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Mantener a raya al oso familiar de Ibias

Los expertos piden ahuyentar rápido a los animales que se habitúen a los pueblos: "Coexistir con ellos no significa que corran por las calles"

Así es "Serafín" el joven oso que se ha convertido en un vecino más de El Bao

Así es "Serafín" el joven oso que se ha convertido en un vecino más de El Bao

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Así es "Serafín" el joven oso que se ha convertido en un vecino más de El Bao Mónica G. Salas

No hay motivo para la alarma: los expertos descartan que la visita diaria de un oso joven al pueblo de El Bao, en Ibias, guarde relación alguna con el confinamiento humano. Los especialistas aseguran que la aproximación de plantígrados en busca de alimento "fácil" -como fruta y miel- ocurre en "todas las poblaciones oseras del mundo". Además, señalan que no son animales agresivos, pero que conviene ahuyentarlos, como está haciendo el Principado mediante el uso de petardos, para que entienda que "su sitio está en la naturaleza" y no al lado de las casas.

"Coexistir con los osos no significa tenerlos corriendo por las calles de los pueblos o entrando a diario en los frutales", afirma Vicenzo Penteriani, investigador del CSIC y líder del grupo sobre el oso cantábrico del Centro Mixto de Investigación en Biodiversidad, con sede en Mieres. Este doctor en Ecología Animal recuerda que "los osos de la cordillera Cantábrica han convivido durante siglos con un entorno relativamente humanizado", por lo que "esta coexistencia tan larga representa un factor mucho más importante que solo dos meses sin humanos en circulación". Su grupo de investigación trabaja precisamente desde hace años con el Principado y la Junta de Castilla y León para "comprender la envergadura de este fenómeno y encontrar las mejores formas para la convivencia de osos y humanos". De todas formas, agrega, los ejemplares que bajan a los pueblos son, por ahora, "muy localizados, ya que la mayoría suele evitar la cercanía al hombre".

Estos comportamientos, explica el director de la Fundación Oso Asturias, Pepín Tuñón, suelen ser más frecuentes en ejemplares jóvenes. "Buscan alimento fácil y quizá se sientan más cómodos en un pueblo que en el monte, donde hay machos dominantes. Es importante actuar pronto y utilizar técnicas de disuasión de forma continuada, ya que si adquieren ese comportamiento, es difícil eliminarlo", reflexiona. El protocolo de intervención de plantígrados que está aplicando la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales en el pueblo de Ibias contempla, entre otras medidas, gritos, perros atados, artefactos pirotécnicos e, incluso, disparos de balas de goma y munición real para espantar a los osos habituados.

Para Javier Naves, investigador de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) y profesor de la Universidad de Oviedo, "lo más eficaz es que se dificulte el acceso del animal a los recursos". Las medidas con un componente más agresivo, como el uso de petardos, "son más complicadas de que funcionen". "Los osos pueden asociarlas a la presencia de determinadas personas y seguir viendo el acceso a los frutales como algo positivo", comenta. El biólogo, que niega también que este caso esté relacionado con el confinamiento humano, dice que es importante recoger muestras genéticas del ejemplar para saber "quién es". "En el pueblo de El Bao ha habido más casos. Sería interesante comprobar, por tanto, si hay una relación de parentesco, si ha habido algún proceso de aprendizaje... Y eso nos servirá también para, si el año que viene vuelve a pasar lo mismo, averiguar si es el mismo plantígrado o no", apunta.

Por su parte, Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo, una de las organizaciones que más pelearon por el protocolo de intervención de la Cordillera Cantábrica, opina que "hay que ser ágiles" en la aplicación de este plan, "como se ha hecho". "La población está en aumento y estos casos van a aparecer más veces. De hecho, en los últimos tres o cuatro años ha habido varios en Asturias y en León. Estos osos no son malos ni agresivos, pero eso tampoco quiere decir que se dejen acariciar. Y no es bueno que se habitúen a acercarse a los pueblos, porque van creciendo...", sentencia. Y no dejan de ser animales salvajes.

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