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Nueva fase en la lucha contra la pandemia: prevenidos ante las mutaciones del virus que vienen (y que ya están en Asturias)

Las autoridades sanitarias europeas piden a los países que aún endurezcan más las medidas y eleven el control de viajeros: las variantes del SARS-Cov-2 y una todavía baja inmunidad colectiva pueden ser el cóctel explosivo para la cuarta ola | En el Principado, de 41 muestras analizadas, la mitad correspondían a la “cepa británica”

La batalla contra la pandemia de Covid-19 se prepara para una segunda fase en la lucha por mantener a raya el virus SARS-Cov-2: la de contener la propagación específica de nuevas mutaciones que podrían resultar más hábiles para esquivar el gran muro de contención que supondrán en unos meses las vacunaciones masivas. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, sus siglas en inglés) ha emitido un informe en el que insta a las autoridades sanitarias de los diferentes países a “acelerar el ritmo de vacunación en los grupos de alto riesgo” y a prepararse para una hipotética escalada de necesidades sanitarias “a causa de la elevada transmisibilidad de las nuevas variantes”.

Los virus que causan el Covid-19 son, al igual que aquellos virus cuya información genética está basada en el ácido ribonucleico (ARN), altamente susceptibles de sufrir mutaciones. Otros virus que integran ADN tienen tasas de mutación más bajas, ya que existe un mecanismo de corrección de las sucesivas copias que se ocasionan cada vez que el virus se reproduce.

Las mutaciones, aleatorias, que se producen en cada mecanismo de replicación del virus, no tienen un objetivo en sí mismas. Se trata de meras alteraciones azarosas en la disposición de los nucleótidos (unidades que forman la secuencia genética del ARN), pero que pueden ser un éxito o un fracaso. Lo que determina que una mutación que haga más agresivo a un virus prospere es una mera aplicación de la selección natural.

Si un virus almacena demasiadas mutaciones pueden acabar resultando tantas que lo inhabiliten . El código genético es, por así decirlo, una especie de manual de instrucciones para la “fabricación” del virus y para su funcionamiento. Imagine que cada virus incorpora su propio manual de instrucciones fotocopiado del de su progenitor, pero con una fotocopiadora que puede aleatoriamente cometer errores. Quizás esos defectos sean tales que resulte ya imposible que esas instrucciones formen un virus efectivo, pero algunas modificaciones pueden crear variantes con plena capacidad para replicarse.

En ese caso, es la selección natural la que decide. Aquellos virus mutantes con más capacidad de contagio tendrán más oportunidades de replicarse, bien porque consigan mejores mecanismos para adentrarse en las células huésped o porque puedan adaptarse mejor al ambiente. Los virus con menor transmisibilidad terminarán por resultar minoritarios y, a la postre, desaparecer, de modo que acabarán imponiéndose las variantes más eficaces.

Según la última información, el riesgo asociado con la introducción y la transmisión comunitaria de las variantes que causan preocupación se ha incrementado del nivel alto al muy alto

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A lo largo de la pandemia de coronavirus, los laboratorios de virología de todo el mundo han ido identificando sucesivas alteraciones en el código genético, y han podido trazar una suerte de árbol genealógico de las diferentes variantes, de modo que pueden clasificarlas y conocer de qué anteriores mutaciones provienen.

Actualmente existen tres variantes que preocupan a los servicios sanitarios de Europa. “Mientras que la mayoría de las mutaciones emergentes no tendrán un impacto significativo en la propagación del virus, algunas mutaciones o combinaciones de mutaciones pueden proporcionar al virus una ventaja selectiva, como una elevada transmisibilidad o la capacidad para sortear la respuesta inmune del organismo huésped”, refiere el ECDC en su último informe, con fecha del 21 de enero. Esas tres variantes son las denominadas VOC 202012/01, la 501Y.V2 y la P.1. El ECDC pone el foco en ellas porque sospecha que pueden ser las causantes del aumento de contagios y el deterioro de la situación epidemiológica en aquellas zonas en las que han sido detectadas.

“Según la última información, el riesgo asociado con la introducción y la transmisión comunitaria de las variantes que causan preocupación se ha incrementado del nivel alto al muy alto”, señala el ECDC, por lo que pide que los países estén preparados para una respuesta sanitaria eficaz.

