente vecinal.

"Apenas escuchamos nada, hubo algún vecino que escuchó la sirena, pero nadie se alarmó por nada", explicó, en el mismo sentido Toño Huerta, presidente de la asociación de vecinos de Trubia.

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