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No hubo concienciación para los jóvenes y "ahora se les culpa", critican los expertos

Sociólogos y psicólogos vinculan el problema de los botellones y fiestas sin distancias con que se obvió a la población juvenil en la pandemia

No hubo concienciación para los jóvenes y "ahora se les culpa", critican los expertos

El problema del botellón de los adolescentes y los jóvenes no es nuevo. Al contrario, aunque la pandemia por el covid-19 le haya dado una trascendencia distinta por el temor a los contagios y la transmisión del virus. Los sociólogos y psicólogos consultados por este periódico coinciden, aunque con algunos matices, en que la "irresponsabilidad" de la población juvenil es consecuencia de carencias en la comunicación para concienciarles, utilizando sus canales de comunicación y lenguaje, la falta de alternativas de ocio y, por último, la prolongación de la adolescencia hasta edades avanzadas con escasas o nulas responsabilidades.

El catedrático de Sociología Rodolfo Gutiérrez explicó que el comportamiento de los adolescentes y de los jóvenes es el resultado de "la combinación del hedonismo y la subordinación. Se hace todo para que sean felices y creen que ese es su derecho, pero a la vez permanecen hasta edades avanzadas en el domicilio familiar, y todo eso provoca que se prolongue la adolescencia hasta etapas de la vida muy avanzadas".

El profesor Gutiérrez añadió que la forma "absolutamente dominante del ocio juvenil es la quedada", en la que se combinan la presencia de muchas personas, muy juntas y con el alcohol como factor que lubrifica la comunicación. "No solo el botellón, son también los conciertos, las fiestas privadas... Y cuando no es así, el ocio es predominantemente digital y en formas livianas de aislamiento, por lo que tienen necesidad de juntarse. Ese ocio es incompatible con las medidas de seguridad que se necesitan ahora".

Y más en época estival, en lo que nadie pensó. "No se pensó en los adolescentes y los jóvenes en términos de ocio para darles alternativas, pero tampoco ellos han pensado en otro tipo de alternativas al botellón, culturales, educativas, sociales...", sostiene el experto.

Jacobo Blanco, decano del Colegio de Sociólogos y Politólogos de Asturias y profesor en la Universidad de Oviedo, asegura que en todo el proceso de la pandemia la comunicación se ha centrado en los adultos, olvidando a la población adolescente y juvenil, que ahora se ha convertido en un problema.

"No se les ha comunicado bien lo que está pasando, y de ahí viene el problema con el alcohol, que ya era previo, y de la ligereza con la que se están tomando una situación tan grave", asegura el sociólogo. La población más joven "necesita una comunicación diferenciada, tanto en los canales como en el lenguaje", agrega. Por un lado, se produce una fragmentación generacional, que se manifiesta con hacer lo contrario de lo que hacen sus padres. "Creen que tienen derecho a divertirse y el grupo de amigos tiene una relevancia para ellos fundamental, así que crean su propio mundo, con sus rituales, su atmósfera y su cultura propias", argumenta Blanco. Pero a la vez, la emancipación de los progenitores es tardía, y por eso buscan espacios diferenciados, que se mezclan con la experimentación típica con las drogas y el alcohol.

El decano de los sociólogos indicó que "los jóvenes se comunican por determinados canales de las redes sociales y tienen su propio lenguaje. Nos olvidamos de ellos durante la pandemia, y antes ya nos habíamos olvidado de hacer que desarrollen su propia responsabilidad, y ahora se la exigimos porque su comportamiento es fundamental para la salud pública como parte de la sociedad. Pero cuidado, porque también ven a muchos adultos que tampoco la practican".

Sergio Fernández-Artamendi, doctor internacional en Psicología y miembro del grupo de investigación en conductas adictivas de la Universidad de Oviedo, asegura que el problema del botellón "es viejo, tiene que ver con los problemas en la regulación y el acceso de los menores a las bebidas alcohólicas, y ahora se quiere acabar de repente con él, lo que va a ser muy difícil". Y a esto se sumó que "con la pandemia se dejó a los jóvenes en un segundo plano, nadie pensó en ellos ni en que había que trasladarles de manera apropiada la importancia de las medidas preventivas".

En opinión de este profesor de la Universidad Loyola, "nadie se paró a pensar en una estrategia de comunicación específica, y durante años nadie hizo nada en materia preventiva sobre el botellón, ni se les han buscado alternativas de ocio. Se les ha dejado solos y ahora se les culpabiliza en lugar de pensar que la responsabilidad es de todos".

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