Tres variantes que conviene conocer

Estas son las tres “versiones mejoradas” del virus del Covid-19 sobre las que Europa tiene puesto el foco:

  • VOC 202012/01. Fue identificada por primera vez en el sur del Reino Unido en diciembre del pasado año. Comúnmente se la ha denominado como “cepa británica”. Desde entonces se ha convertido en la variante predominante en el Reino Unido. Aunque aún no existe una certeza absoluta, los científicos sospechan que ha ocasionado un aumento significativo de la transmisibilidad, contribuyendo a elevar la incidencia, las hospitalizaciones y la presión sobre el sistema sanitario. No hay evidencias (pero sí alguna sospecha) de que esta variante cause un agravamiento de la enfermedad, ni que afecte más a algunos grupos sensibles; sin embargo, a causa del aumento de contagios, el Reino Unido ha notificado en este mes de enero la mortalidad diaria más elevada desde el inicio de la pandemia. También en Irlanda se ha detectado una circulación local de esta variante y el país ha registrado un aumento del número de hospitalizaciones. Esta variante ha sido detectada en España, también en Asturias.
  • 501.V2. Fue inicialmente detectada en Sudáfrica en diciembre de 2020 y es ahora mismo la variante predominante en ese país. Parece evidenciar una mayor transmisibilidad, pero al contrario de la “cepa británica” puede causar un agravamiento de la enfermedad. Ahora mismo, esa variante está identificada en 10 países europeos. En Francia y el Reino Unido el virus se ha detectado en personas que no habían viajado al extranjero, lo que evidencia cierta transmisión comunitaria. No obstante, la mayor parte de los casos reportados en Europa de esta variante han estado vinculados a viajes al extranjero, aunque no todos a Sudáfrica.
  • P.1. Ha sido identificada en Brasil. También en Japón y Corea del Sur, aunque en viajeros procedentes de Brasil. No se han detectado por ahora casos en Europa.

El temor a que estén aquí y no se detecten

Uno de los riesgos que expresan los epidemiólogos europeos es que debido a una baja secuenciación del virus en la mayor parte de los países europeos se esté subestimando la presencia de estas variaciones en sus territorios. El ECDC establece que es “muy alto” el riesgo de que se produzca una transmisión comunitaria de estas variantes, lo que incrementará el número de hospitalizaciones y fallecimientos. Por eso reclama un endurecimiento de las intervenciones no farmacéuticas (NPI) para evitar su transmisión: es decir, más restricciones, medidas de control e higiene que eviten contagios. De ahí que esta recomendación, justo cuando la mayor parte de los países ya están elevando al máximo las limitaciones para combatir la tercera ola, abra un escenario de incertidumbre de cara a las próximas semanas.

Las opciones de respuesta

El ECDC pide a los países miembros que monitoricen bien cada cambio de incidencia local tratando de detectar la circulación de las nuevas variantes. Para ello, será necesario incrementar el número de muestras de virus secuenciadas genéticamente y así poder identificar qué mutaciones presenta.

Otra opción es incrementar las medidas de control y las restricciones incluso haciéndolas más estrictas que las actuales, advierte el ECDC. Dado que las campañas de vacunación se prolongarán durante meses, las autoridades epidemiológicas europeas advierten a los países de que habrán de ser muy cautelosos a la hora de relajar las restricciones, y avisa a las autoridades sanitarias para que se preparen a tomar medidas más severas.

También recomienda el ECDC que se eviten los viajes no esenciales y que se apliquen test y cuarentenas a los viajeros procedentes de países sospechosos.

Personal sanitario atiende a un paciente de coronavirus.

Preocupación en la red sanitaria española

La posible incidencia de las nuevas variantes preocupa en los hospitales españoles, donde en algunos casos ya se achacan a la variante británica hasta un 20 por ciento de los nuevos casos de covid-19, como en Cantabria o en la zona norte de Madrid. Aunque el ministerio de Sanidad únicamente considera confirmados 205 casos, los laboratorios autonómicos ya anticipan un aumento de la presencia de la llamada “cepa británica”, la variante VOC 202012/01.

En el caso de Asturias, según informó el pasado jueves el director general de Salud Pública, Rafa Cofiño, de 41 muestras enviadas a los laboratorios de virología procedentes de casos derivados de los primeros confirmados como contagiados con la variante británica, el 50 por ciento de ellas resultaron ser de virus con esa mutación. Cofiño destacó que aún no está claro si esa proporción se debe a una intrínseca mayor transmisibilidad de la variante o a una mayor actividad social de los contagiados.

Cóctel explosivo para una cuarta ola

El temor está en la combinación de una mayor presencia de las mutaciones más agresivas y una aún baja inmunidad colectiva obtenida mediante las vacunaciones. De hecho, el ECDC no descarta que la actual vacuna pueda resultar menos eficaz frente a alguna variante del SARS-Cov-2. Esa situación podría provocar una cuarta ola en primavera que también conllevaría una elevada incidencia, haciendo que la pesadilla del Covid-19 esté lejos aún de superarse a corto plazo.

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