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El veto de UCD y PSOE frenó los intentos "tímidos" por una autonomía asturleonesa

La votación de León para separarse de Castilla reaviva un debate que se vivió en la Transición, cuando se desestimó su unión con Asturias

Rafael Fernández toma posesión del cargo de presidente del Consejo Regional de Asturias, ente preautonómico.

El veto de las direcciones nacionales de UCD y el PSOE durante los años de la Transición, en los que se gestó el mapa de la España de las autonomías, frenó los intentos, "tímidos", por una autonomía asturleonesa. La votación que prosperó el pasado viernes en el Ayuntamiento de León para separarse de la comunidad autónoma compartida con Castilla pone de actualidad los intentos que hubo por parte de algunos políticos de aquella época, receptivos a una autonomía integrada por Asturias y León y en la que tendrían también cabida Zamora y Santander. Pero aquella apuesta no llegó a plasmarse en una propuesta formal, ni tan siquiera llegó a ser objeto de votación alguna porque los partidos mayoritarios no eran partidarios d agitar una siempre compleja estructura territorial.

El exalcalde de Oviedo y consejero del primer gobierno autonómico, Antonio Masip, recuerda los precedentes del Consejo Interprovincial de Asturias y León de 1936 y del Consejo Soberano de Asturias y León, que se llegaron a manejar en los años de la Transición como referentes históricos que pudiesen servir de argumento para avalar una comunidad autónoma compartida: "Ese antecedente tenía su origen más en razones de linderos bélicos que en una voluntad de naturaleza administrativa y política pero es cierto que el nexo de unión que representaba Rafael Fernández, como miembro de aquel histórico Consejo Soberano y en la Transición como presidente de la preautonomía, no era una realidad desdeñable cuando se empezó a diseñar el mapa de la España autonómica".

La efervescencia política propia de la Transición puso encima de la mesa las expectativas de complementariedad entre Asturias y León, que ya había reivindicado el presidente de la Diputación Provincial de Asturias, José López Muñiz, uno de los principales "ideólogos" y promotores de la construcción de la Autopista del Huerna entre ambas provincias. Ya entonces, mucho antes de que la España de las autonomías fuese una realidad territorial en ciernes, López Muñiz hablaba de la idoneidad de "consorciar servicios entre provincias limítrofes".

Había que armar la arquitectura de la España de las autonomías y corrían los tiempos de la estrategia del "café para todos" con el que Rodolfo Martín Villa trató de satisfacer las exigencias tanto de las comunidades históricas que habían aprobado o tenían avanzado su Estatuto durante la Segunda República -caso de Cataluña, País Vasco y Galicia- como de regiones que aspiraban a ciertos niveles de autogobierno, empezando por Andalucía. "En ese momento, cuando se configura la España de las autonomías, Rafael Fernández pensó en que Asturias fuese con León. Y en 1983, un alcalde de León, Juan Morano, reivindica que León vaya solo sin Castilla aunque no era partidario de la unión con Asturias", relata Antonio Masip, que en su etapa de alcalde de Oviedo defendió, en el curso de una conferencia en León, la autonomía compartida entre asturianos y leoneses: "Tres ayuntamientos del norte de León apoyaron mi propuesta y también el entonces alcalde de Ibias, José María Cancio", relata.

Emilio García-Pumarino, integrante por UCD del primer Consejo Regional de Asturias, que sentó las bases de la autonomía asturiana, corrobora el interés y los movimientos existentes para una autonomía que uniera los antiguos Reinos de Asturias y León. "Se barajó por el precedente de aquel Consejo Soberano y, además, había y hay muchos lazos de unión. No es nada ficticio. Pero hubo muchas presiones y al final creo que Martín Villa, que en un principio no era reacio, acabó cediendo a las presiones de la dirección del PSOE. Una parte del socialismo asturiano tenía miedo de perder peso político si entraban León, Zamora y Salamanca, que consideraban territorios de la derecha", argumenta García-Pumarino. "Fue una posibilidad no suficientemente estudiada. Fue un error", a juicio del diputado constituyente de UCD.

Bernardo Fernández, uno de los políticos más activos en la elaboración del Estatuto de Autonomía de Asturias, sostiene que la autonomía de Asturias y León "estaba más en el rumor público, pero nunca se valoró seriamente". En paralelo, reconoce que un libro de Óscar Muñiz sobre el Consejo Soberano de Asturias y León, que tenía origen en su tesis universitaria, sirvió para rememorar aquel episodio histórico, "bastante coyuntural" con el mapa autonómico "que estaba abierto" y para el que la Constitución marcaba "unos requisitos relativamente laxos". Cuando el borrador del Estatuto de Autonomía de Asturias fue objeto de información pública "hubo alguna alegación que sugería la posibilidad de ir con León pero se desestimó, no fue objeto de una valoración seria", detalla Bernardo Fernández, quien reconoce la existencia de un pacto entre el PSOE y UCD para cerrar el mapa de las autonomías y "evitar un barullo" territorial. Y es que en aquella época Segovia trató de tener autonomía propia y la ciudad departamental de Cartagena, fiel a su historia cantonalista, recelaba de Murcia como León lo hacía de Castilla. Los deseos de armonizar el modelo territorial, basado en recomendaciones de expertos como Eduardo García de Enterría, llevaron a los dos partidos de mayor implantación a cerrar el mapa autonómico.

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