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El estreno del cierre de Lena deja a Pajares con apenas medio centenar de esquiadores

Los establecimientos hosteleros de parada habitual hacia la estación han visto caer sus ventas un 80 por ciento con la pandemia

Uno de los pocos esquiadores que ayer fueron a Pajares llega a la zona baja de la estación. | Julián Rus | A. VELASCO

Buen tiempo. Buena nieve. Pistas bien pisadas. Una jornada que en condiciones normales hubiera llenado la estación de Pajares apenas dejó medio centenar de esquiadores. El cierre perimetral que ayer estrenaba el concejo de Lena se hizo notar tanto en el complejo invernal como en otras localidades como Campomanes, pueblo habitual de parada a la ida o a la vuelta y donde ayer apenas unos vecinos tomaban un café en la terraza de uno de los establecimientos habituales de “repostaje”.

El municipio lenense se sumó ayer al listado de concejos que en las cuencas mineras ya están sujetos al cierre perimetral, y al que hoy se añadirá otro, Aller. Curiosamente ambos, que han sido de los últimos en caer en cifras alarmantes en esta tercera ola del coronavirus, comparten otra peculiaridad: tienen una estación de esquí en su territorio. Aunque Fuentes de Invierno sigue cerrada mientras se mantiene la búsqueda de Virgilio García, arrastrado por un alud en la carretera de San Isidro, Valgrande-Pajares mantiene sus pistas operativas. Pero ayer, primer día de cierre, lo hizo para apenas 50 personas a pesar de que el aforo es de 1.200 usuarios.

El complejo invernal lenense es ahora la única estación abierta en Asturias. Durante muchas jornadas llenó el cupo máximo permitido por el Principado, y la demanda de los usuarios sobrepasaba con creces a la oferta. Pero los cierres perimetrales han ido cambiando las tornas. A medida que los grandes concejos se iban viendo sometidos a las restricciones, la afluencia en la estación iba cayendo. Hay que tener en cuenta que el grueso de usuarios asturianos del complejo llegan desde Oviedo, Gijón y Avilés. Y uno a uno, estos territorios se fueron cerrando. Ahora, con el propio municipio lenense clausurado, solamente pueden subir a esquiar sus vecinos y los deportistas federados, que a fecha de ayer eran medio millar. Eso dejó la estación prácticamente vacía en la jornada de ayer, día laborable en mitad de semana. Apenas medio centenar de personas aprovechó la nieve. Una tendencia que se podría mantener estos días.

Manuel González, a la puerta de su negocio, con varios clientes en la terraza.

Y la consecuencia de esto también es dura para el sector de la hostelería, uno de los más castigados. Es el caso del asador-parrilla Campomanes, que se ubica en la localidad homónima y que suele ser un lugar de parada para los esquiadores cuando suben o bajan de la estación. “Estamos muy fastidiados y cada vez se lleva peor esta situación”, confiesa Manuel González. “Normalmente tenemos muchos clientes de Oviedo y de Gijón que van a esquiar, pero ahora ves que pasan y no paran. Ahora apenas vienen los vecinos del pueblo, y gracias”, señala este hostelero que lleva media vida al frente de un negocio que llegó a tener siete empleados en plantilla y en el que hoy solo siguen él y su mujer.

“Ya con el primer confinamiento tuvimos que decidir dejar de dar comidas, porque no era rentable, y ahora tenemos que apañarnos con los cafés o las consumiciones que vendemos para ir tirando”, apunta González, que explica que desde marzo del año pasado las ventas cayeron un 80 por ciento. Es la segunda crisis que atraviesa después de la de 2008, que les pegó fuerte. “Llevamos muchos años y aquello fue muy duro, y ahora nos llega este varapalo que no sabemos lo que va a durar”, apunta.

Mientras en su terraza, amplia y a cubierto, unos vecinos toman su café mañanero, Manuel González mira hacia la carretera. Y ve pasar los coches a los que el cierre perimetral deja sin parada.

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