Álvaro Martín tiene ganas de volver a su colegio. Empieza 3º de Primaria y quiere ver cuanto antes a sus amigos. Va de la mano con su abuela, Elena Romero, y lleva un "poco mal" la mascarilla pero sabe "que es por el maldito coronavirus que mata a mucha gente". Caminan solos a distancia de otras familias, pero al llegar al entorno del centro Enrique Alonso, todo cambia. "Hay demasiada gente y no debería", señala el alumno de 5º Mohamed Traore, consciente de que hay que evitar las aglomeraciones a la entrada del cole.
Nora Fernández y su padre César caminan rápido, a la pequeña le toca entrar a las 08.55, el segundo turno escalonado de su centro. Y entre tanto, sonrisas de los pequeños bajo las mascarillas mientras los profesores les esperan con carteles para que hagan fila. "Voy con mascarilla porque así me protejo", espeta el pequeño Ángel López. La pena de los padres se suple con la alegría de los pequeños al volver a ver a sus amigos. "La única pena es que los pequeños no puedan acercarse ni jugar con los amigos que no son de clase cuando sí lo hacen en el parque", comentó una madre del Enrique Alonso mientras la Policía regulaba el tráfico.
En el Marcelo Gago, la entrada "está muy bien organizada". Lo dice Saray López, madre del pequeño Yago de Miguel, de 3 años. Lleva la mascarilla "para ir al cole porque hay coronavirus" y tiene sentimientos encontrados con su estreno en el colegio en el que los pequeños fueron recibidos con un cartel a la entrada que les daba la bienvenida en asturiano, castellano e inglés. "En ocho minutos entraron todos los alumnos de Primaria, el resto, de Infantil y el Aula Abierta fueron más tarde, pero fue todo muy bien", señaló el director, Javier Sarasola, que tiene claro que la labor para las primeras semanas se centrará en "trabajar el lado emocional; los alumnos llevan seis meses sin venir al colegio".
