Empezando por el futuro, el doctor Alfonso López Muñiz se preguntó a sí mismo por un trasplante de cerebro. Ponente en la tercera sesión de la Semana de la Ciencia “Margarita Salas”, que organiza LA NUEVA ESPAÑA y patrocinan Química del Nalón, Bayer, Asturagua, Ieducae y el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo se cuestionó si, teniendo en cuenta que ya hay implantes cocleares y oculares, o que “casi todo el cuerpo humano” va camino de poder “ser sustituible de manera biónica”, algún día también será viable un trasvase de esa naturaleza. Hablando de un mecanismo con “más conexiones que el satélite mas sofisticado de los que se conocen”, se contestó, hoy “parece imposible”.

Y aunque esta palabra sea un riesgo en este universo de cultivos de piel, de hígados y corazones fabricados en impresoras 3D, esta vez la respuesta es no… Trasplantarlo sería imposible incluso imaginando que en algún momento se pudiera, aun cuando apareciese un donante para un paciente con un tumor cerebral y la tecnología para llegar a permitirlo. En ese caso, se replicó, “lo que sucedería sería que el que sobreviviría al día siguiente sería el donante”. Porque “el cerebro es nuestro ser, nuestra intimidad, nuestros conocimientos y nuestra memoria. Somos nosotros”. Por eso “terminaremos reparando zonas del sistema nervioso. Ya estamos regenerando áreas concretas de la corteza cerebral. Podremos poner implantes biónicos y activar neuronas, pero en su totalidad no podemos llevarlo”.

López Muñiz, en la Semana de la Ciencia de LA NUEVA ESPAÑA

Este “no” casi metafísico al trasplante cerebral fue un homenaje a la inmensa complejidad indescifrada del sistema nervioso y el inicio del viaje apasionante guiado por Alfonso López Muñiz a través del universo conocido y los muchísimos agujeros negros que quedan sin explorar en el órgano más complicado del complejo ser humano.

La charla sobre el “criptograma” más “indescifrable” de los que desconoce la avanzadísima ciencia moderna devino en un recorrido histórico-científico que hizo paradas en los abundantes progresos que ha obtenido el desencriptado del cerebro, algunos asombrosos, y que terminó de regreso en el futuro. En la certeza de que hacen falta “nuevas tecnologías que vayan resolviendo nuevos problemas” y en la confianza de que así será.

El sistema nervioso, terminó el ponente, “sigue siendo una incógnita, un paradigma sin resolver” tan evidente y fundamental que “tanto Europa como Estados Unidos lo han considerado una prioridad de sus inversiones en investigación. Si se calcula que cada euro de inversión en desentrañar el genoma humano dio lugar a un beneficio de dos, cada euro destinado a descifrar el sistema nervioso generará de cinco a diez”. La razón que da sentido a esta multiplicación está a la vista de cualquiera, es “la carga social” que arrastrará la “población envejecida hacia la que nos dirigimos”, con su propensión creciente a las enfermedades neurológicas.

La idea sería pues conocer al máximo la máquina para poder repararla, confiar en que todo lo muchísimo que “hemos conocido en muy poco tiempo” quede “dentro de nada obsoleto” y conseguir diseñar, por ejemplo, “armamento” útil en el ataque contra la “pandemia” sin respuestas del Alzheimer… “Es tremendo lo que hemos conocido en muy poco tiempo, pero me gustaría que fuera sólo el comienzo”, se animó, y para eso hace falta suspirar por nueva tecnología que de algún modo, y como siempre, vaya desactivando poco a poco los logros conquistados hasta ahora. “Hasta que Galileo tuvo un telescopio, nadie podía interpretar el firmamento. Pero basándose en él Newton modificó las leyes de Galileo, igual que Einstein hizo después con Newton… La ciencia se monta así. Irán apareciendo nuevas ideas, iremos resolviendo los problemas a medida que aparezcan nuevas tecnologías, pero hay que tener en cuenta”, remató de vuelta al comienzo, que en todo caso siempre será el cerebro humano el que deberá buscar todos los remedios.

