Tres sanitarias contagiadas y 24 pacientes con cáncer en seguimiento estrecho por si surgen síntomas. El último brote de coronavirus declarado en la región sale del núcleo central de la batalla, el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), y de un servicio especialmente delicado, el de Oncología. La infección inicial de una médica del área, un caso revelado hace dos días por LA NUEVA ESPAÑA, ha afectado también a dos de sus compañeras, una enfermera y una técnico de radioterapia, y a una persona que convive con una de ellas. Tipificado ya como brote, lo particular del caso ha obligado a activar un protocolo especial para que los 24 enfermos puedan pasar una PCR cada 48 hasta que superen las dos semanas de incubación. Salud notificó ayer 44 nuevos contagios y un ingreso, y finalmente sí solicitará el refuerzo de rastreadores de la Unidad Militar de Emergencias (UME), una oferta del Gobierno central que el pasado miércoles Salud Pública no se planteaba. Ayer se cumplieron seis meses desde que el escritor Luis Sepúlveda, el primer contagiado por covid-19 en Asturias, ingresó en el hospital. Falleció el 16 de abril.

El brote en el HUCA, a fecha de ayer, no afectaba a ningún paciente, pero la vigilancia estrecha de todos ellos se justifica en su carácter de enfermos oncológicos. El tratamiento para este tipo de patologías, muy agresivo, deja mermado sus sistema inmune y, por tanto, en caso de contraer el virus su evolución podría ser más delicada.

Según fuentes sindicales, dentro de la radioterapia oncológica la primera infectada realizaba, sobre todo, intervenciones de braquiterapia, una técnica que exige anestesia y que permite utilizar dosis de radiación más alta para tratar una área concreta del cuerpo en menos tiempo y con menor impacto de desgaste en las partes sanas. "Se hace en pequeños quirófanos, así que las medidas de seguridad son serias y no tendría por qué verse afectado ningún paciente, aunque el riesgo tampoco es cero. Lo lógico es que las tres compañeras se hayan contagiado en alguna pausa para el café o un momento de descanso fuera de la atención a pacientes", aclaran las mismas fuentes que, no obstante, siguen sin tener claro por qué no se aboga por el "aislamiento total" de los 24 enfermos, aunque sí apoyan la idea de repetir las pruebas cada dos días.

El servicio ha reorganizado sus turnos para poder mantener la actividad sin tener que derivar a pacientes, aunque Salud no dejó ayer claro cuántos profesionales, además de las tres contagiadas, están en casa, solo que "se mantiene la vigilancia de todos" los empleados de la unidad que fueron contacto estrecho de alguna de las infectadas. La información pública está regresando, como la pandemia, a índices de abril. Los brotes se actualizan una vez a la semana y ya no se comparten datos segregados por concejos o áreas sanitarias. Tampoco hubo muchos más detalles sobre los 44 positivos de ayer, solo que "varios" son contactos estrechos de positivos y "otros" están vinculados a casos importados.

Sigue, además, el goteo constante de cierres preventivos. Ayer lo anunciaron dos bares de Avilés, ambos ubicados en la calle Valdés Salas por el positivo de un cliente y el Ayuntamiento de Mieres, que clausuró la piscina municipal de Vega de Arriba por el contagio de un usuario.

El Ejecutivo autonómico anunció también ayer que solicitará "próximamente" la colaboración de rastreadores de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Y eso pese a que el pasado miércoles el director general de Salud Pública, Rafael Cofiño, indicó que esta medida no estaba prevista. Sí había dicho, no obstante, que la evolución de la pandemia les estaba obligando a tomar "muchas decisiones muy rápido", así que nunca llegó a descartar del todo la idea. En realidad, los equipos de rastreo ya se están reforzando ahora, con nuevos fichajes para la coordinación y para los propios equipos de vigilantes, que perderán en dos semanas a unos 40 rastreadores que están a punto de empezar su residencia médica. Su ausencia se intenta suplir con psicólogos y trabajadores sociales, pero la previsible carencia de personal sanitario en unos meses (al coronavirus hay que sumar el impacto que tendrá la gripe) podría provocar problemas.