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"A veces me dan ganas de irme", afirma uno de los dos talentos captados con el anterior plan

Retener y atraer a científicos de élite, como pretende el consejero Borja Sánchez, obligará a Asturias a hacer una "apuesta presupuestaria fuerte" y sostenida en el tiempo, que ha de verse "como una inversión y no como un gasto". Así lo creen los talentos retornados, que aplauden el futuro programa "Margarita Salas", con el que el Gobierno autonómico da un giro a su política y se fija en Cataluña, tras el fracasado plan anterior. "Es el programa perfecto, pero necesita mucho dinero; no sólo para sueldos sino también para montar laboratorios y crear grupos de investigación", avisan los científicos, que, no obstante, aseguran que el esfuerzo inicial merece la pena. "Generará retornos económicos por encima de lo invertido", dicen.

La propuesta del titular de Ciencia, adelantada por LA NUEVA ESPAÑA, es ambiciosa pero "necesaria", según los investigadores. Borja Sánchez quiere captar a líderes de laboratorio de todas las partes del mundo -"lo mismo da que estén en Harvard que en la Universidad de Oviedo"-, sin importar su edad ni su área de conocimiento. No obstante, tanto el número de beneficiarios como su inversión es hoy una incógnita. Dependerán, aclara el Consejero, de "de la disponibilidad presupuestaria". Su referente, el programa senior del ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados) invierte 115.000 euros anuales por investigador. Sánchez no quiere caer en los errores del anterior equipo de Gobierno y afirma que una de las prioridades es "que el científico tenga un horizonte". Dicho con otras palabras, que tenga estabilidad, que es justo lo que reclaman los talentos retornados.

"El plan anterior sólo ofrecía el salario (parte de él) y uno se tenía que buscar la vida para poder desarrollar el proyecto a través de la obtención de financiación externa", comenta el químico Pedro Braña, uno de los dos únicos científicos que consiguió atraer el anterior programa, a pesar de que el Gobierno se había fijado como objetivo que volviesen un mínimo de veinte en tres años. El físico Javier García fue el otro cerebro que regresó a casa: "Se contemplaban ayudas para el sueldo, pero me he tenido que buscar la vida para encontrar financiación y equipos". Tras mucho pelear, ambos desarrollan sus carreras en la Universidad de Oviedo, que será la institución que más se beneficie de la futura convocatoria.

El rector Santiago G arcía Granda aboga por fichar "personalidades interesantes que puedan abrir nuevas líneas de investigación en Asturias" y que "estén dentro de la estrategia de especialización del Principado".

En la mente del Consejero está, de hecho, que los candidatos "encajen en las dos misiones científicas" en las que se volcarán los laboratorios de la región hasta 2030: reducción de la contaminación, tanto de dióxido de carbono como de residuos, e impulso del envejecimiento activo desde el nacimiento. "Necesitamos personas que independientemente de su edad sean capaces de aportar y dinamizar, porque eso hará que los jóvenes se enganchen a nuevas líneas de investigación y nos hará crecer y también nos beneficiará en los rankings internacionales", opina Granda, tras recordar que la institución académica siempre fue crítica con el anterior plan, fundamentalmente por los plazos. "En el ánimo del Consejero está que sean más ágiles, que las convocatorias estén a principios de año y con unos periodos fijos de solicitud y de resolución", apunta.

El físico moscón Pablo Alonso, que desembarcó en la Universidad de Oviedo en 2015 con una beca "Starting Grant" del Consejo Europeo de Ciencia (ERC) y un millón y medio de euros bajo el brazo, opina que el programa anunciado por Borja Sánchez es una "excelente noticia". Eso sí, pide que sea "a largo plazo". "No podemos atraer a científicos muy buenos y a los cinco años que no tengan continuidad", advierte Alonso, que tiene dentro de la Universidad la figura de investigador distinguido. "Si conseguimos atraer a cuatro o cinco profesionales de excelencia durante cuatro años, ya son veinte y podemos empezar a generar un tejido muy potente en la región, con capacidad para captar muchos recursos. Yo estoy convencido de que se puede hacer ciencia de alto nivel aquí, teniendo el apoyo necesario", reflexiona. A Alonso, que lidera su propio grupo de nano-óptica cuántica en la Facultad de Ciencias, le quedan dos años de proyecto y su futuro podría pasar por el programa "Margarita Salas".

Para el zoólogo Germán Orizaola, del grupo de Radioecología de la Universidad, el nuevo programa de retención y atracción del talento es "muy necesario y en general bien fundamentado, lo mismo que usar como referencia los sistemas catalán (ICREA) y vasco (IKERBASQUE), que funcionan muy bien". "El problema en estos casos -añade- es que este programa, como otras de las acciones sugeridas, necesitan una apuesta presupuestaria fuerte. Está claro que estos programas no son un gasto sino una inversión, y está más que demostrado que generan retornos económicos muy por encima de lo invertido (en puestos de trabajo, captación de fondos de investigación nacionales y europeos...). Hace falta, pues, la valentía política de apostar por ellos con solidez presupuestaria. A ver si es así", comenta Orizaola, que trabajó más de una década en la Universidad de Uppsala, en Suecia.

Alfredo Fernández Ojanguren estuvo 15 años entre Gran Bretaña y Estados Unidos, hasta que en 2016 volvió a Asturias. Hoy es profesor ayudante doctor en el área de Zoología de la Universidad y su línea de investigación está centrada en las especies invasoras. "Para atraer a los mejores, hace falta algo más que dinero: un entorno que anime a venir y quedarse. Me parece complicado que alguien de primer nivel internacional, sin conexión con Asturias, vaya a venir aquí con un programa de este tipo. Creo que lo primero sería empezar a cambiar cosas de fondo", cuenta. Su principal queja, tras los dos años que lleva en los laboratorios asturianos, es "la falta de motivación que se retroalimenta entre estudiantes y profesores". Ojanguren opina, además, que atraer y retener talento son "objetivos muy diferentes, casi opuestos". "Retener a la gente que se gradúa aquí me parece muy negativo, es la definición de endogamia. Beneficiar a los candidatos de la casa frente a los que vienen de fuera aunque estén mejor cualificados, siempre ha pasado y sigue pasando. Creo que habría que empezar por corregir esos viejos vicios", sentencia.

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