"Terminaremos reparando zonas del cerebro, podremos poner implantes biónicos, pero no podremos transplantarlo"

Alfonso López Muñiz hizo su propio recorrido virtual por lo muchísimo que ha avanzado el conocimiento científico del cerebro sin llegar a abarcar aún ni siquiera una mínima parte del todo. Habló del experimento de 2005 que de algún modo, y a fuerza de modelizar con tecnología el sistema nervioso, consiguió “leer los pensamientos” de varios tetrapléjicos, y hacer que mediante unos electrodos en el cuero cabelludo fueran capaces de mover un brazo biónico, o incluso el suyo propio cuando el dispositivo se conectó a su extremidad. Se refirió a la muy precisa resonancia magnética que ha subdividido hasta el extremo el mapeo de las zonas del cerebro que ejecutan cada función, consiguiendo que “ya no conozcamos sólo qué zona de la corteza cerebral mueve la mano, o el dedo índice, sino la que dirige una flexión de la interfalángica distal…” Mencionó la investigación que permitió llegar a ser capaces de comunicarse –con síes o noes– a personas inconscientes y aun así llegó a la conclusión de que esta máquina sigue siendo tantos millones de euros y tantos años de investigación después “un criptograma más difícil de resolver que el de ‘Matrix’”.

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López Muñiz participa en la Semana de la Ciencia de LA NUEVA ESPAÑA

Plasticidad y regeneración

Hizo el ponente expresión de rendida admiración hacia el sistema nervioso, ese laberinto de poco más de un kilo de peso cuyo envejecimiento es, contra lo que pueda parecer, “mínimo” –si se deteriora “es por culpa del cuerpo”, o “porque vive en un cuerpo y se sacrifica por él”, muchas patologías cerebrales tienen su origen en un “mal riego”–, o que tiene uno de sus secretos en la “plasticidad, en la capacidad de regeneración. Cuando una parte pierde su función, otras pueden activarla”. Por eso, por poner un ejemplo, en los ciegos se desarrollan más “otras zonas de la corteza cerebral con otras funciones”…

Dejó ver el profesor su admiración por un órgano que de algún modo “decide las cosas antes de que nosotros sepamos que las decide”, que funciona “de manera un tanto enigmática y automática… Está demostrado que conducimos en automático durante largos trayectos sin saber por dónde hemos pasado. Si Rafa Nadal tuviera que procesar todos los mecanismos para mover la raqueta y ponerla delante de la pelota a 150 kilómetros por hora en milisegundos, llegaría siempre tarde”. La complejidad del mecanismo, terminó, “es irresoluta. No hay quien se enfrente a ella”, pero tampoco más remedio que seguir intentándolo. “Igual que conocer lo que significa una puesta de sol o los músculos que se mueven en un beso no resta belleza al crepúsculo o al enamoramiento”, lo mismo sucederá con el funcionamiento del cerebro, “que al final es nuestro final y nuestro presente”, terminó.

El origen, el desarrollo y la estrategia de ataque contra los “virus emergentes” ocupan hoy la cuarta y penúltima jornada de la Semana de la Ciencia. La bióloga Ester Lázaro pronunciará su charla a partir de las siete de la tarde en formato telemático –se podrá seguir a través de www.lne.es–. El ciclo se cierra mañana con la charla sobre la reutilización de los lodos de depuradora a cargo del ingeniero químico Mario Díaz.

“Coronavirus y otros virus emergentes”, en la penúltima jornada del ciclo divulgativo

El origen, el desarrollo y la estrategia de ataque contra los “virus emergentes” ocupan hoy la cuarta y penúltima jornada de la Semana de la Ciencia. La bióloga Ester Lázaro pronunciará su charla a partir de las siete de la tarde en formato telemático -se podrá seguir a través de www.lne.es-. El ciclo se cierra mañana con la charla sobre la reutilización de los lodos de depuradora a cargo del ingeniero químico Mario Díaz.

PROGRAMACIÓN

Hoy, jueves. La bióloga Ester Lázaro se ocupa de “Los coronavirus y otros virus emergentes”.

Mañana, viernes. Mario Díaz, catedrático de Ingeniería Química, diserta sobre “Los lodos de depuradora como recurso para la nueva economía”.

Todos los actos, a las 19.00 horas. La Semana de la Ciencia de este año alterna ponencias presenciales y online. La charla de hoy se desarrollará en formato exclusivamente telemático, retransmitida a través de la edición digital del periódico, www.lne.es. La de mañana se celebrará en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, pero también se ofrecerá online.