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Los veterinarios cuestionan que se abran oficinas para facilitar la venta de terneros

Los responsables de las sedes comarcales de la Consejería alertan del riesgo que supone para los ganaderos la apertura del mercado en plena pandemia

Varios ganaderos observando los terneros en la pasada Feria de San Mateo de Cangas del Narcea. D. ÁLVAREZ

La posibilidad de que las oficinas comarcales de la Consejería de Desarrollo Rural habiliten una fórmula para que los ganaderos de producción de leche puedan tramitar las identificaciones de los terneros de corta edad para darles salida hacia los cebaderos o ranchos de recría durante el estado de alarma no ha sido bien recibida entre los trabajadores de dichas oficinas. Consideran que abrir este mercado en plena pandemia supone exponer a un riesgo innecesario a los ganaderos y a los núcleos rurales ante el coronavirus, y recuerdan que paralizar la venta de estos terneros temporalmente no afecta al abastecimiento de carne de los próximos meses, ya que esos animales no entrarán en la cadena alimenticia hasta dentro de unos once meses.

El sindicato agrario UCA trasladó esta semana a la Consejería de Desarrollo Rural las quejas de tratantes y ganaderos por lo que les supone no poder sacar a la venta los terneros más jóvenes por carecer de número de identificación y no poder obtenerlo al estar las oficinas cerradas. Tal y como aseguró a LA NUEVA ESPAÑA el secretario general de UCA, José Ramón García Alba, "Pachón", había logrado el compromiso de la Administración para buscar una alternativa que permitiese a los ganaderos realizar el trámite a partir de la próxima semana.

No obstante, Gerardo Pajares, uno de los veterinarios de las oficinas comarcales, trasladó el punto de vista contrario de los trabajadores tanto a la Consejería como a la Delegación del Gobierno. Expone que sería "un disparate" permitir este movimiento por seguridad y porque considera que es "una actividad totalmente evitable y que no afecta al consumo en los próximos meses". Por lo que reclama que la autoridad competente "adopte las cautelas y medidas necesarias" para garantizar la seguridad sanitaria de los ganaderos y de los núcleos rurales, en los que la mayor parte de la población está envejecida y, por lo tanto, presenta más vulnerabilidad ante la infección por el COVID-19.

"Si estamos limitando la actividad económica y la movilidad de las personas, parece contradictorio que se autorice el movimiento de unos animales que entrarán en la cadena alimentaria en un año. Por lo tanto, no responde a una necesidad de abastecimiento", incide Gerardo Pajares. Además, recuerda que, para que la venta de estos terneros se produzca, los ganaderos tendrían que salir de sus granjas para hacer el trámite en la oficina comarcal y luego recibir a los tratantes en su explotación para recoger los animales. "Los ganaderos ya están sometidos a bastante riesgo en estos momentos, ya que tienen que garantizar el abastecimiento de leche y de carne. No creo que se les deba someter a más", recalca.

Añade, además, que, de implantase una fórmula para realizar el trámite, las propias oficinas están limitadas para atender la demanda, ya que desconocen la cantidad de documentos e identificaciones que tienen disponibles, aparte de estar trabajando en servicios mínimos desde que se decretó el estado de alarma, con la presencia de un veterinario y un técnico.

En el sindicato COAG, su secretaria general, Mercedes Cruzado, considera que debería ser un experto en sanidad el que tendría que evaluar los riesgos que puede conllevar el permiso para tramitar las identificaciones y con ello activar la compraventa de los terneros. "Los ganaderos lo que queremos es que los terneros puedan salir de la explotación como siempre, porque es un gasto y un trabajo extra para las ganaderías, pero siempre que ello no suponga un riesgo para la población de los pueblos, donde hay mucha gente mayor, la más sensible al virus", puntualiza.

La principal preocupación de los ganaderos está en quedarse sin espacio en la explotación para dar cabida a todos los terneros si la situación de estado de alarma se alarga, ya que están en época de partos. A ello suman el trabajo extra que les supone seguir criando los terneros y el coste. Por otro lado, los tratantes de ganado ven que cuando se abra el mercado estará saturado y con precios a la baja y denuncian que mientras tanto la importación de animales sigue funcionando con normalidad.

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