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El fruto político de la pandemia: la gestión del covid como argumento

La gestión del covid-19, que frenó el desarrollo del programa electoral de Barbón, es ahora el gran argumento y capital personal del Presidente

El fruto político de la pandemia: la gestión del covid como argumento Juan Plaza

"Gobernar es decidir", indicó el presidente del Principado, Adrián Barbón, en la entrevista que publicó en exclusiva LA NUEVA ESPAÑA el pasado 14 de junio con motivo de su primer año de mandato. Pero para decidir hay que tener competencias, tiempo y posibilidades. Barbón ha tenido poco de todo ello, principalmente porque la pandemia de covid-19 le ha "robado" seis meses y le ha obligado a aparcar casi todos sus planes para centrarse en la gestión de la alarma sanitaria: la actividad política está centrada en la lucha contra el coronavirus desde el mes de marzo. De ahí que todo avance al ralentí y que la mayoría de las promesas que Barbón lanzó durante su discurso de investidura, sigan en espera.

Verano inhábil

Adrián Barbón fue elegido presidente el 16 de julio, tomó posesión cuatro días después y anunció los primeros nombres de su gobierno el 21. El hecho de que el mes de agosto sea en España virtualmente inhábil para la Administración, unido a que el aparato burocrático asturiano es lento y está anticuado y a que se renovó paso a paso todo el organigrama del Ejecutivo, con nuevas consejerías y departamentos inéditos, provocó que el Gobierno solo empezara a funcionar después del verano. En septiembre. Dado que en marzo llegó el confinamiento, el tiempo efectivo en el que el Gobierno asturiano ha podido actuar con "normalidad" se queda en seis meses. Menos de 200 días.

Declaración de intenciones

El discurso de investidura y los primeros pasos que dio Barbón como presidente dejaron claras sus prioridades: crear empleo de calidad, reducir el paro, impulsar una industria competitiva e innovadora, reforzar los servicios públicos, concluir las comunicaciones pendientes, desbloquear el área metropolitana, profundizar en las políticas sociales y afrontar el despoblamiento. Todo un símbolo de sus intenciones fue poner directamente bajo su mando dos departamentos: el comisionado para el reto demográfico y la Dirección General de Igualdad. Pero también creó la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad, "pequeña pero ilusionante", dijo. Y se marcó como retos reducir la burocracia, incrementar la inversión I+D+i, recuperar el talento fugado y extender la red de parques tecnológicos.

El logro presupuestario

Además, lanzó una oferta de diálogo a toda la oposición, salvo a Vox, con la idea de que Asturias tuviera "una única voz" ante el Consejo de Ministros y ante la Unión Europea en aquellos asuntos capitales para Asturias, como el futuro de la industria y la transición energética, la financiación autonómica o la conclusión de las grandes infraestructuras del Estado. Tendió la mano a los grupos parlamentarios de la izquierda. No hubo acuerdo con Podemos, pero sí con IU. Y logró apoyos incluso en la derecha para sacar adelante los Presupuestos del Principado para este año. Un logro indudable.

Ruptura con el pasado

Pese a que Barbón siempre ha manifestado en público que se siente continuador de quienes le precedieron, en realidad su llegada al poder ha supuesto el alejamiento (o un intento al menos) de planes, proyectos y compromisos heredados. Por ejemplo, la renuncia a buscar una remodelación integral del Eje del Navia, prometida por el anterior Ejecutivo socialista y que el actual pretende dejar en poco más que un arreglo. Una decisión, por cierto, que ha provocado en los ayuntamientos de la cuenca del Navia un auténtico levantamiento, encabezado por los alcaldes socialistas. Otro ejemplo más: el Ejecutivo anunció en un primer momento que revisaría en profundidad la situación de Sogepsa, dejando entrever que no se pagaría más deuda y que la sociedad ideada para gestionar el suelo público sería liquidada. Pero se sigue pagando a los bancos y Sogepsa sigue en pie, muy probablemente por los compromisos firmados con Liberbank.

Una burocracia infernal

El Gobierno de Adrián Barbón ha visto arreciar las críticas por el auténtico "atasco urbanístico" que vive Asturias, con departamentos en los que permanecen paralizados cientos de expedientes, con exigencias ininteligibles a los administrados, con pérdida de inversiones millonarias y con monumentales cabreos de los afectados, que ven como la concesión de licencias puede demorarse hasta 32 años, en el caso de un edificio riosellano recientemente inaugurado. LA NUEVA ESPAÑA ha desvelado muchos más agravios, como la espera durante once años para que un pueblo sea considerado de nuevo como tal, la demora de más de diez años para rehabilitar una casa en Llanes cuyo propietario obtuvo un permiso idéntico en Londres en un mes, la prohibición de reparar hórreos que ha provocado derrumbes o los incontables obstáculos que encuentran los propietarios a la hora de realizar obras, incluso menores, junto al Camino de Santiago.

