Planear una mudanza ya es por sí complicado, pero hay quien tiene por delante el más difícil todavía. Y si no, que se lo expliquen a Costanzo y Claudia Malagola, una pareja italiana afincada en Tenerife, que, tras toda una vida de arduo trabajo hostelero, había planeado justo para esta semana una escapada a Gijón para buscar vivienda y asentarse en el Principado. La cosa, claro, no ha salido como ellos pensaban. En sus planes no entraba un cierre perimetral de la zona urbana. "Teníamos cita para ver casas esta mañana -por ayer- pero se nos han cancelado", lamentan los dos extranjeros.

Costanzo tiene 64 y su mujer, Claudia, uno menos. Llevan largo tiempo viviendo en Santa Cruz de Tenerife. Ellos proceden del norte de Italia, de la elegante Milán. Cansados del clima insular, aspiran tras una vida de trabajo a retirarse a una zona más fría que las Canarias. Habían pensado en Asturias. Por eso, tomaron el pasado martes un avión y se plantaron en el Principado. Desde entonces han pateado toda la costa. Han visitado Luanco, Llanes, Ribadesella, Gijón y Cudillero. Aunque la localidad pixueta les ha encantado, aunque los descartan para vivir por sus empinadas cuestas. "Seguramente, vayamos a Llanes", dicen.

Su escapada al Paraíso ha sido movida. En previsión de que podría producirse un cierre como al final sucedió, la pareja milanesa había tratado en varias ocasiones de regresar a Tenerife. No les ha sido posible. Se les cancelaron varios vuelos. "Hemos perdido el dinero de los billetes", lamentan. Si todo va bien, regresarán mañana de nuevo a las Canarias. Y se pensarán definitivamente si se quedan o no en Asturias. "Vendremos con mi hija y el nieto", apunta Claudia Malagola. Hasta entonces, ayer aprovecharon para recorrer Gijón. Claudia Malagola quedó sorprendida por dos cosas. La primera, la cantidad de perros que hay en el concejo -Gijón es uno de los lugares de Asturias con más mascotas-. Y segundo, lo "educados" que son dueños.

A pesar de que la pareja se jubila, descartan volver a Italia. No lo consideran un país seguro. "Cuando se decretó el toque de queda, en Nápoles fue la guerra. La mafia, ya se sabe, trabaja de noche. El sur de Italia es un país muy diferente", lamenta la pareja norteña que afrontan sus últimas horas en el Principado viviendo una aventura por partida doble. La de encontrar casa y la de hacerlo en pleno cierre perimetral.