Los dos socios del Gobierno nacional, PSOE y Unidas Podemos, evidenciaron en la manifestación del 8M su distanciamiento tras una semana marcada por las desavenencias en torno a la ley de libertad sexual impulsada por la ministra podemista Irene Montero. Ambas formaciones acudieron por separado a la marcha, tal y como habían anunciado. La Vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo alzó la voz defendiendo la trayectoria del PSOE. "Algunas llevamos muchos años en el 8 de marzo, cuando apenas nadie sabía qué significaba, cuando no había grandes manifestaciones, cuando casi nadie estaba, en el movimiento feminista ya estábamos", resaltó.

Irene Montero, que encabezó la comitiva podemista, no entró al trapo e intentó rebajar el tono pese a las palabras de la vicepresidenta socialista sacando pecho por la larga trayectoria feminista del PSOE en comparación con otras fuerzas. Habló de buscar una "gran alianza feminista" y aseguró que están "predicando con el ejemplo" al respecto.