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“Muchos quedarán en el camino”

El Oriente y el Occidente se resignan al cierre y dudan de opciones como la venta por internet o el servicio a domicilio

A la izquierda, José Mateo y Érika Pérez, recogiendo las mesas de su restaurante de Puertas de Vidiago, en Llanes. En el círculo, Concepción Parrondo cierra la puerta de su tienda de Cangas del Narcea. | Eva San Román / Demelsa Ávarez

“Muchos quedarán en el camino”

La resignación y la incertidumbre reinan en los pequeños empresarios de las alas de la región, que a pesar de registrar datos mucho menores de afectación del virus que en el área central se ven arrastrados por el decreto del Principado para suspender todas las actividades no esenciales.

El restaurante La Sauceda, ubicado en el pequeño pueblo de Buelles, en Peñamellera Baja, se preparaba ayer para echar de nuevo el cierre. “Nos planteamos llevar comida a domicilio, pero no nos compensa”, asegura Marcos Martínez. Y a partir de ahora, sacrificio y dudas. “Es cierto que ha sido un buen verano, pero para un restaurante pequeño como nosotros, con un par de empleados, es un escollo importante. Tendremos que invertir todos los ahorros en hacer frente a esta situación, otra vez, y las obras de mejora que teníamos pensadas también habrá que posponerlas una vez más”, dice Martínez, hastiado.

José Mateo y Érika Pérez regentan en Puertas de Vidiago, Llanes, la sidrería El Joyu l´agua, cien por cien para celiacos. Aclaran que vienen sufriendo malos datos “desde que en la primera semana de septiembre el presidente del Principado decretó una alerta naranja en cinco concejos del Oriente. Bajamos la facturación en un 70%”. Mateo admite que durante el verano se trabajó bien, “pero ¿qué más da, si luego pasó eso y ahora esto y los gastos siguen siendo los mismos?”. Los empresarios llaniscos se quejan además de que “no todos podemos estar medidos por el mismo rasero. Ya no hablo de bares y restaurantes, que no es lo mismo uno de Oviedo que uno en Puertas, hablo de las grandes superficies donde no se han aplicado las mismas medidas sanitarias”.

“Cerramos porque tenemos que hacerlo, pero nos perjudica, y mucho”, apunta Pili Laria, que regenta el restaurante Puente Dobra en Tornín, Cangas de Onís. Laria no es optimista: “No tengo esperanzas de que haya 15 días de cierre, será más, y es normal, porque la gente no respeta nada, pero nosotros tomamos todas las medidas necesarias y somos quienes pagamos. Y encima aquí, que es un sitio pequeño, no pueden compararnos con otras zonas donde hay muchísima más afluencia en invierno”.

En el otro extremo de la región, Sandra Camarón regenta un comercio en pleno centro de La Caridad (El Franco) y tiene claro que cerrar supone pérdidas, aunque se confiesa “una privilegiada” por ser propietaria del local donde tiene la tienda. Está de acuerdo en que la salud manda y que deben tomarse “las medidas oportunas” para frenar la segunda ola del covid, pero cree que quizás se pudo buscar una solución intermedia, como establecer el cierre por municipios. “Ahora tendré quince días la tienda cerrada, pero puedo irme a Llames a pasar el día y comer un bocadillo", apunta.

Julia María López está al frente de una joyería de Navia. Asegura que en cuarenta años de experiencia nunca se enfrentó a una situación similar, “más que de crisis económica, de caos e incertidumbre. Hay que cerrar y acatamos, nos resignamos, pero sin duda muchos negocios se quedarán por el camino”, destaca. En su caso, estaba preparado la campaña del “Black Friday” para los días 28 y 29 de noviembre. Todo se ha ido, en parte, al traste. En el caso de Navia, la venta online tampoco es una solución a corto plazo porque no está todo lo instaurada que debiera. López, que también preside la asociación “Destino Navia” (entidad que aglutina a comercios, hostelería y hotelería), asegura que las pequeñas empresas y autónomos están “muy afectados” desde el punto de vista económico por las restricciones y la ausencia de ayudas ya negociadas. Ahora, miran a la Navidad sin tener certezas.

Concepción Parrondo tiene una tienda de ropa y complementos en Cangas del Narcea y teme que la situación de cierre se alargue y pueda afectar a una campaña fuerte como la navideña. Considera que si el cierre resulta efectivo y ayuda a mejorar el control del virus, habrá merecido la pena el esfuerzo que están haciendo, pero tiene dudas de su efectividad sin restringir la movilidad en general. “No entiendo que el pequeño comercio tenga que estar cerrados mientras que la gente estará igualmente por la calle”, cuestiona. Más aún cuando recuerda que en pequeños establecimientos es fácil controlar los aforos y asegurar que el público respete las distancias.

Además, en su caso forma parte de la asociación de empresarios Apesa, que a raíz del confinamiento de primavera abrieron una página web para vender online productos de todos los socios que quisieran participar.

Parrondo asegura que las ventas por internet están siendo un complemento, pero que en su caso no sustituyen a las presenciales, y teme que le puedan impedir cobrar ayudas, a pesar de que solo sean unos pequeños ingresos. “Hay muchas dudas, no sabemos si habrá ayudas ni si vender por internet, aunque suponga pocos ingresos, nos impedirá cobrarlas”, expone con desconcierto.

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