Atasco de licencias

El Principado reaccionó a las fortísimas críticas y prometió una reforma en profundidad de la función pública y medidas para acabar con el atasco en la concesión de licencias. En enero, la Consejería de Cultura inició los trámites para ceder a los ayuntamientos la concesión de licencias para obras menores en el entorno del Camino de Santiago. El objetivo es liberar al departamento de Patrimonio Cultural, que hasta el momento está obligado a revisar, uno por uno, todos los expedientes de obras, incluso para mover una teja o cambiar una ventana. El Ejecutivo anunció que era solo "el primer paso" y que habría más medidas para reducir la burocracia. La pandemia ha paralizado la tramitación de la iniciativa de la ruta jacobea, pero el Gobierno pretende que sea operativa este mismo año.

Aligerar la administración

Pero Barbón ha asegurado que quiere ir más allá y que pretende acometer la reforma en profundidad de la función pública para "adaptarla al siglo XXI, modernizarla y reconstruirla". La administración autonómica tiene en la actualidad casi 37.000 empleados públicos, lo que traducido quiere decir que uno de cada cinco empleados asturianos trabajan en el sector público y sus sueldos dependen de las arcas del Principado. De momento, el anuncio del Presidente permanece en el mundo de las ideas. Habrá que esperar a que la pandemia remita para ver en qué consiste exactamente el plan de Barbón y si se hace realidad. De momento, ha remodelado su gobierno y ha encomendado a su "número dos", Juan Cofiño, la reforma de la administración autonómica.

Concentración exprés

La pandemia ha obligado a desechar el proyecto de concertación que ya estaba casi concluido y a elaborar un nuevo documento de forma "exprés", que podría ver la luz este mismo mes. Un documento mucho más flexible que los anteriores, ideado para afrontar una realidad cambiante. Los sindicatos han resaltado que este logro y la rapidez en alcanzarlo muestran el talante dialogante de los implicados, y en especial de Barbón. El jefe del Ejecutivo ha demostrado también su querencia por el diálogo al buscar aliados para la "batalla" de la reforma de la financiación autonómica. Así, Asturias camina en este asunto de la mano de comunidades como Galicia, Castilla y León, Cantabria o Aragón, frente a las "poderosas" del Mediterráneo y Madrid. También en este caso todos los partidos, salvo Vox, han aparcado sus diferencias y han pactado una postura común para que en el futuro reparto se tengan en cuenta las singularidades de Asturias, como la dispersión de la población, la orografía, el envejecimiento...

Y en esto llegó el virus

Pero si algo ha marcado el primer año del Gobierno Barbón ha sido la pandemia de coronavirus. La oposición ha lanzado severas críticas, en especial por la gestión realizada en las residencias de ancianos. Pero los defensores de Barbón esgrimen que las cifras de fallecidos y contagios respaldan la gestión del Ejecutivo en la región con el índice de envejecimiento más alto de Europa. Barbón sale airoso, al menos en comparación con el resto de España. Asturias rompió el martes 8 de julio la racha de 25 días sin diagnosticar un positivo en su territorio. Una cifra sin par en España.

Ejemplo a seguir

La gestión asturiana de la alarma sanitaria se ha convertido en ejemplo a seguir en el resto de España. Es cierto que ha ayudado el aislamiento de la región, la ausencia de grandes movimientos de personas y, sobre todo, la apuesta por la sanidad pública que iniciaron anteriores gobiernos. Pero también ha sido determinante que Barbón adoptó medidas "antivirus" antes que nadie.

La virtud de escuchar

Aseguran quienes le conocen bien que una de las virtudes de Barbón es que le gusta escuchar a quien sabe. En el caso de la pandemia de covid-19 supo ponerse en manos de los expertos desde el primer momento. Ya en febrero los responsables sanitarios del Principado debatieron sobre los equipos de protección individual y los protocolos, adquirieron material, y diseñaron un plan de contingencia y reorganizaron las áreas de salud. Además, Barbón ordenó cerrar los centros educativos y las residencias de mayores días antes del decreto del estado de alarma. Después, cuando recuperó las competencias al concluir el estado de alarma, siguió siendo restrictivo para evitar rebrotes: demoró la apertura de locales nocturnos, redujo el tamaño de los grupos que podían reunirse, recomendó el uso de la mascarilla, aconsejó no fumar en terrazas?

Un futuro incierto

"Cuando esto pase?", fue una de las frases más repetidas por la ciudadanía durante el confinamiento. También los políticos han tirado de ella. Porque cuando la pandemia remita, además de reconstruir el país, habrá que afrontar los grandes retos pendientes, entre los que destaca el incierto futuro de la industria asturiana. Y habrá que hacerlo en medio de una crisis que los expertos auguran de dimensiones colosales y sin apenas recursos económicos públicos. Pero de eso habrá que hablar dentro de un año.

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