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Paulino Álvarez Ondina | Nuevo decano del Colegio Oficial de Graduados en Ingeniería Informática e Ingenieros Técnicos en Informática del Principado de Asturias (CITIPA)

"La transformación digital no es sustituir el papel por la web, es un cambio mayor, cultural"

"Hay intrusismo, pero tenemos tanto trabajo que el impacto es menor" "La profesión vive una época dorada, pero creo que es solo el principio"

Paulino Álvarez Ondina, en la sede del colegio.

Paulino Álvarez Ondina (Avilés, noviembre de 1977) acaba de ser elegido decano del Colegio Oficial de Graduados en Ingeniería Informática e Ingenieros Técnicos en Informática del Principado de Asturias (CITIPA). Con amplia experiencia en el sector privado nacional e internacional, dirigirá una etapa de cambio dentro de la institución. Uno de sus retos será transformar digitalmente los servicios del colegio. Álvarez Ondina, que ya fue vicedecano en 2009 y 2010, es ingeniero técnico e ingeniero en Informática por la Universidad de Oviedo y máster en Dirección de Sistemas de Información y Comunicación por la Universidad Politécnica de Madrid.

- ¿Qué le animó a liderar el Colegio Oficial de Graduados en Ingeniería Informática e Ingenieros Técnicos en Informática del Principado de Asturias (CITIPA)?

-Había estado en la junta directiva del colegio hace diez años; de hecho, fui uno de sus promotores. Pero por motivos profesionales tuve que dejarlo. En sus inicios, el colegio fue un calvario, costaba arrancar casi cualquier cosa, y ahora parece que tanto empresas como profesionales ya empiezan a vernos como un actor importante en la toma de decisiones relacionadas con el sector TIC. Eso fue lo que me animó.

- ¿Por qué hace una década surgió la necesidad de crear el colegio?

-Insistimos mucho en la terminología, porque para nosotros es importante. Antes de la llegada de Bolonia, había dos titulaciones: Ingeniería Técnica en Informática e Ingeniería en Informática, lo que mal llaman Ingenieros Superiores en Informática. Con Bolonia, estas titulaciones desaparecieron, y llegó el grado en Ingeniería Informática. Nosotros no creamos el colegio porque quisiéramos, sino para jugar en la misma liga que otro tipo de ingenierías, como Industriales o Telecomunicaciones, que tenían colegios muy potentes y, en consecuencia, mayor peso social e institucional que nosotros. Es el día de hoy que las ingenierías todavía no se pueden equiparar; ellos tienen más atribuciones.

- ¿Cómo es su relación con el Colegio Oficial de Ingenieros en Informática del Principado de Asturias?

-A diferencia de otras ingenierías, en la nuestra no hay competencia. Estamos unidos y generalmente hacemos todo juntos. Yo, por ejemplo, estoy doblemente colegiado.

- ¿Una de sus luchas comunes es el intrusismo?

-Es más o menos lo mismo que pasa en el periodismo. La única diferencia es que en nuestro sector hay tanto trabajo que más o menos nos da igual. Tenemos tantas opciones, que el impacto es menor. No obstante, lo notamos con la crisis, que bajó el trabajo y estuvimos compitiendo de igual a igual con gente que no tiene nuestra titulación.

- Uno de los retos que se fija como decano es dar ejemplo desde dentro de transformación digital. ¿Cómo van a hacerlo?

-La transformación digital es algo muy complejo, es un cambio cultural. Está muy de moda, pero en realidad lo que hace la gente es digitalizar cosas. La transformación digital, como digo, es un tema mucho más complejo: tú te apoyas en la tecnología para hacer cosas que antes no podías hacer, y ese cambio al mismo tiempo provoca que puedas hacer otras nuevas. Uno de los aspectos que queremos incorporar es el voto electrónico. Si eso funcionase bien, podríamos hacer referéndum, lanzar iniciativas instantáneas... O sea, la tecnología te permite no solo pasar del papel a lo digital, sino también darte otras opciones que a la larga cambian tu forma de hacer las cosas.

- ¿Las empresas asturianas están acometiendo bien esa transformación digital?

-La transformación digital tiene mucho de marketing. Es algo que está sonando mucho, pero que al final se queda en digitalizar procesos más que en una transformación global. Lo fundamental es que tiene que notarse el cambio, y ese cambio, por el mero hecho de existir, genera fricciones. Entonces, los que digan que han hecho una transformación digital fácilmente es que directamente no la han hecho.

- ¿Qué pautas daría a las empresas?

-La transformación digital se centra en las personas, en pensar qué necesita tu cliente, qué necesita tu colegiado, qué necesita tu socio... A partir de las herramientas digitales, tienes que promocionar esos servicios y ampliarlos. Mucha gente también asocia la transformación digital a la robotización y a la pérdida de empleo, cuando no es así. Igual en algún proceso, que antes era muy manual, al digitalizarlo pierdes mano de obra, pero esa mano de obra hay que trasladarla a otros sitios, por ejemplo para dar una atención más personalizada.

- ¿Cree que la profesión vive ahora su época dorada por la revolución digital que está atravesando la empresa?

-La informática siempre ha estado bien a nivel laboral. El paro es prácticamente inexistente. Pero es cierto que ahora se reconoce un poco más la figura del profesional en informática. Se tiene más en cuenta por los fallos informáticos o el hackeo. No obstante, nosotros creemos que es una tendencia que va a ir más. Los sistemas, de hecho, son cada vez más complicados por razones de ciberseguridad. Así que, en efecto, estamos en una época dorada, pero creo que es solo el principio.

- Ha estado casi diez años trabajando fuera de la región. ¿En qué situación está la profesión en el extranjero?

-En Asturias se vive una situación atípica. Hay dos facultades de ingenieros, entonces las empresas trabajan con muchos ingenieros en Informática. En otras ciudades grandes, como Madrid, o en el extranjero, como en Luxemburgo o en Bruselas donde yo he estado, faltan muchos profesionales. Y ante esa escasez, ¿qué haces? Pagas más y tienes en alta estima a los profesionales. Las empresas regionales nos comentan que les está costando conseguir profesionales porque la mayor parte se van fuera.

- ¿Cómo se podría revertir?

-En Asturias hay muy buenos profesionales. Sin embargo, el sueldo es bastante bajo en comparación con el resto de España y de Europa. Se debería, por tanto, darles mayor valor y eso implicaría necesariamente mejoras económicos. Así la gente se quedaría. Muchos se van por ver nuevas oportunidades, pero yo creo que retornar queremos todos.

- ¿Por qué decidió volver a Asturias?

-Yo volví en busca de calidad de vida. Estuve casi cinco años en Luxemburgo y casi tres en Bruselas. Y de esto hace justo un año. Anteriormente estuve en Madrid. O sea, que quitado este año y otros tres que encajé por el medio, siempre estuve fuera de Asturias.

- ¿Se arrepiente de haber retornado?

-No es que me arrepienta, es que no sabes todavía si Asturias va para arriba o para abajo. Es una provincia que ha perdido mucha población... Tienes una incertidumbre laboral que en el extranjero no existe.

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