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Me quedo en el pueblo | Almuña

La juventud rural no se está quieta

"Si nos vamos todos, ¿aquí quién queda?", reflexiona Silvia García, que volvió a su localidad natal de Valdés, donde lucha por la cultura popular

Silvia García Menéndez, sentada delante de un hórreo en el centro de Almuña. Ana Paz Paredes

Silvia García Menéndez, natural de Almuña (Valdés), vivió en Oviedo mientras terminaba su carrera de Ingeniería de Topografía en la Universidad, en el campus de Mieres, deseando siempre volver a su pueblo natal. Recuerda que, en su época, te mandaban a estudiar "para escapar del pueblo, para no quedarse, para buscarte el futuro fuera", y añade a renglón seguido que "yo, sin embargo, quería volver a mi pueblo, a vivir y a trabajar en él; no me hago a los sitios grandes, me gusta la cercanía y la calidez de mis vecinos. Mis padres eran los primeros sorprendidos de mi decisión de volver para quedarme, pero, claro, lo difícil era encontrar un trabajo aquí para lograrlo", cuenta.

Cuando en su camino se cruzó otra mujer joven y emprendedora, Natalia Menéndez, que le ofreció la posibilidad de dar clases de Matemáticas en su academia de Villar, Silvia García decidió dar un paso adelante y probar suerte, aun con sus dudas y temores. "Me dijo que necesitaba un profesora de Matemáticas y que probara. Yo, al principio, sabía que los conocimientos los tenía, pero que no sabía si sería válida para ejercer la enseñanza. Y al final resultó que sí. Que le gusté tanto a ella como al alumnado y lo que empezó como algo eventual se ha terminado por convertir en una profesión que, además, a mí también me encanta. Ahí llevo ya nueve años. Me llegan alumnos de Primaria y Secundaria, pero también estudiantes que, llegados a la Universidad, continúan con nosotros porque fidelizamos el alumnado desde que empiezan con nosotros", matiza sonriente. Como profesora, recuerda también que cada año y en Almuña celebran un campus donde llegan a tener entre 100 y 120 niños. Allí, además de trabajar actividades académicas con niños de 3 a 12 años, lo hacen en un ambiente lúdico y divertido.

Almuña es uno de los pueblos con mayor número de población de Valdés, como recuerda la propia Silvia, que pertenece además a la Asociación Cultural "Almuña, ahora y siempre". Esta localidad siempre tuvo asociaciones vecinales, pero, con los años, pasaron por momentos bajos. "Ahora el presidente es mi tío Juan, que le ha dado un buen empujón a la asociación. Antes la gente parece que solo se reunía para verse en entierros o en cabos de año, y no puede ser; el pueblo necesita actividades que unan a los vecinos. Hay mucha gente joven para hacer las fiestas de agosto y de septiembre, pero luego, el resto del año, no hay nada. Y ahora lo que tratamos es de revitalizarlo todo un poco para que participe todo el mundo y recuperar actividades que se perdieron", destaca esta joven.

Así, y desde que se puso en marcha esta asociación vecinal, ya se han organizado en Almuña, con participación de los vecinos del pueblo, amagüestos, la siega, la recogida de hierba, mercados tradicionales y uno de oficios nocturno, la cabalgata de Reyes y, estos días, andan enfrascados en la organización del Carnaval. "Lo que necesitamos mucho es un centro social, un lugar donde podamos reunirnos no solo a programar las actividades, sino también para compartir celebraciones. Espero que pronto se haga realidad. Queremos recuperar las tradiciones, que no se pierdan, compartirlas y darlas a conocer", dice Silvia García.

Casada y madre de un niño de tres años y medio, Alejandro, dice que la conciliación es difícil pero que se hace más fácil porque tiene en su familia un gran apoyo. También recuerda el papel de un buen número de jóvenes que, en su entorno, trabajan y luchan por su pueblo. "Yo tengo un montón de primos que podrían haberse marchado y también se quedaron. Y ahí están. Se quedaron para impulsar el mundo rural. Y es que, ¿si nos vamos todos, aquí quién queda?", reflexiona.

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