Se avecina relevo de moradores en el monasterio de Valdediós, en Villaviciosa. Las madres carmelitas samaritanas se van. La fecha límite es el 16 de julio. Es lo que han pactado con el Arzobispado de Oviedo para dejar libre una casa que ocupan desde 2016. Entonces, su llegada fue festejada por todo lo alto, tanto en el seno de la Iglesia de Asturias -que vio cómo recuperaba "el alma" el gran caserón que llevaba desde 2012 vacío tras el fracaso de adaptación de la comunidad de San Juan-, como en la orden de religiosas, felices de instalarse en Valdediós, que defendieron como idóneo para su labor.

Sin embargo, el Arzobispado y las carmelitas aseguran ahora, cuatro años después, que el cenobio "no es el lugar adecuado para el tipo de vida al que está llamado la congregación" y "tras un periodo de reflexión" por parte de las monjas, la decisión ha sido abandonar Valdediós.

La cuestión es que de la treintena de religiosas que llegaron en 2016 quedan unas diez y su actividad, muy intensa y variada al principio (mercadillos, conciertos, guía de turistas por Valdediós), ha mermado progresivamente. Así las cosas, la marcha de las carmelitas no ha sorprendido en los círculos religiosos asturianos o aquellos que más de cerca han seguido a la comunidad. Todo lo contrario. "Era un secreto a voces", sostienen.

Según ha podido saber este periódico, las relaciones entre la primera priora (ahora en Valdediós es la Madre Teresa) y responsable de toda la congregación en España, la Madre Olga, y el arzobispo, Jesús Sanz, no han sido todo lo buenas que se desearía en los últimos tiempos. Esto, junto con la difícil adaptación a las condiciones del cenobio, habría abocado a la orden a irse, una decisión que para las monjas es "penosa y delicada". La Madre Olga se ciñó al comunicado emitido junto al Arzobispado. Lo único que quiso dejar claro la religiosa es que en Asturias han sido "muy felices" y que "aman" una región de la que no desean irse. De ahí que se hayan ofrecido al Arzobispado para "servir en lo que podamos".

El monasterio de Valdediós, declarado conjunto histórico artístico, no cerrará sus puertas al turismo, aclaró ayer también el Arzobispado, que de momento descarta hablar de los nuevos moradores.

Tras el vacío que dejó en 2012 la comunidad de San Juan, fue necesario llamar a muchas puertas (hasta 12 monasterios de media Europa fueron sondeados para venirse a Asturias) para lograr inquilinos. Por eso ahora se ve ilógico que Jesús Sanz haya acordado la salida de las monjas sin tener un relevo pensado.

En la Iglesia asturiana los hay que ponen sus ojos en los monjes benedictinos de la orden que habita desde 1957 en el la abadía del Valle de los Caídos (Madrid), que podrían tener que irse si el Gobierno de España (PSOE y Podemos) les indica la salida en virtud a la ley de Memoria Histórica y tras su sonada oposición al traslado de los restos de Franco. Este periódico contactó ayer con un monje de la orden, que dijo desconocer su posible traslado a Asturias.