El ecuatoriano Manuel Honorio G. N., de 52 años, negó ayer en la sección tercera de la Audiencia Provincial, con sede en Oviedo, que hubiese intentado violar a su mujer, tal como ella denunció tras un incidente ocurrido el 9 de diciembre de 2017 a la puerta de su vivienda, en La Tenderina. El acusado, que se enfrenta a una condena de siete años y medio de cárcel, admitió que se había producido un forcejeo entre ambos, pero por una disputa que no tenía carácter sexual alguno. “No intenté violarla”, aseguró en la sala.

Por este motivo, su letrado, José Luciano Álvarez, pidió la libre absolución de sus defendido. Tanto la Fiscalía como la acusación particular, que ejerce la exmujer del acusado, bajo el asesoramiento jurídico de la letrada Paula Lavilla Tartón, mantuvieron las penas solicitadas, a saber: por un delito de acoso, año y medio de cárcel y alejamiento durante dos años; por un delito contra la integridad sexual en grado de tentativa, cinco años de prisión y alejamiento durante ocho años; y por un delito de maltrato, otro año de prisión, y alejamiento por dos años más.

Las acusaciones sostienen que la pareja mantuvo una relación de diez años que cesó en noviembre de 2017 por iniciativa de la mujer, una decisión que no fue aceptada de buen agrado por el procesado. Este, desde entonces, la telefoneaba en innumerables ocasiones, se presentaba en su domicilio llamando insistentemente al timbre o merodeaba por las inmediaciones de la cafetería donde ella trabajaba, todo ello con la intención de convencerla para retomar su relación.

En esta situación, sobre las 8.00 de la mañana del 9 de diciembre de 2017, cuando la mujer paseaba el perro, se encontró sorpresivamente con el procesado, que la estaba esperando en el exterior de su vivienda, en el barrio de La Tenderina de Oviedo. Entonces, la empujó hacia dentro de la casa mientras le decía que iba a mantener relaciones sexuales con ella “a toda costa”, y le arrebató el teléfono móvil.

Pese a la negativa reiterada de la mujer, el procesado consiguió tirarla sobre la cama del dormitorio y comenzó a desvestirla. Ella se resistió, por lo que el procesado le sujetó fuertemente las muñecas y le dio un cabezazo en la nariz. Él continuó intentando agredirla sexualmente, aunque finalmente la víctima consiguió huir. A consecuencia de los hechos, la mujer sufrió lesiones de las que curó a los 12 días, sin secuelas.

En el juicio declararon un vecino de la pareja, que relató las continuas discusiones que mantenían a grandes voces, y también la responsable y uno de los camareros del establecimiento donde la mujer trabajaba como cocinera, en el centro de Oviedo.